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El burgalés Adolfo García Sastre dirige el Instituto Global de Salud y Patógenos Emergentes en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, uno de los centros de investigación más reconocidos a nivel internacional. Hace poco más de un año, era investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Burgos. Se trata de uno de los expertos en virus respiratorios más prestigiosos a nivel mundial y su trabajo se ha centrado, sobre todo, en la gripe. En estos momentos, el coronavirus es el objeto de sus investigaciones y trabaja para saber qué factores influyen en su evolución y cómo combatirlo. Con trece casos confirmados en Castilla y León, el virógolo responde a las dudas que más preocupan a la población a pie de calle.
-Usted que es experto en el estudio de la gripe, díganos ¿en qué se parece y en qué se diferencia del coronavirus?
-Es tan parecido a la pandemia de la gripe como que surge de un animal, en el caso de la gripe de las aves, también se parece en la sintomatología que provoca y en que se transmite de forma parecida, pero difieren en que es un virus nuevo y no hay inmunidad desarrollada en la gente ni vacuna. Lo que ha ocurrido con el coronavirus no tiene precedente en los últimos cien años.
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-¿Se sabe a ciencia cierta cómo se contagia o se van tomando medidas en base a otros virus conocidos?
-El detalle sobre qué tamaño exacto tiene la gota o cuánta cantidad se transmite por cada gota lo desconocemos todavía, pero sí se sabe que es un virus respiratorio y que se contagia como tal. Esto quiere decir que se transmite a través de ojos, nariz y boca si llega directamente una secreción o que si tocamos una superficie contaminada y nos llevamos las manos a la cara podemos contagiarnos. Por eso es muy importante lavarse las manos, siempre, frente a este y a otros virus.
-¿Es realmente eficaz el uso de mascarillas por parte de la población?
-En realidad no, porque un virus es aun más pequeño que una bacteria, eso hace que los filtros de una mascarilla corriente no sean eficaces para frenarlo. Además, la mascarilla deja al descubierto los ojos. Para que previniera debería ser una mascarilla especial, pero esas no se encuentran en cualquier parte y además dificultan la respiración, no podríamos llevarla puesta siempre. Ahora personas que tengan un catarro si llevan mascarilla secretarán menos y sí será más eficaz, pero que la lleve la población sana no tiene mucho sentido.
-¿Cree que el coronavirus ha venido para quedarse o desaparecerá?
-No lo sabemos con certeza. Pero, por cómo se comporta no desaparecerá, porque creo que se transmite eficientemente y es difícil su contención. Es muy complicado detectar a las personas infectadas cuando empiezan a transmitir. Además, todo el mundo es susceptible porque no hay inmunidad al tratarse de un virus nuevo, por tanto hay más población sensible que con la gripe por ejemplo. Si observamos a otros coronas que han estado circulando durante muchos años y que causan un resfriado común, existe mucha gente ya resistente a ellos porque ya han sido expuestos, pero siguen circulando y es lo que creo que pasará con este virus.
-¿Se convertirá en una enfermedad común entonces?
-Seguirá circulando hasta que cada vez más gente se exponga a él y entonces solo podrá circular en gente sin inmunidad, la mayor parte será esa gente que nazca después de este año, por lo que se convertirá fácilmente en un virus que sea común entre niños y adolescentes, pero que infecte menos a la parte adulta, porque la parte adulta dentro de 20 años ya habrá estado expuesta. No son malas noticias porque en niños la proporción de enfermedad severa es muy baja o casi inexistente, lo cual quiere decir que las consecuencias en salud serán menos graves que las que estamos viendo ahora.
-Esto es llamativo porque, a priori, parece que los niños podrían ser más vulnerables a la enfermedad.
-Bueno no lo sabemos con total seguridad, pero no es cierto que los niños sean más vulnerables. Es al revés, en general tienen menos enfermedad severa cuando ven por primera vez un virus y hay muchos ejemplos, como el sarampión, que es más grave entre adultos que entre niños. El cuerpo de niños y adolescentes aguanta más los episodios respiratorios fuertes y la fiebre alta sin caer en una enfermedad en la que sea necesario hospitalizar. Los niños son más susceptibles a enfermedades víricas a infección, porque tienen menos inmunidad, pero son menos susceptibles a enfermedad severa que un adulto.
Adolfo García Sastre considera que no se debe generar una alarma innecesaria, pero señala que «tampoco se puede decir que es como una gripe y restarle importancia». En este sentido, García explica que la tasa de mortalidad con la gripe es de 0,1% al año «y no se le presta mucha atención, pero son medio millón de personas y ya causa muchos problemas en los hospitales». Según García, el coronavirus tiene una tasa más elevada «pero es dificil cuantificarla de momento porque hay muchas personas infectadas que no son diagnosticadas porque no tienen síntomas severos, pero eso no quiere decir que no transmitan el virus».
Por este motivo, argumenta que el verdadero problema no es la cifra de víctimas mortales, sino el posible colapso de los centros sanitarios si se producen muchos contagios en poco tiempo y ahí radica para él la importancia de respetar ciertas medidas de contención que ralenticen la propagación del virus. «Aunque tuviera la misma tasa que la gripe estacional, si se infectan más personas habrá más casos severos, no porque su tasa sea mayor, sino porque hay más, eso quiere decir que habrá más dificultad hospitalaria para atender a un mayor número de enfermos en menos tiempo y aún no sabemos el alcance del coronavirus, ni si se va a poder atender a todos los casos que presenten enfermedad severa».
También lanza un mensaje de tranquilidad: «No es para preocuparse mucho a nivel personal sobre las consecuencias de la infección, a no ser que estés en un grupo de riesgo, pero eso es exactamente igual que con la gripe». Según García, «una persona adulta saludable no debería preocuparse especialmente por este virus, pero sí respetar las medidas de contención que ralentizan la transmisión, para favorecer que los hospitales no se colapsen y así poder tratar a todos los enfermos».
-¿Son efectivas las medidas de contención?
-No podemos saberlo, pero las medidas de contención harán que el virus se transmita más lentamente, entonces hay que poner las más adecuadas que puedan frenar la transmisión sin causar una disrupción social. Esto quiere decir que no hay que extremarlo hasta un punto muy drástico. Incluso con medidas drásticas como prohibir a la ciudadanía salir a la calle por ejemplo, evitaríamos la transmisión durante un tiempo, pero el virus seguirá estando en el mundo. Por eso, lo mejor es aplicar medidas que logren ralentizarlo.
-Ya tenemos cuatro positivos por coronavirus en Burgos, ¿irá a más o ya hemos pasado lo peor?
-Estamos en el principio, son cuatro diagnosticados, no conozco todos los detalles, pero lo han adquirido a través de otra persona que no tenía síntomas o los tenía leves. Eso quiere decir que ha habido más casos que han pasado desapercibidos y todavía aumentará el número. La infección empezará a frenarse cuando llegue la temporada de primavera y verano porque es una medida natural de contención para virus respiratorios, por la temperatura y el ambiente da lugar a que se transmitan peor. Lo que pasará es que aumentarán los casos y disminuirán cuando llegue el buen tiempo y depende cuánta gente haya sido infectada antes del verano, será más o menos grande la segunda onda, que vendrá en el próximo invierno.
-¿Es posible entonces que se pueda pasar una enfermedad leve por coronavirus y no llegar a saberlo nuca?
-Sí y, de hecho, esto ya está ocurriendo, gente infectada que ni siquiera sabe que ha sido infectada. Esa gente es muy difícil que vuelva a contagiarse y, si lo hiciera, sería de forma más leve.
-¿Cuánto tiempo se tarda en desarrollar una vacuna?
-La vacuna lleva tiempo por los ensayos clínicos en humanos. Hay que tener en cuenta que las vacunas no solo tienen que ser eficaces, sino poder ser producidas fácilmente en cantidades necesarias para ser usadas. Dentro de poco, tres o cuatro vacunas van a empezar con ensayos clínicos en humanos, pero tardan en salir porque se necesita saber que la vacuna no causa efectos adversos. Hay que hacer estudios durante un mes y luego otro estudio más amplio donde se comprueba que es eficaz en otro grupo de gente, utilizándola y haciéndoles un seguimiento durante varios meses para comprobar que no se infectan. Y todo eso lleva tiempo, solo desde los ensayos hasta que se sabe que efectivamente se puede utilizar son al menos seis meses.
-¿Qué mensaje le puede transmitir a la gente que nos está leyendo?
-Si no estás dentro de los grupos de riesgo, no debes preocuparte. Es fácil que tarde o temprano seas infectado y es fácil que tengas una enfermedad leve. Sin embargo, cualquier tipo de precauciones, como lavarse las manos o no propagar una enfermedad si tienes una enfermedad respiratoria, son fundamentales. No es muy preocupante, solo precaución para evitar transmitirlo o que te lo transmitan. Es fácil que se adquiera. Si estás en grupo de riesgo, debes tener más cuidado, ahí hay que poner más medidas para evitar que las personas en riesgo puedan ser infectadas. De riesgo son personas inmunodeprimidas, personas con enfermedades crónicas o ancianos. Es el sector que debe estar más protegido, pero tampoco quiere decir que vayan a desarrollar una enfermedad severa.
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