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Ricardo Velasco tenía 71 años y llevaba cuatro afincado en un piso de alquiler propiedad del Ayuntamiento situado a las puertas del Campus Miguel Delibes y en el que 21 mayores conviven con cuatro universitarios en el marco de un programa de convivencia impulsado por ... la propia Universidad de Valladolid (UVA).
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Ellos, en teoría y conforme a las condiciones del contrato, deben «propiciar espacios de encuentro y buena vecindad entre los arrendatarios» y «convertirse en canales de comunicación» con Viva, la sociedad municipal de suelo y vivienda. El caso es que no fueron los estudiantes sino una vecina la que el miércoles alertó directamente a Viva de sus temores sobre la situación de Ricardo, el vecino del tercero F, al que llevaban «tiempo sin ver» y en cuya casa llevaban semanas bajadas las persianas.
Los policías nacionales acudieron a primera hora de la mañana de ese mismo día y encontraron en la vivienda el cuerpo sin vida del jubilado, que vivía allí solo. Estaba en «avanzado estado de descomposición». Los propios residentes confirmaron entonces a los agentes que «no le veían desde diciembre», según confirmaron ayer fuentes policiales antes de aclarar que su fallecimiento se debió a causas naturales. A las que se sumaron la soledad del fallecido en un bloque en el que a día de hoy conviven personas mayores con universitarios en el marco de un 'programa de convivencia en promociones de viviendas protegidas'.
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La vicerrectora de Estudiantes de la UVA, María Ángeles Sobaler, declinó ayer ofrecer explicaciones sobre lo ocurrido o sobre la situación del citado programa, que gestiona su departamento y cuyas plazas convoca cada curso la institución (cinco bloques municipales en los que se reservan entre una y tres viviendas para universitarios).
Por su parte, el concejal de Urbanismo, Manuel Saravia, lamentó ayer «profundamente la muerte de esta persona en soledad» y quiso aclarar que «no se trata de viviendas tuteladas, ya que no se ofrece una atención integral ni servicios comunitarios». El teniente de alcalde apuntó que el compromiso de los universitarios, que obtienen alquileres muy asequibles en estos inmuebles (150 euros al mes en el caso de los apartamentos para una persona), pasa «por informar en el tablón de anuncios de las actividades de convivencia, como celebrar reuniones con los mayores arrendatarios, y llevar a cabo labores de mediación para preservar la buena convivencia».
Sobre el desarrollo del programa «no hemos recibido quejas», añadió el concejal antes de recordar que «en dos ocasiones en los últimos meses se ha avisado de situaciones similares que resultaron ser falsas alarmas». En enero, de hecho, Viva fue advertida de que «no se veía movimiento en la vivienda (del tercero F del número 20 de la calle Feliciano Escudero), pero al tratarse de Navidades se creyó que estaba fuera».
Los propios vecinos así lo confirman. «Pensábamos que se habría ido por las fiestas». Pero después la persiana continuó bajada y, al final, fue una vecina la que alertó el miércoles. En el bloque, cuyas puertas dan directamente al exterior a través de un entramado de pasillos al aire libre, no había malos olores. A Ricardo, al parecer, apenas le visitaba nadie y sus vecinos lamentan «no haber podido dar la alarma antes».
Esta nueva víctima de la soledad, que se suma a la negra lista de más de una veintena de mayores que han fallecido en similares circunstancias en la capital los últimos dos años, residía en el apartamento del tercero del singular inmueble, situado frente a las facultades del Campus del barrio Belén, desde el 22 de enero de 2016.
Sus vecinos aseguran que le conocían «poco», aunque sí recuerdan que «solía salir a diario y que regresaba tarde». Estaba bien físicamente, en apariencia, pero un cúmulo de circunstancias impidió que nadie le echara en falta, al parecer, desde finales de diciembre.
En el portal del inmueble, cuya parte posterior es un patio abierto donde se encuentra el ascensor y las escaleras para subir a los pisos (las puertas están al descubierto), los vecinos cuentan con un tablón de anuncios en el que se informa de las guardias mensuales de los estudiantes. Estos deben estar localizables de lunes a viernes de 9 a 21 horas (salvo en vacaciones) para atender a las mayores que precisen de su ayuda.
Este programa de convivencia, con condiciones similares, arrancó el 5 de diciembre de 2016 fruto de un convenio entre Viva y la UVA y cuenta en la actualidad con cinco bloques en los que residen personas mayores y estudiantes universitarios con alquileres asequibles para ambos.
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