Valladolid

El nuevo paso subterráneo de Arco de Ladrillo subsana los defectos que apuntó el Ayuntamiento

Lo de la curva y la contracurva era, según el concejal de Urbanismo Ignacio Zarandona, lo más peligroso para la seguridad vial, «dadas las perturbaciones y dificultades visuales que experimentan los conductores al entrar en el túnel ante el cambio del nivel de iluminación». Un asunto que se asegura que se ha rectificado en el proyecto definitivo.

Por el momento, se conoce el esbozo del trazado del paso para vehículos y para peatones y ciclistas, que arroja algunas cuestiones curiosas. Por ejemplo, que el acceso a peatones y ciclistas se situará en el lado contrario al que ahora ocupa. Esto permitirá conectar el carril bici con la zona de los cuarteles, desde donde ya se puede cruzar al que discurre paralelo a la Ciudad de la Comunicación. Al otro lado del paso, llegará al actual cruce de la estación de autobuses. Una vez ene se punto se podrá utilizar un nuevo ramal hacia Puente Colgante para cruzar a la estación de buses y enganchar con el que se creó en el Paseo Hospital Militar.

En el lado sur, el diseño muestra dos rampas de acceso al carril bici y peatonal. Y además se aprecian algunos ramales que, a día de hoy, no tienen continuidad porque hay un muro que los remata. Esto tiene una explicación que tiene que ver con la globalidad de la operación de integración ferroviaria. En los planes se contempla un eje verde que discurre por el lateral suroeste de la vía, donde se anulará el raíl que actualmente sirve para mercancías. Así, un ramal se orienta hacia el nuevo edificio de la Once, detrás de la Casa de la India, y el otro sigue paralelo al haz de vías hasta chocar con el muro que hoy delimita el acceso al antiguo depósito de locomotoras.

Y es que ese, precisamente, es otro de los grandes espacios que habrá que desarrollar en un futuro, las hectáreas que ocupaban los viejos talleres de Renfe entre las vías y el paseo de Farnesio.

Además de iniciar esta red de carriles bici que posteriormente conectarán con los ya existentes y con los que están por venir, el proyecto contempla los primeros espacios verdes que acompañarán a esta actuación. «Con los espacios obtenidos mediante el soterramiento de la carretera se generan plazas y zonas verdes que permiten reordenar las áreas urbanas actuales y aumentar la peatonalización del ámbito», explican. Y es que en la vertiente norte, la que da a la estación de autobuses, se recuperarán en torno a 2.400 metros cuadrados que ahora se encuentran ocupados por los enormes pilotes de hormigón que sujetan la estructura del viaducto.

Durante las obras se ocupará temporalmente suelo que pertenece a otras entidades. La mayor parte corresponde a un solar que es propiedad de ING Real State, con 10.857 metros cuadrados de superficie catastral de los que se utilizarán 2.607. Se hará lo mismo con 56 metros cuadrados de suelo sin edificar que pertenecen a la Organización Nacional de Ciegos Españoles, de una parcela de más de cuatro mil metros.

El paso peatonal y ciclista bajo las vías tendrá una longitud de 127 metros, con una pendiente muy tendida y se situará a un máximo de 4 metros de la superficie. La rampa peatonal actual, de punta a punta, ocupa 58 metros de longitud. Mientras, el paso de vehículos, de 172,3 metros de largo, llegará a una cota situada a 8 metros por debajo de la cota del terreno. En todo momento, vehículos y peatones cruzarán el paso a distinto nivel, por tanto, tal y como se preveía en el proyecto inicial.