La salsa que no puede fallar en un derbi es la afición. Estamos ante una nueva fiesta del rugby vallisoletano en la que los seguidores de ambos equipos son ese ingrediente que da sabor al producto principal, el partido. Los colores blanco y negro del Chami contra el azul del VRAC. Juntamos a un representante de cada hinchada. Por un lado, Chuchi Campos Galván, exjugador de El Salvador y aficionado chamizo desde hace muchos años. Por el otro, Iván Marqués González, que también hizo sus pinitos como jugador en el Quesos Entrepinares y que ahora entrena al equipo de División de Honor B junto a Calle y Bertoni. Iván es el carné número 2 de su club. El encuentro no es en terreno neutral, ya que es territorio chamizo puro y duro: La Central.
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La pregunta del millón, ¿qué equipo es el favorito para ganar esta final? Chuchi Campos recurre a esa fase que se repite como un mantra en cada duelo de rivalidad vallisoletano. «No hay favorito. Un derbi no lo tiene. No importa el que haya ganado la fase regular o los duelos liguero».
Iván Marqués se mueve por las mismas lindes. No hay favorito, pero añade otra sentencia que siempre aparece cuando el Chami y el Quesos cruzan sus caminos: «En un derbi gana el que menos errores comete». Eso sí, ambos tienen algo claro. Quieren que gane el equipo de sus amores, pero una cosa es el deseo y otra la realidad que se vivirá el sábado en Pepe Rojo.
Para nada creen que la plantilla de El Salvador sea tan superior en calidad y en cantidad como apuntan algunos este año. «Contamos con 23 o 25 jugadores muy iguales en nivel. Por eso, el equipo B ha sufrido este año al tener que jugar 10 de sus integrantes con el primer equipo». El aficionado quesero si considera que es verdad que la plantilla chamiza «está más compensada» que el año pasado.
Las semifinales han dejado sensaciones diferentes. El Chami lo pasó mal ante el Ordizia y el Quesos desarboló a un Alcobendas que venía empachado de la Copa. Pero no le dan más importancia. El sábado será otra historia.
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No les gusta que fuera se critique la dictadura del oval vallisoletano en la última década, que muchos de los títulos se decidan con un derbi. «Que el resto de equipos se pongan las pilas. Aquí se curra y hay una recompensa. Al presidente de la FER dijo que si era posible una final sin vallisoletanos y este año le ha salido bordado en la Copa del Rey».
«Creo que cuanto más derbis vallisoletanos haya mejor», subraya el quesero.
Los protagonistas queseros de esta final serán, según palabras del Marqués, «Tuco (Alberto Blanco) por el tema de la melé, Gavidi por su liderazgo y Bell». «Yo también metería a su medio melé (Eaton) y a Álvar Gimeno», apunta Campos.
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El seguidor chamizo vaticina que puede ser clave «el poder físico que tenemos en delantera y la tres cuartos, pese a que no está sobrada de efectivos, cuenta también con jugadores poderosos. Físicamente somos superiores, pero el VRAC es más dinámico».
Ambos coinciden en que habrá un lleno este sábado. «Pepe Rojo se nos queda pequeño para estas finales», comenta Chuchi Campos.
¿Cómo lo van a presenciar y con quién el sábado? Iván Marques indica que lo hará «con la familia» y se situarán en la zona cercana al bar de la instalación municipal. Campos, por su parte, «con la gente con la que voy siempre al rugby. Me gusta verlo de pie. Sentado no puedo, no me siento cómodo» y ubicado en la grada principal.
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También coinciden en que la prohibición de vender cerveza en el bar de Pepe Rojo no ha ayudado a fomentar la presencia de aficionados. «Viajo con el equipo los fines de semana que puedo y en todos esos campos se vende cerveza con normalidad. Pepe Rojo es el único en el que no se puede conseguir». Marqués reconoce que no poder tomar cerveza ha afectado al «ambiente social» en los partidos y no ayuda a que suba más gente hasta los campos situados en la carretera de Renedo. El técnico del VRAC narra que este año estuvo en Edimburgo presenciando un encuentro del Seis Naciones y que la cerveza corría como el agua sin que hubiese ningún tipo de problema. Ven tonta la prohibición de no vender desde un cuarto de hora antes del partido hasta un cuarto de hora después de que finalice. «La gente hace acopios de cachis antes y ya está», afirman.
También es preceptivo preguntar por la celebración si su equipo gana. Campos acudirá a la fiesta que se organizará en la sede social de La Central «se gane o se pierda». Marqués, por su parte, hará lo mismo acudiendo a El Barco. Unos doscientos metros separarán a un equipo del otro, al alegre ganador del entristecido perdedor.
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«Si perdemos es cuando más hay que estar con el gente el club. Es cuando más lo necesitan y en esos momentos me gusta estar con ellos, darles consuelo y apoyo», apuntilla el quesero. El chamizo se muestra más vehemente: «Si pierdo me cojo un rebote enorme, siempre cuando caigamos por deméritos nuestros. Pero tienes que estar ahí. Los veteranos echamos un mano cuando algunos lo pasan verdaderamente mal con la derrota».
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