Retrasos y agravios sin compensación en Castilla y León

En Castilla y León, que embarcó a 115.000 pasajeros en la línea León-Guardo el año pasado, ni palabra. A pesar de que, por lógica, la que iba a ser una de las cinco comunidades beneficiadas por los nuevos trenes es ahora una de las cinco perjudicadas.

El agravio por la falta de compensación llevó el debate a las Cortes de Castilla y León. Alfonso Fernández Mañueco echó en cara a UPL que no arremetiera contra sus «socios» del PSOE. Queda claro que será una herramienta más en la batalla de desgaste contra Pedro Sánchez que ha iniciado el PP autonómico desde hace tiempo.

Pero lo cierto es que Castilla y León sufre retrasos en proyectos clave, especialmente en infraestructuras, desde hace mucho tiempo y con gobiernos de todo signo en el Ejecutivo central. Los últimos Presupuestos Generales del Estado, por ejemplo, motivaron críticas en León, Zamora, Salamanca, Palencia, Ávila, Soria… El caso más flagrante es el de la N-122, esa Autovía del Duero que nunca llega, que supera ya los 600 fallecidos en sus diferentes tramos en las últimas cuatro décadas y que afecta a cuatro provincias: Zamora, Valladolid, Burgos y Soria. Aunque se han acelerado algunos tramos, nada se sabe del enlace de Zamora con Portugal, sesenta kilómetros de carretera nacional de elevada peligrosidad. El puente que ejerce como frontera en Quintanilla se abrió al tráfico en el año 2009. La variante de Alcañices, en cuyo proyecto se trabaja actualmente, es una de las obras que se espera que contribuyan a reducir la siniestralidad. En el curso de los últimos años ha caducado la declaración de impacto ambiental de la Zamora-Portugal al menos en dos ocasiones.

En la parte de Soria, aunque están en ejecución varios tramos de autovía, los presupuestos tampoco dejaban contentos a los representantes de Soria ¡Ya!, que hablaban de que «no se dedican partidas suficientes para finalizar proyectos longevos como las obras de la A-11 en ejecución, tampoco para comenzar a ver la luz en los tramos pendientes de la Autovía del Duero y de la Autovía de Navarra». Y es que Soria añade la A-15 a sus reivindicaciones, con el tramo pendiente entre Soria y Tudela.

En reivindicaciones históricas, los sorianos incluyen la presa del Río Mayor, solicitada desde hace dos décadas y con una obra que se paralizó en 2018. La comarca en la que se ubica sufre problemas de abastecimiento en los meses de verano. No se trata de una presa descomunal: 0,6 hectómetros cúbicos y 19 metros de altura sobre el cauce del río. De las más pequeñas de la comunidad.

El ferrocarril es otra de las peticiones habituales en Castilla y León. Aunque la alta velocidad ha conectado ya varias capitales con Madrid, principalmente, varias líneas esperan una solución. Esta semana se han anunciado frecuencias entre Palencia-Valladolid-Medina del Campo, un servicio largamente reclamado que empezará a funcionar en breve -se confía que en abril. La línea Soria-Torralba, cuya modernización también ha sido muy demandada desde hace tiempo, se ha puesto al fin en obras con 75 millones de euros de los fondos europeos de Recuperación y Resiliencia. Soria ¡Ya! recordaba que el tramo en cuestión lleva en obras desde el año 2008.

En León se pide continuamente la mejora de los ferrocarriles de Ancho Métrico, pero también, por ejemplo, que se reabra el Corredor de la Plata. Europa lo ha incluido en su red de corredores ferroviarios, pero lo cierto es que la Gijón-Astorga-Sevilla acumula cuatro décadas sin funcionamiento. Reactivar esta infraestructura costaría 900 millones de euros, puesto que hay que adecuar los 120 kilómetros que separan Plasencia de Salamanca con ocho viaductos y un túnel, según informaba recientemente Leonoticias. Su importancia no tiene que ver solo con el tráfico de viajeros, evidentemente, sino también con el de mercancías y con el impulso que se debe dar al Corredor Atlántico.

En León y Valladolid se espera cada año que la Autovía A-60 reciba algún millón más que permita avanzar en su desarrollo. Apenas dos tramos desdoblados entre las dos capitales: de Valladolid a la salida de Peñaflor de Hornija y desde Santas Martas a León. Entre ambos, la travesía de Medina de Rioseco, por ejemplo, y una carretera nacional lenta y peligrosa. Pero en León también se ha pedido en muchas ocasiones que se rebajaran peajes para tráfico pesado entre Astorga y León, o eliminar el de la AP-66 hacia Asturias.

Aunque si se trata de retrasos, los veinte años de trabajos en la variante de Pajares, para unir León con Asturias, son un caso aparte, con infinidad de problemas técnicos. Debería entrar en funcionamiento en mayo, pero ya se asume que no será así.

En Zamora está en marcha el proyecto de Monte La Reina, que se abandonó en 1997 para quedarse dos décadas y media sin uso y que servirá para alojar instalaciones de Defensa. En Ávila se insiste en pedir una autovía que enlace con la N-VI y también el tramo Ávila-Maqueda de la A-40, otro con tres décadas de reclamaciones en sus carpetas de expedientes. En Palencia, el alcalde Mario Simón lamentaba hace poco que hubieran pasado 15 años sin que se hubiera materializado el palacio de congresos en La Tejera y ocho desde que comenzó a solicitarse un enlace de la A-67 con el polígono Nuestra Señora de los Ángeles. Por no hablar del campus de la Justicia de Valladolid, para el que el Ayuntamiento ha adelantado incluso la compra del solar y que provocó el enfrentamiento del alcalde socialista, Óscar Puente, con la ministra Pilar Llop.