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Ana Domínguez Andrés ha tenido que despedirse de su querido laboratorio en San Diego, en el Sanford Burnham Prebys Discovery Institute, para teletrabajar. Fue una de las primeras medidas que se tomaron allí para evitar la propagación del Covid-19. Y es que California, con una comunidad asiática muy amplia, tomó cartas en el asunto mucho antes que otros estados. «Aquí en California a principios de marzo se cerraron escuelas, restaurantes, centros de investigación, incluido el mío... Y actualmente está todo cerrado, hasta las famosas playas californianas, salvo cosas de primera necesidad como supermercados y farmacias», señala la palentina, que se mudó hace pocos meses desde Nueva York a San Diego con su pareja –también científica– y sus tres perros.
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De momento pueden salir las familias a pasear, también a las mascotas y a hacer deporte, aunque es obligatorio llevar mascarilla y guardar la distancia de seguridad. «La sociedad americana vive para trabajar y promover el famoso 'Stay at home' implica un paro de la economía del país. El número de personas que aquí viven al día y sin seguro médico es altísimo», reconoce Ana Domínguez. «Ya empiezan a poner cartas sobre el asunto porque la cantidad de contagiados aumenta y el gasto sanitario será tremendo. Una persona contagiada con coronavirus tendrá que pagar una factura de 30.000 dólares y, si fuera mi caso, que cuento con muy buen seguro médico proporcionado por mi empresa, tendría que pagar 3.000 dólares».
«Para mí lo preocupante es que la venta de armas se ha disparado, y esto es un verdadero problema a la hora de enfrentarse a un confinamiento de muchos meses», advierte la palentina, que tenía pensado venir a Palencia en julio –como ya hizo el año pasado–, pero que dejará el viaje para otra ocasión. «Me imagino que costará bastante tiempo volver a la situación normal en la que nos encontrábamos, y también después de estar estas semanas sin trabajar, cuando termine esto no podré ni salir del laboratorio», reconoce.
Siempre ha mantenido mucha comunicación con su familia, pero, desde la llegada del coronavirus, está aún más en contacto con los suyos. «Cuando les llamo intento hablar de otras cosas, porque tampoco creo que sea bueno para la salud mental estar todo el día hablando de lo mismo. Pero, a pesar de eso, es el tema de conversación por excelencia. Yo les noto muy preocupados, también porque tienen más información que yo, que, al fin y al cabo, solo leo los periódicos», afirma. Ellos, a los suyos, es lo que más echa de menos de su ciudad, de Palencia, sobre todo a sus sobrinos, Alejandra y Marcelo. «Siempre vivo la vida de mi familia por 'FaceTime', como por ejemplo cumpleaños u otros acontecimientos», cuenta.
Consejos y recomendaciones
Carmen Barreiro
Las medidas en su trabajo comenzaron a finales de febrero, cuando les avisaron por correo electrónico de las decisiones internas que se tomaban, como cerrar la cafetería y los espacios comunes o la suspensión de los congresos científicos y conferencias a nivel mundial.
«Pasamos de hacer las reuniones semanales en una sala para veinte personas a hacerla en un auditorio con capacidad para 200. Luego nos comunicaron que teníamos que hacer diferentes horarios para no solaparnos en el laboratorio, así que íbamos a trabajar por turnos. ¡Algo rarísimo en ciencia, porque siempre sabes cuando empiezas, pero no cuando terminas!», explica. Al final se ordenó el cierre completo del centro, salvo un grupo de virología, centrado en el estudio en profundidad del Covid-19.
Domínguez estudió Biología y Bioquímica en Pamplona para posteriormente trabajar en distintos proyectos en Barcelona sobre regulación del ciclo celular y el cáncer de colon. Pamplona –con un proyecto de leucemia mieloide aguda– fue su siguiente destino. De allí se mudó a Edimburgo y posteriormente dio el gran salto a Nueva York para estudiar un proyecto de cáncer de próstata. Actualmente, ya en California, sigue trabajando sobre el mismo proyecto.
«A nivel mundial hay una carrera contrarreloj para desarrollar una vacuna contra el Covid-19. Yo no soy muy optimista en el desarrollo de esta en unos meses porque, de normal, necesitas más tiempo para desarrollarla, testarla en modelos animales y luego pasar al humano. A corto plazo, veo más eficaz los avances que están haciendo en la creación de fármacos que ayudan a mejorar la sintomatología de los pacientes», advierte la científica palentina.
«Ya se sabe que el Covid-19 es de origen natural y no es un producto de la ingeniería genética producido en un laboratorio, eliminando así todas las teorías maliciosas que han circulado por las redes estos meses. A mí lo que verdaderamente me preocupa es saber dónde ha desarrollado el virus su patogenicidad, si en el humano o en el animal. Si el virus ha evolucionado a su estado patógeno a través de la selección natural en un huésped no humano, es decir en un animal y luego habría saltado a las personas, esto aumenta la probabilidad de brotes futuros, ya que la cepa del virus que causa la enfermedad aún podría estar circulando entre la población animal y podría volver a saltar a los humanos», argumenta Ana Domínguez, que se ha apuntado a una lista para realizar ella los test del Covid-19 en caso de que los sanitarios se vean desbordados. «Aún no lo estamos haciendo porque la sanidad en San Diego no está colapsada, pero en caso de que me necesitasen, sería hacer un PCR, una técnica muy fácil para saber el resultado en un par de horas», argumenta, antes de ponerse sobre un proyecto en el que trabaja desde que está confinada en casa.
Los expertos
Doménico Chiappe
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