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La percusión gallega que resuena en ValladolidLa red social
La percusión gallega que resuena en ValladolidHay sobre la mesa y en sus manos un surtido de panderos y panderetas, de instrumentos que truenan, que atronan, que retumban con tronío. Para el estruendo vale también una azada, sirve una caja de pimentón, es válida toda superficie tensa y tersa sobre la ... que deslizar con ritmo dedos, palmas y puños. Hay golpes acompasados en la percusión. Hay un escándalo susurrante de sonajas y cascabeles. Hay canciones que suenan poderosas para quienes sueñan con Galicia en el corazón de Valladolid.
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Un poquito de silencio, que las pandereteiras de Erguedela están a punto de actuar.
«Os mociños de aghora
todos teñen cor de leite
comen o caldo sen unto
e as sardiñas sen aceite».
La estrofa es parte de 'Muiñeira de Liñares', una de las canciones preferidas de Ana Villares, integrante de este grupo de percursión nacido a mediados de la década de 1990 al amparo de la Casa de Galicia de Valladolid. La institución, con sede en la plaza de Santa Cruz, ya contaba entonces con un grupo de danzas que bailaba canciones típicas gallegas al son de las gaitas. Pero, para dar mayor variedad y realce a la formación, se constituyó un grupo de percusión que muy pronto esbozó su propia personalidad. Al principio, ponían ritmo al baile de sus compañeros. Después, comenzaron a ofrecer piezas exclusivas mientras los danzantes descansaban. A los pocos meses, contaban ya con un amplio repertorio que les permitió independizarse y ofrecer sus propios conciertos en exclusiva.
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Erguedela es un grupo de pandereteiras vallisoletanas que acercan hasta el Pisuerga los ecos de Galicia. Y son pandereteiras en femenino, porque la mayoría (salvo uno) son chicas. «No es extraño, ¿verdad? Casi siempre han sido las mujeres quienes, de forma tradicional, han contribuido a que perviva el patrimonio inmaterial de un territorio», cuenta Susana Domínguez, una de las jóvenes veteranas de la formación.
Sus diestras manos dejan un momento la pandereta para explicar que el grupo se constituyó como tal en el año 1997. Que desde entonces han ofrecido decenas de conciertos, con actuaciones en festivales y certámenes de Francia (Toulouse, Cascassonne), Barcelona, Teruel, Valencia, Extremadura, sobre todo Galicia. «La Xunta tiene una secretaría general de Emigración que, entre otros servicios, ofrece clases de música tradicional, para evitar que se pierda y difundirla más allá de sus fronteras», explican. Varias componentes de Erguedelas han asistido a estos seminarios intensivos, impartidos en el Monte do Gozo, muy cerquita de Santiago de Compostela.
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«Allí, importantes maestros nos ayudaban a perfeccionar con los instrumentos y nos enseñaban nuevas canciones». Buena parte de su repertorio actual (de muñeiras, jotas, rumbas, maneos y pasodobles) procede de estos encuentros, pero también de las recogidas tradicionales que etnógrafos e investigadores han llevado a cabo en aldeas gallegas. Pertrechados con micrófono y grabadora, graban y documentan canciones típicas que luego convierten en partituras.Y que, más tarde, las Erguedelas tocan en Valladolid.
Para ello cuentan con la ayuda de Ramiro González, profesor de pandereta. En la actualidad, cuenta con una docena de alumnos interesados en la percusión. Cuando estos estudiantes alcanzan el suficiente nivel, pasan a formar parte del grupo. Ramiro es gaitero y zanfonista. De padre gallego (O Rosal, Pontevedra) y madre de Pedrajas de San Esteban.«A mí la gaita me había gustado siempre, pero no empecé a estudiarla hasta que ya había cumplido los 21 o 22 años».
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La música sí que había formado parte de su vida desde joven –tocó el laúd en la rondalla de su pueblo–, pero fue en la Casa de Galicia cuando comenzó a tocar la gaita. Con las clases que allí recibía, pero también con la inspiración que encontraban en discos de grupos míticos, como Milladoiro. «Cuando los antiguos profesores de pandereta lo dejaron, desde la Casa de Galicia me preguntaron si podía coger al grupo». Y así fue como Ramiro se embarcó en esta aventura musical que va camino de cumplir treinta años de vida.
Allí, desde muy niña («con dos o tres años») está Susana. «Las raíces de su padre son gallegas, de una aldea de Orense», cuenta Susana, quien recuerda que gran parte de su familia ha formado parte de los grupos folclóricos de la Casa de Galicia. «Yo llevaba toda la vida, desde los dos años, bailando y cantando en grupos de folclore castellano, como Arienzo», asegura Virginia Ferrero. En uno de los festivales que organizan las casas regionales, durante una celebración en la Casa de Galicia, Virginia conoció a los grupos gallegos de Valladolid.
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«Al final, el folclore es folclore. Además, que no conoce de fronteras. No puedes decir que la música castellana empieza en este pueblo y termina en aquel». Con la música gallega sucede lo mismo, ya que esos sones pueden escucharse también en zonas de León o de Zamora. Recuerda Virginia que ingresó en Erguedela de la mano de Ana Villares, vallisoletana de padre gallego.
«Lo más importante es que somos un grupo de amigas que disfruta con lo que hace. Llevamos muchos años juntas. Nos conocemos a la perfección. Y eso se nota durante los ensayos y también a la hora de actuar. Puede que haga años que no interpretemos juntas una pieza, pero en el momento en el que empezamos, sabemos muy bien cómo vamos a seguir». En las tonadas tradicionales, una de ellas es 'la que saca', quien empieza a cantar la primera estrofa de la canción. En la siguiente, ya entran todas, con sus voces afinadas y la percusión al compás. «No hay una persona encargada siempre de sacar. Nos repartimos las canciones para hacerlo».
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Y en el conjunto del repertorio, cada una tiene su pieza preferida. Virginia elige 'Erboedo', una canción que, asegura, supuso un «reto de superación personal». «Es tal vez la canción más complicada que tocamos. Es muy difícil, muy nasal a la hora de cantarla, pero muy bonita». Ana se queda con esa 'Muiñeira de Linhares', un tema festivo, con origen en Orense, en el que interpreta la lata de pimentón. Susana destaca 'Balouta', una canción de la zona de los Ancares que tocan con pandeiras y donde el vibrato es relevante. También María Aparicio, si tuviera que elegir, se quedaría con esta canción. «Fue la primera que aprendí», rememora, para añadir que llegó al grupo gracias a varias amistades en común con alguna de sus integrantes.«Yo no sabía nada de música, así que ese no es impedimento para venir a tocar. Basta con que tengas buen ritmo y ganas de pasártelo bien», apunta María.
Recuerda además que ha habido músicos y profesores que han colaborado con las agrupaciones de la Casa de Galicia, como Germán Díaz, comoJorge Arribas (de Fetén Fetén), como Rafa Cubillo.
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«Mi canción preferida es 'Verde Gaio'», dice Elena Martínez, quien con nueve años ingresó en el grupo de baile y, desde entonces, no ha abandonado los escenarios de esta casa regional. «Es un tema muy fiestero, de la raya con Portugal, que tocamos sin pandereta. Basta con las palmas. Así que, cada vez que tenemos una celebración, una cena, la gente se anima y cada una canta una copla».
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En sus conciertos, Erguedela suele actuar con vestuario informal, pero en las actuaciones que comparten con el grupo de danzas, sí que se visten con los trajes típicos de Galicia (saya, mantelo, dengue, mantón). El grupo también está integrado por Irene López, Marisa de la Lama, Eva Ayudo y Aitor Ingelmo.
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