Tesis opuestas en el Pleno: la inviabilidad técnica contra la exigencia social del soterramiento

Ese doble debate es el que se vivió durante 4 horas y media en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Valladolid, para resobar viejos argumentos y concluir sin más avances concretos que una nueva instancia para intentar renegociar los términos del acuerdo de 2017.

Como ajedrez político, tuvo su aquel. El PSOE, amparado por el informe de Adif y por el órdago de Óscar Puente -integración o liquidación de la sociedad Valladolid Alta Velocidad-, forzó la celebración de un Pleno extraordinario monográfico. Pedro Herrero, portavoz, acudió con las cifras, las dificultades técnicas y las advertencias de los ingenieros de Adif sobre las consecuencias de acometer una operación de futuro incierto. Y es que recordó que según la directora de proyectos de Adif, Montse Rallo, «ni siquiera estaría garantizada una Declaración de impacto ambiental favorable», un requisito 'sine qua non' para soterrar.

En el otro lado, Jesús Julio Carnero partía esta vez con negras, porque el turno de cierre correspondía a Herrero, como solicitante del Pleno. Esto le exigía ir más allá de la petición de un nuevo informe técnico, que ya se ha comprometido a pedir ante quienes le acompañan en la Mesa del Soterramiento. Así que se rodeó de una serie de entidades y asociaciones que convirtieran su lema de campaña en un «clamor popular». Hace ya tiempo que empezó a construir ese relato basándose en el resultado del 28M. «Las urnas decidieron soterramiento», ha dicho él, ha aseverado el consejero de Medio Ambiente Juan Carlos Suárez-Quiñones y ha corroborado su socia, Irene Carvajal (Vox). El PSOE, que apostó por seguir con la integración, fue el más votado (58.900 votos). Le siguió el PP, con empate técnico (58.142). Tercero fue Vox (18.738), «la única formación que apoyó seguir con el soterramiento en 2019», matizó Carvajal. Y cuarto, Toma la Palabra (14.448), también pro integración. Los cuatro partidos con representación municipal, en un 48,8% contra un 51,2%.

En esta estrategia, Carnero contó con 15 entidades que apoyaron su decisión de apostar por el soterramiento y una, CCOO, puso la voz discordante y apeló a la necesidad de «no limitar el desarrollo de la ciudad y anular el corredor de cercanías» Medina-Valladolid-Palencia, que quedaría borrado del mapa de recorridos con un soterramiento. Ocurre que de las 21 entidades que se sientan a la Mesa del Soterramiento, creada por el alcalde para «impulsar» esta operación, tan solo se prestaron a intervenir en el Pleno CEOE, Avadeco, Fecosva, Federación de Vecinos Conde Ansúrez, Plataforma por el Soterramiento y Predif.

No acudieron los colegios profesionales (Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora; Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Castilla y León; Arquitectos de Valladolid; Ingenieros Industriales de Valladolid). Tampoco Cámara de Comercio, Universidad de Valladolid, Universidad Europea Miguel de Cervantes, Asociación de Promotores Inmobiliarios de Valladolid, Cámara de la Propiedad Urbana de Valladolid, AEICE Clúster de Hábitat Eficiente, Asociación de Hostelería de Valladolid, Asociación Vallisoletana de Empresarios de la Construcción; Promoción Inmobiliaria y Afines o Asociación Vallisoletana del Ferrocarril (ASVAFER).

A cambio, incorporaron al llamamiento ciudadano por el soterramiento a asociaciones de vecinos (Pilarica, Sur, Pinar de Antequera, Jubilados y pensionistas, La Unión de Pajarillos, Los Santos) y a algunas entidades profesionales como AEBE o AVEIN o empresarios del polígono de San Cristóbal. CEOE, con Ángela de Miguel, cerró el turno de intervenciones con un alegato similar al que la patronal vallisoletana firmaba en 1998, antes siquiera de que llegara la alta velocidad.

Buena muestra de lo errático del debate, con dos planteamientos destinados a no encontrarse nunca, fueron los 40 minutos de intervención de Jesús Julio Carnero antes del cierre de Pedro Herrero. Un repaso prolijo por la historia de las infraestructuras de Valladolid desde el Puente Colgante hasta el Canal de Castilla pasando por la llegada del tren. Para concluir: «No hay inviabilidad técnica. Hay complejidad, pero ¿dónde no la hay? Oyendo a las entidades y asociaciones que han hablado, estoy más convencido aún de luchar por el soterramiento».

Enfrente, Pedro Herrero (PSOE) y Rocío Anguita (Toma la Palabra) insistían en pedir proyectos concretos, números reales y calendario. «Valladolid es un eje troncal de la red de alta velocidad, canalizando servicios hacia País Vasco, Asturias, Madrid, Francia… Y próximamente Galicia. Dijo usted que cuantas más frecuencias, más necesario es soterrar, y es absurdo porque es totalmente al revés. Todos los trenes tendrán parada comercial en Valladolid y eso se traduce en posibilidades de desarrollo para nuestra ciudad», lanzó Herrero. «Habría que soterrar cuatro vías. No hay tuneladora en el mundo capaz de hacer un túnel de cuatro vías», abundó.

Anguita insistió en esa línea de ataque. «¿Cuál es su proyecto de soterramiento, cuánto cuesta, a cuánto ascendería la factura para este Ayuntamiento? La respuesta es ninguna. Llevan nueve meses de Gobierno sin mover ni un solo papel. Solo declaraciones de voluntad política. El único estudio lo ha puesto Adif y ustedes lo critican como si estuviéramos en la barra del bar. Apuestan por un proyecto megalómano con alta complejidad técnica que pone a la ciudad en una malísima situación estratégica».

Carnero tenía de su parte a Vox, su socio. Irene Carvajal fue más allá que el alcalde y acusó al ministro Óscar Puente de querer «vengar» su derrota en las urnas. Para ello utilizó el argumento del informe «de parte» y el del agravio comparativo. «El montante del soterramiento no está del todo caro, como tampoco conocemos el futuro de la variante de mercancías. Y saca del cajón un proyecto de ley de Movilidad de la legislatura anterior, aprobado en Consejo de Ministros sin que nuestro ex alcalde modificara su redacción y que supone un incremento en el porcentaje que ha de pagar el Ayuntamiento». Y aquí entró el agravio. «Marruecos, Hospitalet, Murcia, Montcada i Reixach», lugares con obras monumentales en marcha. «Son una ley y un informe pericial elaborados por su Ministerio y que carecen de imparcialidad», concluyó.

Alberto Gutiérrez Alberca, concejal de Movilidad, fue la voz del PP. Basó su argumentación en que «la fortaleza social de la ciudad vuelve a ponerse en pie y hay un liderazgo claro» para después invitar a «hablar técnicamente» sobre las posibilidades de soterrar. «Vamos a discutirlo». Empezando por reescribir un convenio de integración que se quedó obsoleto y dejó fuera pasos, puso por ejemplo, como el que habría que acometer con urgencia en Daniel del Olmo.

«Animo al alcalde a conseguir unidad social para apoyar el soterramiento; segundo, que construyamos una alternativa técnica, social y económicamente sostenible; y algo que clama al cielo, que nos traten igual que la sociedad Valladolid Alta Velocidad trató al anterior alcalde, cuando pidió que se trasladara la aportación al resto de los años», emplazó Gutiérrez Alberca.

El resultado final de cuatro horas y media de Pleno, el esperado. Carnero no eligió ni integración ni liquidación, sino insistencia en el soterramiento, en pedir el segundo informe y en la búsqueda de alianzas ciudadanas para que su postura gane densidad. Y volverá a insistir para aplazar el pago de los 11 millones de euros que debe aportar el Ayuntamiento a la sociedad Valladolid Alta Velocidad antes de acabar marzo. Y mientras eso se resuelve, las obras de integración y la redacción de los proyectos de Arco de Ladrillo y de la nueva estación de tren seguirán adelante.