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Los rasgos arquitectónicos más característicos de la Catedral de Segovia son la esbeltez, la belleza y la elegancia. De ahí que sea conocida como la Dama de las Catedrales, denominación acuñada por quien fuera cuarto presidente de la Primera República española, Emilio Castelar.
Construida entre los siglos XVI y XVIII, la Santa Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Frutos es una de las catedrales góticas más tardías de Europa. Cuando se trazaron sus planos, en pleno siglo XVI, la arquitectura imperante era ya la renacentista. En ella predomina, pues, un estilo gótico tardío con rasgos renacentistas, mientras que en algunas capillas y obras del interior afloran el barroco y el neoclásico.
33 metros
de altura mide la torre campanario de la Catedral.
55 metros
es el ancho.
105 metros
de longitud.
El templo consta de tres naves dispuestas en planta de cruz latina. Tiene, además, capillas laterales, crucero con ábside semicircular, cabecera con girola y capillas radiales. El claustro y la torre completan el conjunto.
Su diseño corresponde al arquitecto Juan Gil de Hontañón y al fabriquero Juan Rodríguez, que plantearon una cabecera con girola de cinco capillas radiales, pentagonales y dos cuadradas al principio. Cuando Rodrigo Gil de Hontañón, sucesor de su padre, murió en 1577, el trazado de la girola estaba concluido. Una nueva fase cerró las bóvedas y los últimos tramos bajo la dirección de varios arquitectos, como Rodrigo del Solar y Pedro de Brizuela. Esos tramos postreros se cubrieron ya en 1671. A lo largo de todo el proceso constructivo, se respetaron las trazas primitivas. Algunos diseños rococós, enmarcados en nervaduras doradas, muy variados, otorgan un aire alegre, festivo y ligero al circuito de la girola, lo que a su vez favorece la sobriedad arquitectónica.
La cúpula del crucero fue la última parte construida del templo. El encargado de cerrarla, Francisco de Viader, siguió las trazas de Rodrigo Gil de Hontañón en las naves y el proyecto previo de cimborrio del maestro Brizuela, fechado en 1630, pero jugando con el nuevo estilo de la segunda mitad del siglo XVII, el barroco. El objetivo era sintonizar la armonía y la integración de la cúpula semiesférica elevada en un tambor cilíndrico sobre pechinas. En las pechinas del interior se representan los cuatro evangelistas; en el exterior, el tambor cilíndrico se oculta tras una crestería que corona el cuerpo cuadrado y cuatro botareles replican los que se sitúan en el cuerpo octogonal de la torre. La altura inicial del crucero fue rebajada para no comprometer su estructura, circunstancia que preocupaba mucho tras el derrumbe de esta estructura en las catedrales de Burgos y Sevilla.
La Catedral de Segovia tiene tres puertas. La de San Geroteo está dedicada al primer obispo de la diócesis de Segovia. La de San Frutos, entrada habitual dedicada al patrón de la diócesis y advocación de la Catedral, fue concebida en granito y no se terminó hasta 1633. Presenta dos cuerpos: el superior, aderezado con dos columnas de estilo corintio, y el inferior, compuesto por cuatro columnas de estilo dórico sobre las cuales se alza un frontón triangular.
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Una imagen de san Frutos corona el nicho central del segundo cuerpo. Por último, la puerta de Santa María o del Perdón se abre en la fachada principal, orientada a poniente. Está flanqueada por dos puertas laterales menores coronadas con arcos trilobulados. En el parteluz de la portada destaca la imagen de Nuestra Señora, procedente de la antigua Catedral. Hacia el exterior se abre el enlosado. Pináculos, leones coronados o leones con escudos rematan los muros que separan este amplio espacio de las calles.
El coro se encuentra frente al altar mayor. Procede de la Catedral antigua, para la que fue concebido, obra de los tallistas Pedro de Palencia y el maestro Juan, que lo tallaron entre los años 1458 y 1463. De este coro es característica la inclusión de las sillas destinadas al rey Enrique IV y la reina Juana de Portugal, junto a la del obispo, que se encuentra presidiendo el conjunto del coro. Actualmente, cuenta con 116 sillas organizadas en dos niveles. Los entalladores Juan Gil y Jerónimo de Amberes fueron los encargados de encajar la sillería en la nueva Catedral tras el traslado, aunque añadieron nuevas sillas. Es de estilo gótico, tiene decoración geométrica en los respaldos, aderezada por doseletes dispuestos sobre finas columnas y con tracería calada. Hacia el centro del coro se encuentra el facistol, atribuido al entallador Juan Rodríguez y asentado sobre un bello pie renacentista exornado de trofeos.
Los órganos, suntuosos, completan el coro. El de la Epístola es obra de Pedro de Liborna Echevarría y fue fabricado en 1702. El del Evangelio data de 1769, con diseño de José de Echevarría , nieto de Pedro de Liborna. Una reja barroca, forjada en Elgoibar (Guipúzcoa) por Antonio de Elorza y colocada en 1729, cierra el coro.
Une el coro con la Capilla Mayor, que cuenta con distintas losas de varios obispos de Segovia. En ella hay un púlpito de mármol barroco sobre pedestal. Procede del antiguo monasterio de San Francisco de Cuéllar.
Es uno de los espacios más importantes de la Catedral, lugar de celebración de la eucaristía en las solemnidades. Situada en la cabecera, tiene un presbiterio en el que se disponen los elementos necesarios para la celebración litúrgica:altar, ambón, cátedra del obispo y sitiales de los celebrantes. En ella destaca la bóveda de crucería de planta cuadrada resuelta con arcos ovales, dobles terceletes en ambas direcciones y cuarenta y cinco claves.
El retablo mayor fue diseñado por el arquitecto de origen italiano Francisco de Sabatini y se compone de dos cuerpos de diferentes alturas. En el inferior hay cuatro grandes columnas de fuste liso y capitel jónico, una hornacina en la que está la Virgen de la Paz, procedente de la antigua Catedral. A ambos lados, dos grandes imágenes barrocas representan a san Frutos y san Geroteo. Sobre este cuerpo, se dispone otro más pequeño en el que se ubican otras dos tallas de los santos segovianos Valentín y Engracia, hermanos de san Frutos.
Veinte capillas jalonan la nave central de la Catedral de Segovia. Comenzando por la puerta de San Frutos, hacia la derecha, siguen este orden: capilla de la Piedad, capilla de San Andrés, capilla de San Cosme y San Damián, capilla de San Gregorio, capilla de la Concepción, capilla de San Blas, capilla del Cristo Yacente, capilla de Santa Bárbara, capilla de Santiago Apóstol, capilla del Cristo del Consuelo, capilla de los Cabrera, capilla del Santísimo o de los Ayala Berganza, capilla de San Pedro, capilla de San Ildefonso, capilla de San Geroteo, capilla de San Frutos, capilla de San Antonio de Padua, capilla de Nuestra Señora del Rosario, capilla de San José y capilla de San Antón.
Al reputado arquitecto Juan Gil de Hontañón, primer maestro de obras de la Catedral de Segovia, solo le dio tiempo a imaginar y diseñar las trazas del que sería gran proyecto arquitectónico y espiritual de la Segovia de la Edad Moderna, porque murió el 4 de abril de 1526, solo diez meses después de la colocación de la primera piedra del nuevo templo. El Cabildo confió en él porque ya había trabajado en la cabecera de la vieja Catedral. Maestro de obras de la Catedral de Salamanca desde 1512, el 7 de mayo de 1524, Gil de Hontañón firmó el contrato. Ya había presentado las trazas del nuevo templo al Cabildo, que le remuneró con un salario de 40.000 maravedíes al año y 100 más por cada día de trabajo.
La muerte de Juan Gil de Hontañón, a los cincuenta y seis años, supuso un serio revés para las obras del templo segoviano, que debían continuar, pero a las pocas semanas el Cabildo nombró maestro de obras a Rodrigo Gil de Hontañón, hijo de Juan, que siguió contando con el apoyo de García de Cubillas, el aparejador, y el trabajo realizado por el canónigo fabriquero Juan Rodríguez, trascendental para el desarrollo de la obra.
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