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No era la primera vez que su hija, afincada en Barcelona, alertaba a los servicios de emergencia al no poder contactar por teléfono con su padre, Félix, de 77 años, pero la ayuda en esta ocasión llegó tarde para este jubilado que vivía solo desde ... hacía casi un lustro en un domicilio de la calle Juan Bravo, cerca de la Circular. Su cuerpo sin vida fue localizado a media tarde de hoy martes tendido en el sofá de su vivienda del número 15. Un primer examen forense apuntó a que llevaba, al menos, cuatro días muerto y que falleció, según todos los indicios, por causas naturales.
La capital sumó así su última víctima de la soledad del año, una epidemia que se ha cobrado, al menos, una veintena de vidas con el denominador común de tratarse de personas de avanzada edad que vivían solas y que, en la mayoría de los casos, tardaron algunos días en ser encontrados sus cuerpos en sus casas. Félix pasó así a engrosar una interminable lista negra de fallecidos que invita, como mínimo, a la reflexión.
Los Bomberos, en este sentido, llevan meses alertando de los rescates casi diarios que llevan a cabo en domicilios de personas mayores que viven solas y a las que no siempre pueden ayudar a tiempo. Fue lo que ocurrió al filo de las cinco de la tarde de hoy en el inmueble situado en la esquina de las calles Juan Bravo y Vía, con entrada por el número 15 de la primera. Allí, una vez recibido el aviso de la hija de Félix, que informó de que no conseguía localizar a su padre por teléfono, acudieron inicialmente policías locales y bomberos, cuyos efectivos, al ver que nadie contestaba en el interior de la vivienda del segundo piso y que los propios vecinos confirmaron que llevaban «algunos días» sin ver a Félix, decidieron acceder con la escala a través del balcón.
Después encontraron el cuerpo sin vida del jubilado de 77 años tendido en el sofá del salón de su vivienda sin signos externos de violencia, algo que confirmarían después los forenses y policías nacionales. Así que, a falta de la autopsia, todo apunta a que el inquilino de la calle Juan Bravo murió por causas naturales. «Félix vivía solo, aunque mantenía un contacto regular con su hija (vía telefónica), que está en Barcelona, y solía salir a diario a pasear por el barrio», confirmaron sus vecinos antes de lamentar que ellos mismos «no sospecharon» que hubiera podido ocurrirle «algo malo».
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Los hosteleros del entorno confirmaron a los agentes que vieron por última vez al jubilado la semana pasada y el primer examen de su cuerpo confirmó que pudo haber fallecido «entre cuatro y cinco días antes», confirmaron fuentes de la investigación. Su cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal minutos antes de las siete de la tarde.
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