Valladolid

Los tres okupas del bloque en ruina de Delicias se comprometen a desalojarlo hoy

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J. Asua

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J. Asua

Dos asistentes sociales del Ayuntamiento acudieron ayer sobre las nueve de la mañana para hablar con los inquilinos ilegales con la presencia de una patrulla de la Policía Local. Tras llamar al tablón que hace de puerta, bajó Anass, el joven marroquí que se asentó en el primer piso de esta finca junto con otra pareja. Después de conversar con las técnicos municipales unos minutos en el portal, les acompañó a las dependencias de los servicios sociales de este barrio donde mantuvieron un encuentro.

«Se les ha ofrecido plaza en el albergue y a uno de ellos otros recursos a mayores para regularizar una documentación», según explicó el concejal de Servicios Sociales, Rodrigo Nieto. En principio, estos tres inquilinos estuvieron dispuestos a aceptar la oferta, aunque pidieron una prórroga de un día con el objetivo de recoger y organizar sus pocas pertenencias. «Mañana nos vamos, nos dan un sitio en el albergue, ya veremos», avanzaba ayer el joven al ser preguntado por este periódico.

La intención del Ayuntamiento era regresar hoy al inmueble y abordar la operación de seguido, es decir que los tres jóvenes salgan del bloque y a continuación atornillar unas gruesas chapas de acero a la puerta del portal y a las cuatro ventanas del primer piso. Se ha optado por este material al ser más contundente que un simple muro de ladrillo, ya que para retirar este cerramiento sería necesario utilizar una radial.

Los vecinos del entorno siguen todos estos movimientos con atención. Y ven, por fin, el final de un problema que han tenido que aguantar durante años, aunque con especial virulencia en los últimos quince días cuando los asaltos al inmueble han sido constantes. Desde el 15 de mayo, la Policía Local ha abortado cuatro intentos de okupación hasta que pasado viernes cinco personas lograron colarse al abrigo de la madrugada. El sábado, cuando acudió el concejal Alberto Cuadrado con agentes del cuerpo municipal, ya se negaron a dejar el edificio. Desde entonces y hasta el lunes a media tarde una patrulla de retén mantuvo una vigilancia permanente con el objetivo de evitar que se incrementara el vecindario ilegal de esta construcción.

El blindaje de esta finca será un paso importante para los residentes del entorno, que han expresado en varias ocasiones su miedo porque Olmedo 4 se estaba convirtiendo en un «foco okupa y de trapicheo de drogas» con una importante actividad. Los que viven enfrente han contabilizado hasta veinte personas en el interior del ruinoso edificio al que entraban y salían grupos muy numerosos de jóvenes durante las noches.

Pero el problema no acaba ahí. Solicitan al Consistorio que afronte el derribo aprobado en sede municipal hace un año. «Está que se cae y al final va a haber un disgusto», recalcan. La Concejalía de Urbanismo está revisando el expediente de la finca que presentaría, según fuentes del área, una situación muy compleja de propiedades que dificultaría una resolución rápida de esta ruina urbanística.