Valladolid

Adif invita a Carnero a adelantar la demolición de Arco de Ladrillo y ganar tiempo

«Se propone a este Consistorio que inicie los trámites para la demolición del paso superior, cuyo coste podrá ser resarcido por la Sociedad Valladolid Alta Velocidad, al entenderse incluido en la actuación recogida en el anexo V del convenio», explica Contreras en su escrito.

Incluso propone otra alternativa si es que el Ayuntamiento rechaza hacerse cargo de la demolición. Algo que ocurrirá, probablemente, porque el propio alcalde ha defendido públicamente que cortar del todo el viaducto «colapsaría» la ciudad, al no tener alternativas por el cierre de Labradores hasta noviembre y la restricción en el paso de Daniel del Olmo. En este caso, Contreras sugiere «adoptar una solución más económica para las obras de refuerzo, teniendo en cuenta lo limitado de esta actuación en el tiempo, ya que solo comprenderá el necesario para a adopción de las decisiones relativas a la licitación y ejecución de la obra».

Traducido a un lenguaje menos burocrático: gástese menos dinero, porque la licitación de la obra se va a hacer a toda prisa y se va a empezar a demoler antes de que los obreros que tienen que repararlo hayan terminado el arreglo.

Tirarlo ya tiene una desventaja ya mencionada. Componer el tráfico durante estos meses con el viaducto cerrado y demolido es muy complejo por la falta de alternativas, que solo se aliviará cuando se pueda utilizar Labradores.

Y por otro lado, tiene una ventaja. Podría demolerse mientras se licita el resto de la obra. De ese modo, los trabajos ya comenzarían directamente por la segunda fase de la construcción, que es el apuntalamiento del Arco de Ladrillo monumental y la excavación del túnel. Se podrían ganar unos 4-5 meses al calendario previsto.

Ese calendario contempla que desde que entren en acción las máquinas hasta que se pueda circular con normalidad por todo el entorno y bajo las vías pasarán 22 meses. Casi dos años que llevarían el tajo hasta finales de 2026 o principios de 2027. Con las elecciones municipales en mayo de 2027.

La respuesta de Jesús Julio Carnero no tardará en llegar, pero lo que sí conocen ya los socios es la propuesta que el alcalde de Valladolid remitió a José Antonio Santano, secretario de Estado de Infraestructuras y presidente de la SVAV, el pasado 23 de mayo. Entonces, Carnero instó a la sociedad Valladolid Alta Velocidad a que fuera esta, por tratarse de un paso elevado sobre una línea férrea, la que se hiciera cargo de la reparación «de emergencia» del viaducto. «Le solicito que lleve a cabo las actuaciones necesarias para que, de manera urgente, se ejecuten por la entidad que preside las obras que sean precisas para que el viaducto pueda utilizarse sin el riesgo que actualmente presenta su uso», escribió el alcalde. Añadía que, si no recibía respuesta, pasaría a asumir directamente «esa ejecución». La misma petición se la remitió al presidente de Adif, Ángel Contreras. Una propuesta que, vista la réplica que se adjunta a la documentación, no ha sido contemplada con buenos ojos por los dos responsables.

La licitación de la obra, a pesar de la complejidad, debería ser bastante rápida. Primero por la voluntad del Ministerio de Transportes de que sea así. Y después porque en este tipo de licitaciones hay dos pliegos relevantes, el técnico y el administrativo. El pliego técnico lo entrega ya preparado para la licitación de obra la misma empresa que ha redactado el proyecto. El pliego administrativo es un modelo estándar que se adapta a cada caso. En el Consejo de Administración de la sociedad Valladolid Alta Velocidad se aprueba el proyecto y se saca a licitación la obra. Y esa sesión del consejo debería celebrarse a primeros de julio, según las previsiones que manejan los socios.

El presupuesto básico de licitación es elevado. Parte de 22,68 millones de euros más IVA. Con impuestos, se eleva hasta los 27,43 millones. La demolición del paso elevado supone, por sí sola, casi 1,4 millones de euros. La parte que más dinero se lleva es, obviamente, la construcción del cajón que después se hincará bajo las vías, al estilo de lo que se hizo en Panaderos o en el paso de Padre Claret. Un cajón doble cuyo hueco tendrá casi 20 metros de anchura y 6 de altura -21,90 por 8,95 en su parte exterior-, y en el que se incrustarán la cuádruple vía para vehículos, con dos carriles por sentido, y el paso peatonal y ciclista, sobreelevado respecto al tráfico con 2,5 metros para los peatones y 2,5 para los ciclistas. Esos pasos inferiores supondrán casi 11 millones de euros de la factura. La mitad del total sin IVA.

Las obras en las instalaciones ferroviarias se llevan un pellizco de 680.400 euros. Y los trabajos que hay que hacer en los servicios afectados -luz, comunicaciones, agua y gas- superan los dos millones. El mobiliario urbano, que contempla el ajardinamiento de algunas zonas, la construcción de una pérgola en el acceso sur al paso peatonal, bancos o papeleras, acapara 475.000 euros.