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«El programa lleva muchos años funcionando (desde 2006) y ha funcionado muy bien a pesar de este hecho gravísimo que lamentamos profundamente y que ha conmocionado a los estudiantes que viven en este bloque de apartamentos», explicó ayer la vicerrectora de Estudiantes de ... la Universidad de Valladolid (UVA), María Ángeles Sobaler, quien defendió «la implicación y el compromiso» de los cuatro universitarios que conviven en el inmueble de la calle Feliciano Escudero, a las puertas del Campus Miguel Delibes, donde el miércoles fue hallado el cuerpo sin vida de Ricardo Velasco, el inquilino del tercero, que llevaba dos meses fallecido.
Testimonios de vecinos
«No podemos cargar a los estudiantes con la responsabilidad de lo ocurrido, cuando lo cierto es que ellos mismos han avisado en innumerables ocasiones de posibles situaciones de riesgo y de que esta vez informaron en enero de que no se veía movimiento en esa casa», añadió la responsable del programa de convivencia intergeneracional de la UVA y la Sociedad Municipal de Suelo y Vivienda (Viva), quien atribuyó a un «cúmulo de circunstancias el tiempo transcurrido» hasta la localización del cuerpo del hombre. «Inicialmente se pensó que podía estar de vacaciones navideñas (siempre estuvo al corriente del pago del alquiler)», lamentó.
24apartamentos conforman el bloque municipal de la calle Feliciano Escudero, 20. Cuatro universitarios ocupa tres de los pisos y conviven allí con mayores de 65 años. Los jóvenes pagan alquileres de 150 euros al mes y el de los mayores ronda los 270 euros.
Las obligaciones del alumnado universitario. Los estudiantes asumen en sus contratos de alquiler por curso una serie de obligaciones y son sometidos a una evaluación anual por una comisión de seguimiento de la UVAy Viva.
Guardia localizada. Estar en situación de guardia localizada (en la ciudad), dejando un teléfono de contacto en el que pueden ser requeridos por los residentes los siete días de la semana, excepto en vacaciones. Podrán establecer un turno rotatorio para las guardias (se exponen en el tablón de anuncios).
Actividades de apoyo. En horario de 9 a 21 horas. Fuera de este horario solo atenderán situaciones de emergencia. Pueden ser acompañamientos (al médico, centro de día...) o ayudas en cuestiones domésticas.
Actividades comunitarias. Para fomentar la buena convivencia entre los residentes.
Pero lo ocurrido en este inmueble de titularidad municipal, en el que cuatro universitarios conviven con personas mayores de 65 años que ocupan 21 de los 24 apartamentos, ha llevado a la Universidad y a Viva, de la mano de la Concejalía de Urbanismo, a fijar una reunión para «revisar los protocolos de intervención de los propios estudiantes con las personas mayores e instituciones a la hora de intentar agilizar la ayuda ante este tipo de situaciones».
María Ángeles Sobaler, al igual que el concejal Manuel Saravia, recordó que «no se trata de apartamentos tutelados» y apuntó a que «los estudiantes no pueden entrar en la casa de nadie, ya que uno de los puntos fuertes de este programa es que las personas mayores gozan de una absoluta libertad».
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El papel de los estudiantes afincados en el bloque (hay cinco inmuebles en la ciudad con programas idénticos de convivencia), que ellos mismos asumen al solicitar el alquiler de estos pisos, pasa por «fomentar la buena relación entre los vecinos, intentar que los mayores realicen actividades y ofrecerles su ayuda cuando lo requieran». Los universitarios, prosiguió la vicerrectora, «deben informar a los inquilinos de la existencia de actividades adecuadas para ellos en centros cívicos, por ejemplo, y les acompañan en ocasiones para que acudan a ellas o al médico si tienen consulta». Eso además de celebrar reuniones con «cierta periodicidad» en las que los vecinos (la asistencia es voluntaria) pueden trasladarles sus inquietudes.
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Su actividad se evalúa una vez al año en una comisión de seguimiento a tres bandas, integrada por funcionarios de la UVA, Viva y la Concejalía de Urbanismo. «La última se celebró en septiembre y precisamente se valoró muy positivamente por todas las partes el compromiso e implicación de los universitarios de este inmueble», situado en el número 20 de la calle Feliciano Escudero (antigua Rector Luis Suárez), una perpendicular al paseo de Belén con vistas al campus universitario.
«Estamos ante un caso excepcional, que ha causado una gran conmoción en los estudiantes, que conocían al fallecido, pero aquí el problema ha sido el mismo que sufre la sociedad ante los casos de mayores que viven solos, como es el hecho de no haber interpretado bien, todos, las señales de que algo no iba bien en el piso de este hombre», incidió la vicerrectora de Estudiantes antes de aclarar que la Universidad «investigará lo ocurrido para buscar fórmulas que nos permitan evitar que se produzcan otros casos tan desgraciados como este».
La institución académica insistió en mostrar su «respaldo absoluto» a los universitarios del bloque de la calle Feliciano Escudero. «Están muy afectados por lo ocurrido, ya que era una persona conocida, y lo sienten profundamente», reiteró María Ángeles Sobaler, quien sostuvo que a ellos, en cualquier caso, «no podemos hacerles responsables de lo ocurrido cuando la realidad es que aquí se han dado una serie de circunstancias concurrentes que escapan de su responsabilidad».
El concejal de Urbanismo, Manuel Saravia, también consideró que este programa de convivencia, creado en 2006 y por el que once estudiantes conviven a día de hoy con cerca de un centenar de personas mayores en cinco inmuebles de alquiler municipales, «está funcionando bien en líneas generales» y añadió que, «aunque podemos revisar el protocolo ante este tipo de circunstancias con el fin de detectar las señales y agilizar la llegada de la ayuda, es positivo que se mantenga». Las dos instituciones valorarán las medidas a adoptar siempre «dentro del marco de respetar la libertad y privacidad de las personas mayores».
Ricardo Velasco, de 71 años, el inquilino del tercero del bloque de convivencia de la calle Feliciano Escudero, no le conocían demasiado sus vecinos. Llegó allí el 22 de enero de 2016 y la mayoría coincidían en que se relacionaba poco. «Creo que estaba separado, pero no sé mucho más», recordaban el jueves los residentes, una de las cuales, Francisca, avisó el día anterior de que llevaban tiempo sin verle (desde finales de diciembre) y facilitó el hallazgo de su cuerpo en el baño del piso. Ricardo, en efecto, estaba separado y sus dos hijos, al parecer, llevaban más de 20 años sin tener noticias de él. Tanto es así que ni siquiera sabían que vivía en este edificio. Los dos se enteraron de que era así al recibir la notificación de su fallecimiento. Ayer acudieron a Viva a interesarse por lo ocurrido y recoger los enseres de su padre.
«Intentaremos poner en marcha un protocolo de intervención para facilitar el acceso a las viviendas ante cualquier signo de emergencia con medidas que, en cualquier caso, no carguen toda la responsabilidad sobre los estudiantes y no sean invasivas con los mayores», concluyó la vicerrectora.
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