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Imesapi pondrá «todos los equipos posibles» para rebajar los plazos de la obra en Arco de LadrilloLa empresa de ingeniería Imesapi recibió una llamada del Ayuntamiento de Valladolid en Navidad para que evaluaran el estado del viaducto de Arco de Ladrillo. Ya habían hecho algún trabajo en el puente y sabían que el sistema de contención «estaba en mala situación, con ... un diseño de hace muchos años» que no está acorde con la reglamentación actual, del año 2015. La conclusión de la empresa fue que hay dos puntos sobre los que es necesario actuar. Uno, ese sistema de protección que se encuentra muy dañado. Otro, el vano que se sitúa sobre las vías de Adif, en el que se quiere evitar que un desprendimiento de cascotes pueda interferir en el tráfico ferroviario o causar algún percance.
¿Tiene sentido intervenir en una infraestructura destinada al derribo? Fuentes de Imesapi explican que, una vez conocido el alcance del daño y los riesgos que conlleva, es muy complicado quedarse de brazos cruzados y confiar en que no ocurra nada. Por mucho que se limite el tráfico a dos carriles, se liberen los exteriores, que son los conflictivos, y se reduzca la velocidad a 30 km/h. «Porque es un puente que es alto, que debajo están las vías y calles con peatones, y ha habido algún accidente, algún coche que se quedó colgando», explican.
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«Hoy -por este lunes- y mañana empezamos con las catas porque hay que diseñar una solución para anclar un sistema de contención normativo. En 2015 se estableció cómo debe ser ese sistema y se va a modernizar todo eso. Pero para eso hacen falta catas que digan cómo está anclado. Eso es lo fundamental», señalan las mismas fuentes.
Conscientes de la afección al tráfico que provoca una intervención en Arco de Ladrillo, en Imesapi se han comprometido a «meter todos los equipos que se pueda» en el tajo para intentar «acelerar al máximo la obra» y que no haga falta cumplir el plazo estipulado de once meses que ha fijado el Ayuntamiento. Especialmente para que en verano, cuando la climatología es más favorable a estas obras, se adelante lo suficiente como para que el otoño, con su temporada de lluvias, no demore la finalización del trabajo.
Lo que sí tienen claro es que, en un viaducto destinado a la ruina, el fin de las obras es exclusivamente la seguridad de los vehículos. «El sistema de contención a lo largo de los laterales del viaducto está enganchado de manera muy precaria y debido a la cantidad de años que tiene se ha ido deteriorando el sistema de anclaje y ya cada vez está más precario. Pusieron unas ménsulas metálicas para ver si lo enganchaban, pero se han dado cuenta de que no. Alguna cata nos ha permitido ver la armadura que tiene ese anclaje. Aquello hay que cambiarlo. Así como otras reparaciones», explican.
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El plazo se prolonga porque es un tramo muy largo, de 240 metros por cada sentido, 480 metros en total. Y se aprovechará para actuar, únicamente, en el vano que queda sobre las vías. «Habrá que hacer algún tipo de intervención porque está muy cerca de la estación, cualquier inconveniente que surja en el servicio es de una repercusión brutal», explican. Y en concreto algunas de las vigas externas, aunque no son vitales para la estabilidad de la estructura, necesita una intervención para evitar que pueda «caer algún cascote e interferir en la circulación ferroviaria».
«Lo demás, puede esperar, sobre todo si se va a demoler. No se va a echar ni un duro en todo lo demás», explican muy gráficamente sobre el coste de la intervención «de emergencia» puesta en marcha por el Ayuntamiento la semana pasada. Porque finalmente, con los informes sobre la mesa, es el Ayuntamiento el que toma la decisión de ejecutar una reparación en un viaducto para el que Jesús Julio Carnero, alcalde de Valladolid, aseguraba que no había proyecto «ni visos de tenerlo» en tres meses. Posteriormente, fuentes de Adif confirmaron que este día 8, cuando cumple el plazo previsto, se entregará el proyecto constructivo del paso subterráneo que sustituirá al viaducto. Pasado un mes del plazo de alegaciones, el consejo de administración de la sociedad Valladolid Alta Velocidad debería aprobarlo y sacar a licitación la obra. Ese trámite burocrático puede suponer en torno a cuatro meses, contando que por medio está agosto y que puede haber recursos una vez que se adjudique. En todo caso, se confía en que a primeros de 2025, como tarde, comience la obra del paso subterráneo contemplada en el convenio de integración ferroviaria. Y la primera tarea que acometerán los operarios es la demolición del paso elevado.
«Esta es una solución de compromiso para evitar que un coche se vaya para abajo», recuerdan desde Imesapi.
Empiezan las catas
Este lunes han comenzado las catas para conocer el sistema de anclaje de las vallas de protección. El fin de semana se ha aprovechado para pintar las líneas continuas y cerrar los dos carriles exteriores al tráfico, con lo que los conductores se han encontrado hoy, lunes, con el viaducto limitado a dos carriles y a una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora.
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