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La muerte que cambió a José Zorrilla y dio paso al nuevo Romanticismo en España
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La muerte que cambió a José Zorrilla y dio paso al nuevo Romanticismo en España

El suicidio de su compañero Mariano José de Larra cuando Zorrilla apenas tenía veinte años impulsó al vallisoletano a escribir sus obras dramáticas y a proyectar el ideal romántico sobre todos sus personajes

Domingo, 11 de agosto 2024, 09:00

Resulta de una grandeza sin comparación la existencia de grandes maestros vallisoletanos que desarrollaron su labor no solo en Valladolid, sino que extendieron su influencia por todo el continente europeo y latinoamericano. Es el caso de Francisco Umbral, quien aunque no fuera oriundo de Valladolid, encontrase en esta ciudad un reposo y una ataraxia digna del más estoico de los escritores. Su legado perdura hoy en el tiempo, aquel Premio Cervantes recordado por su mítica frase frente a Mercedes Milá.

Pero otros grandes artistas, que sí nacieron en Valladolid, hoy son recordados de una manera clara y relevante, hallando sus vestigios a lo largo de la ciudad, con casas que llevan su nombre y lugares en los que sus huellas marcaron el camino a quiénes le admiran. En el presente caso, este escritor, hijo del mundo pero nacido en Valladolid, tuvo una relevante relación con otros «monstruos» de la literatura, cuyo destino se entrecruza con el romanticismo alemán, y se convierten en trasuntos de aquel Werther que con tanta delicadeza Goethe se encargó de esbozar para que sobre su personaje se proyectase el ideal romántico.

José Zorrilla y Moral. Real Academia de la HIstoria.

Hablamos de José Zorrilla, quien fuese un destacado poeta y dramaturgo, y quien revitalizase el espíritu del romanticismo en España. Como reflejo de Berruguete, quien viajase a Roma y a Florencia, carteándose con el mismísimo Miguel Ángel, y quien se propusiera traer consigo el Renacimiento a la península tres siglos antes que Zorrilla; este, con su Don Juan, derribó las barreras ilustradas para ofrecer a la sociedad española retazos de esa libertad y de la romántica estampa del hombre enamorado.

Nació en Valladolid en 1817, y desde muy joven demostró un excepcional talento para la poesía y el teatro, influenciado por autores como José de Espronceda, George Sand, Nathaniel Hawthorne y un desconocido poeta cuya vida fuera truncada antes de tiempo: el magnífico Mariano José de Larra. Fue dotado de una sensibilidad emocional fuera de lo común, y aunque felizmente casado con su mujer, Gumersinda, tuvo que soportar la pérdida de varios de sus hijos, con lo que hubo de lidiar con el dolor, con la ausencia y el duelo.

Debido a sus ideales políticos, José Zorrilla se vio obligado al exilio, pero formó parte de una de las generaciones más atractivas y fecundas de la literatura española, donde se topó con inconmensurables titanes de las letras como Gustavo Adolfo Bécquer o Carolina Coronado. Se dice que huyó de Valladolid en burra, y que triunfó en Madrid, escapándose de la severidad de su padre y persiguiendo su verdadero sueño: el Verbo.

Don Juan Tenorio, José Zorrilla. Editorial Cátedra Letras Hispánicas

La historia de su vida nos cuenta que sufría graves alucinaciones, como otros tantos escritores del Romanticismo, sufridores de unan gran carga emocional y de una sensibilidad fuera de lo común. Esto ayudó a Zorrilla a reinventar el teatro español y a transformar la mitología literaria con obras eternas como el Don Juan Tenorio.

Allí en Madrid hizo muchas amistades, pero una en concreto resalta sobre las demás, la de su fiel compañero, Mariano José de Larra.

Jacinto Benavente en una representación de Don Juan Tenorio. El Norte

Con apenas veintiséis años, Larra dejó una huella imborrable en el panorama artístico y cultural de Madrid y de España. Su familia optó por el exilio a Burdeos y a Francia ante la tesitura en la que nuestro país se encontraba, aunque Larra volvió a su tierra natal con tan solo once años para darse a conocer como el futuro de la poesía en el nuevo Romanticismo. Influyó en las ideas de la Generación del 98, y sus palabras son siempre dogma para muchos profesionales de las letras que toman sus líneas como proyecciones de su propio espíritu romántico.

Entre sus obras destacan artículos periodísticos de costumbres, bajo el seudónimo de Fígaro, novelas como El doncel de don Enrique el Doliente, Macías, El casarse pronto y mal o El día de los difuntos de 1836.

Si bien dejó un gran legado a sus epígonos románticos, fue seguidor, o al menos reflejo, de la muerte por excelencia durante el siglo XIX, que había popularizado Goethe en su famoso Las desventuras amorosas del joven Werther. Así nos narra la historia en catedrático de Literatura Europea de la Universidad de Madrid, Manuel Fernández Nieto (p. 284).

Retrato del escritor, periodista y politico español Mariano José de Larra (1809-1837). José Gutiérrez de la Vega

«He recibido tu carta, -decía Larra a su ex esposa-. Gracias. Gracias por todo. Me parece que si pudieran ustedes venir, tu amiga y tú, esta noche, hablaríamos, y acaso sería posible convenirnos. En este momento no sé qué hacer. Estoy aburrido y no puedo resistir a la calumnia y a la infamia. Tuyo».

Con esperanza y diligencia, se apresura Larra a recibir a Dolores y a la cuñada, quien salen despavoridas tras varios minutos en los que se escuchan los retazos de la discusión marital que terminaría con la despedida sin retorno del matrimonio. No llegaron siquiera al portal las mujeres cuando escucharon el ruido de la pistola que había puesto fin a la nunca abarcable vida de Mariano José de Larra.

Retrato de Mariano José de Larra. Real Academia de la Historia

El miércoles se le organizó un solemne entierro por parte de sus amigos y admiradores. Cuando el ataúd con sus restos se hallaban junto a la tumba, se acercó un joven pálido y delgado, a quien nadie conocía, que comenzó a leer una composición en honor al suicida:

Este vago rumor que rasga el viento

Es la voz funeral de una campana

Vano recuerdo del postrer lamento

De un cadáver sombrío y macilento

Que en sucio polvo dormirás mañana…

No fue capaz de terminar el poema y esconder el llanto, pues la emoción y la pérdida de su buen amigo le apenaban. Sobre los hombros de aquel umbrátil joven reposan ahora los cimientos del romanticismo español, pues se desvela después de siglos que este misterioso poeta no es sino José Zorrilla, despidiendo a Mariano José de Larra, quien no habría soportado la fuerza torrencial de una vida que no estaba hecha para él.

Retrato de Rosario Weiss. José Zorrilla. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes

El vallisoletano José Zorrilla cambió las reglas del Romanticismo español y fue impulsor del nuevo teatro, más cercano y esencialista. De su pluma podemos observar hoy los vestigios de un héroe romántico que desease reunirse en el polvo con sus coetáneos, quienes insuflasen a la sociedad española el hálito romanticista y existencialista para abrazar y aprehender el sentido de la vida.

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