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juan ángel méndez
Valladolid
Viernes, 24 de mayo 2019, 18:04
Vaya por delante, que no quiero que se me enfade nadie, que los dos son altos, guapos, listos, estilosos y buenas personas. El yerno ideal, la nuera perfecta. No se puede pedir más. Ahora bien, partiendo de esta base, El Salvador y el VRAC tienen unas señas de identidad completamente opuestas. Comparten ciudad, pero cada uno en una orilla. Cada cual con sus valores y su historia, con su escudo. Sevilla, Madrid o Barcelona representan la esencia de lo que todos entendemos como un derbi, término que en Valladolid traslada su pasión al rugby. Nada que ver con el fútbol. No tenemos la chispa de los sevillanos, ni el acento engolado de los catalanes o el 'ejque' de los madrileños. Aquí somos más de tirar de cachi y echarnos una carcajada con la derrota del vecino al tiempo que espetamos un calificativo concluyente: 'pelele'. Eso sí, cuando hay que arrimarse para hacer negocio, aparcamos la rivalidad y nos convertimos en socios para liderar el desarrollo económico de este deporte en España, algo que honra a ambos clubes. Sana competencia sin perder de vista el euro. La inteligencia por encima del corazón. Y en este escenario, Quesos y Chami vuelven a medirse en Pepe Rojo con el premio gordo en el escaparate y componentes muy dispares en el ADN. Hermanos de ciudad, pero no de sangre. Desglosemos su distancia.
1.-Del tornillo a la melé. La primera diferencia salta a la vista sobre el césped. La historia no ha perdido su acento en el juego de chamizos y queseros, que mantienen intactas sus señas de identidad, con la lógica evolución que ha vivido un deporte cada vez más profesional. El Quesos siempre propone un rugby más dinámico, aunque el Chami ha mejorado mucho en esta faceta. Al cuadro azulón le gusta progresar a la mano y practicar un juego más dinámico y abierto. El SilverStorm resulta mucho más contundente en el choque. Cuenta con una delantera muy potente. Una tuneladora que percute sin compasión. A la melé, aunque el tornillo más famoso es el del VRAC, que aún sigue vivo en la grada de Pepe Rojo, altavoz en ristre y temazos al viento para festejar ensayos y golpes. Evolución.
2.- Moda y complementos. Del verde a la tribuna, las diferencias emergen en cuanto uno se asoma a Pepe Rojo en un derbi. De la falda escocesa, a poder ser sin ropa interior debajo, al polo bien planchado. Si eres del Quesos, vistes un look más desenfadado, con peluca incluso. La cruz blanquiazul en el rostro y a la guerra. El hincha chamizo tiene otro porte más clásico y serio, también marcado por la neutralidad de sus colores, el blanco y el negro, en ocasiones tatuados en sus mejillas. Si nos transportamos a Sevilla, los fieles del VRAC se encuentran más próximos al 'outfit' del Betis, mientras los colegiales se acercan más al 'look' de la parroquia del Sevilla.
3.- La cantera y los euros. La vida no ha sido siempre de color de rosa para los equipos vallisoletanos. Habitualmente han estado en la vanguardia del rugby español, pero su hegemonía se ha acentuado en los últimos años, sobre todo como consecuencia del crecimiento económico de ambos. Este desarrollo y los fichajes han abierto la batalla por ser el club con más canteranos en su vestuario, al menos de boquilla. El argumento se ha utilizado como reproche de ida y vuelta. Normalmente, el VRAC ha achacado al Chami su crecimiento a base de euros y forasteros cuando ha ido a rebufo, y la situación se ha dado la vuelta cuando el Quesos ha tomado el bastón de mando. A pesar de todo, ambos tienen claro que el futuro pasa por la base, que no es poco, si bien son conscientes de que los éxitos sin fichajes internacionales son una quimera.
4.- El fin y los medios. El método para conseguir triunfos también presenta cualidades opuestas en ambos clubes. Mientras el Quesos puede alcanzar la victoria a través de múltiples caminos, incluso jugando mal, el Chami suele rubricar sus éxitos con grandes actuaciones. El VRAC es más canchero. El Salvador, más exquisito. La historia, eso sí, demuestra que ambas sendas son válidas.
5.- Británicos y franceses. Si llevamos las diferencias en el ADN de Chami y VRAC al panorama internacional, podríamos concluir que el cuadro colegial se acerca más al juego británico, mientras el Quesos cuenta con unos rasgos más próximos al rugby francés, salvando las distancias, lógicamente. En la competición doméstica, los dos se sitúan como ejemplo a seguir por el resto.
6.- Cuestión de tamaño. El plano físico ha sufrido una notable evolución en el rugby español en los últimos años. Los jugadores tienen ahora el cuerpo mucho más trabajado muscularmente. Si echamos la vista atrás, aunque ahora están más igualados, la anatomía del Chami siempre ha ido varios centímetros por delante de la del VRAC. La diferencia de tamaño ha marcado el juego de ambos equipos. Cada uno con sus virtudes, actualmente intentan reinventarse para desencasillarse de los patrones de toda la vida. Eso sí, en los derbis, como si de una tradición se tratara, cada uno intenta exponer su ADN desde la primera patada.
7.- A palos. No se asuste. En los derbis predomina el buen rollo. La pasión no llega a las manos y es fácil ver cómo comparten cerveza y bocata dos hinchas de diferente signo. En el tercer tiempo, el maridaje es completo. Hablo en este punto de los lanzamientos a palos. El Chami es el pateador por excelencia, aunque como en el resto de los factores, el equipo teóricamente inferior en esta faceta del juego ha intentado recortar distancias y ponerse a la par de su eterno rival. Si atendemos a las semifinales, está claro que el VRAC ha evolucionado y el Chami vivió una pequeña crisis. Cuestión de rachas y momentos.
VRAC y Chami. Chami y VRAC. Valladolid en el DNI, diferencias notables en el corazón y en el envoltorio. Disfruten de un nuevo capítulo de la historia del rugby español.
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