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Valladolid como epicentro del desarrollo del castellano y de las letras hispánicasMuchos de ustedes seguro que conocen Valladolid por su vertiente más literaria, pero seguro que, al caminar por la Plaza de la Universidad, han pasado una y cien veces al lado de una egregia escultura que homenajea una iniciativa que coloca a la ciudad en el marco incomparable de la excelencia de las letras hispánicas.
Valladolid forma parte de un grupo de localizaciones que, debido a su importancia en el panorama intelectual español, cambiaron la historia del país, siempre a mejor. Por ello, se fundó, alrededor del año 2000, el Camino de la Lengua Castellana, una ruta multiprovincial que se centra en los orígenes y en la expansión de la lengua castellana.
Este recorrido a través de las ilustres ciudades nos permite acercarnos a su arquitectura, su cultura, a sus tradiciones y a su gastronomía, como motor también turístico y como pieza de un vasto puzle en el que destaca la ciudad eterna que fue capital del Reino de España durante un breve periodo de tiempo.
Como pilar fundamental, el proyecto pretende destacar los lugares clave en el proceso de consolidación de las letras hispánicas; es decir, sobresaltar los espacios públicos, privados y poco conocidos de nuestras calles elevándolos al grado de imprescindibles a la hora de haber conformado nuestra cultura y nuestro bestiario literario, propugnando siempre hacia el esplendor del idioma castellano.
La entidad encargada de gestionar y promocionar esta ruta es la Fundación Camino de la Lengua Castellana, que pretende con ello animar a los oriundos y a los visitantes a comprender su ciudad como un lugar de esparcimiento cultural, que siempre estuvo presente en el desarrollo del lenguaje y de la literatura.
La ruta comienza en San Millán de la Cogolla, lugar en el que se encuentran las primeras muestras de castellano escrito, concretamente en los monasterios de Yuso y Suso. Sigue la ruta por el Monasterio de Santo Domingo de Silos. Enhiesto surtidor de sombra y sueño, que acongojas al cielo con tu lanza […] Mudo ciprés en el fervor de Silos. Así decía Gerardo Diego con su loa al ciprés del Monasterio.
Saltamos Valladolid, dedicándole un punto aparte, para pasar a Salamanca, cuna de las letras y sede de una de las Universidades más antiguas de Europa, epicentro de la enseñanza del español. Seguimos el camino pasando por Ávila y por la ilustre figura de Santa Teresa de Jesús, quien fuera uno de los iconos femeninos durante el Siglo de Oro.
Termina la Ruta en Alcalá de Henares, sede también de la gran Universidad y lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes Saavedra.
Pero ¿por qué Valladolid ocupa el centro de esta ruta literaria? Es indudable que la ciudad fue el epicentro de cientos de versos, líneas y obras que cambiaron la historia de nuestra literatura. De la mano de Cervantes, que vivió en Valladolid durante cinco años, se desprenden las narraciones más extraordinarias de nuestro horizonte quijotesco. Tanto Francisco de Quevedo como Góngora escribieron sus mejores obras en la ciudad de Valladolid, siendo estos acicates del movimiento renacentista y barroco en España.
Por otro lado, José Zorrilla, figura importante del romanticismo, nació en Valladolid, y muchas de sus obras, como Don Juan Tenorio, sentaron un precedente fundamental para comprender ese nuevo marasmo en el que estaban sumidos los poetas más románticos, como el articulista, Mariano José de Larra.
Por último, otros autores de alta alcurnia literaria, como Francisco Umbral, o Miguel Delibes, están íntimamente relacionados con Valladolid, pues fue el lugar en el que desarrollaron su potencial; escenario es esta ciudad de muchas de sus novelas, como El Hereje.
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Como muestra de este recorrido por la Ruta o el Camino de la Lengua Española, observamos el vestigio del lenguaje gracias a un elegante grupo escultórico, formado por un gran pedestal en el que se apoya una pluma originariamente roja. Asegura la Fundación que la intención, en cada escultura, era la de mostrar al público información relacionada con el proyecto, como el nombre de la ruta, el logotipo, el trayecto entre provincias, y un mapa con los siete hitos del recorrido.
Esta se puede contemplar en la plaza de la Universidad de Valladolid. Allí descansa, incólume, a que el paseante que visita la ciudad o el oriundo, disfrute de la importante herencia de las letras en la ciudad de Valladolid.
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