Valladolid

Lo que no se vio: de la foto de los ingenieros a una previsión que nace corta

Y otra. Y luego otra. Y otra más. El objetivo estaba claro: dotar al edificio vallisoletano de una cierta «singularidad». «Me parecía muy dura, líneas rectas, aristas... No se ha tocado por dentro [el proyecto de Tipsa], pero se ha sustituido la piel para dotarla de singularidad, que cuando se vea la estación todo el mundo sepa que es la de Valladolid. Que la fachada tuviera curvas, pliegues y movimiento justificado desde un punto de vista funcional. Que el edificio tuviera entidad e identidad desde cualquier punto», decía en su presentación Puente.

El cómo era otra cosa. No acertaron con el quid hasta que se toparon con la imagen de un edificio de San Francisco que, inopinadamente, sirvió como inspiración.

Así que este lunes, casi un año después de tener el proyecto y de empezar a 'darle vueltas', Montse Rallo se acercó al ministro, acabada la presentación, para pedirle que saludara al resto del equipo. El saludo se convirtió en foto de familia e ilustra bien lo que ha significado para los técnicos e ingenieros de la plantilla poder presentar un espacio tan diferente a lo que se ha proyectado hasta ahora.

Lo que sí ha chirriado un poco es la previsión de viajeros: cinco millones en 2035. Chirría por escasa, dada la evolución que ha tenido Valladolid en los últimos años y lo que está por llegar. El propio Puente lo admitió: «La previsión se quedará corta, lo vemos en todos los estudios informativos. En Chamartín se ha superado el volumen previsto para 2040, era de 10 millones de pasajeros y hemos cerrado 2024 con 13 millones». En Valladolid, explicó el ministro, en la hora punta de entre las 7 y las 8 de la mañana «se mueven de 1.300 a 1.400 personas». Esa hora punta será, en el futuro, una hora media del día. «Habrá picos de 1.800 pasajeros», advierte, para cuando la estación entre a funcionar a pleno rendimiento, de 2035 a 2050. Con todo, Puente aseguró que la estación quedará preparada para acoger un más que posible incremento de las expectativas.

Esos plazos de 2035 a 2050, hay que advertir, no se refieren a la estación, sino al resto de infraestructuras que incidirán en el crecimiento del tráfico. Porque el Ministerio ha previsto que los trbaajos puedan iniciarse en octubre «si no hay retrasos». Pero es que en ese plazo se ha jugado al alza. Porque la resolución puede ser más rápida, pero si se producen recursos en la adjudicación, eso puede demorar el inicio un par de meses, por lo que se han estimado ocho meses a partir de que este martes se apruebe en el Consejo de Ministros.

Otra noticia relevante para los usuarios es que las frecuencias actuales «no se van a tocar», aseguró Puente. «Hay una ventaja de la intervención de Valladolid, y es que tenemos mucho espacio en un lateral que Chamartín no tenía, que es toda la zona de mercancías. Se va a trabajar construyendo primero las nuevas vías, las que se incorporan, y a partir de ahí iremos creciendo».

Políticamente, el acto dejó algunas escenas curiosas. Acudieron, por ejemplo, los tres ex concejales de Toma la Palabra que formaron parte del Gobierno municipal desde 2015 a 2023, cuando se fraguó el convenio de integración: Manuel Saravia, Alberto Bustos y María Sánchez. A ella le dedicó un apartado Puente al final de la presentación, para apostillar que se utilizarán placas solares y geotermia para cubrir el gasto energético que demandará la estación. Además, las luces led permitirán iluminar la fachada al estilo de lo que ocurre en edificios tan emblemáticos como el Allianz Arena.

La ciudad, además, ganará un nuevo espacio abierto, ya que se eliminará el muro de la curva de la calle Recondo. La reubicación de los edificios de oficinas de Adif permitirá ganar terreno hasta el punto de que la plaza que hoy se abre ante el edificio histórico pasará a tener una amplitud mucho mayor: 13.000 metros cuadrados de espacio.