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Por qué no hay ningún toro de Osborne en ValladolidNegro zaino, corniapretado, ensillado y de generosa papada, el primer toro de Osborne se colocó en mayo de 1957 en el kilómetro 55 de la Nacional I (Madrid-Burgos). El éxito de la campaña para publicitar el coñac Veterano fue inmediato y la empresa bodeguera llegó a colocar una manada de medio millar de toros en las carreteras de toda España. Hoy solo quedan unos noventa diseminados por el territorio nacional, trece de ellos en Castilla y León, ninguno en Valladolid. Hace años hubo un 'ejemplar' en Villavieja del Cerro, pedanía de Tordesillas, en la Nacional VI y, en 2008, a punto estuvo de haber otro muy cerca del territorio vallisoletano, en la Autovía de Pinares, a la altura de Cuéllar. La propuesta la defendió a capa y espada la edil de Cultura de la villa segoviana allá por 2008, pero quedó en agua de borrajas. Y en «Quizá se retome ahora el tema», asegura María del Carmen Gómez. Abro hilo:
↓ Siempre en lo alto, el toro de Osborne ha contemplado en las últimas seis décadas una España que luchaba por cruzar el umbral del desarrollo y otra muy distinta que circula por carreteras desdobladas y en vías férreas de alta velocidad. La primera valla publicitaria de la bodega fundada en El Puerto de Santa María se colocó en 1957 en las inmediaciones de la localidad madrileña de Cabanillas de la Sierra, en la Nacional I. Una silueta de un toro bravo fabricada en madera de cuatro metros de altura y que se iba a convertir, ahí es nada, en la imagen española del siglo XX. El desgaste climatológico llevó en 1961 a fabricar el primer toro en chapa metálica, ya de siete metros de altura y sin la cornamenta blanca del diseño inicial. Un año después, en 1962, el astado volvió a cambiar de tamaño, duplicando las proporciones. En esta ocasión, la decisión de fabricar siluetas de catorce metros vino marcada por un decreto ley que obligaba a retirar la publicidad a alejarse de los márgenes de las carreteras.
↓ Los toros de la carretera sufrieron un nuevo varapalo en 1974 cuando tuvieron que ser reubicados por la publicación de otro decreto que obligaba a retirar la publicidad de los márgenes de las calzadas de los 20 hasta los 50 metros. Pero lo peor estaba por llegar. En 1988 se aprobó la Ley General de Carreteras que obligaba a quitar todas las vallas publicitarias de la red de carreteras para no molestar la visibilidad de los conductores. Esta normativa suponía la puntilla para los toros de Osborne. Se desató una fervorosa campaña a favor del toro, que resultó indultado una década después por el Tribunal Supremo «por estar integrado en el paisaje español» y fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Junta de Andalucía.
↓ Se había convertido en un símbolo que sobrepasaba con creces la dimensión publicitaria. La enorme silueta acompañaba a los españoles durante los eternos trayectos estivales camino de la playa, animaba a los deportistas en sus competiciones y escoltaba a los militares en las misiones humanitarias. Y ha servido de soporte perfecto para todo tipo de reivindicaciones. Los toros de Osborne han aparecido pintados de vaca, con los colores de la bandera republicana, decorado escenas del Guernica e, incluso, con mascarilla mucho antes de que el término coronavirus formara parte de nuestro vocabulario. Y fue portada en 1972 de la revista 'The New York Times Magazine'.
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↓ La creación de la famosa imagen comenzó 1956, cuando la bodega decidió encargar a la agencia de publicidad Azor el diseño de un símbolo para su brandy Veterano. Querían una publicidad muy masculina y española. «Una valla que no fuera rectangular», puntualizaron. La tarea recayó en Manolo Prieto (1912-1991), director artístico de la agencia en aquel entonces. El toro bravo desafiante y vigilante, mirando directamente al horizonte, que planteó Prieto fue rechazado por la marca en un primer momento. Pero el ilustrador, lejos de amilanarse, hizo las maletas y se plantó en El Puerto de Santa María para defender su creación. Lo logró.
↓ En un año, la manada se amplió hasta quince ejemplares y en los años sesenta se podían contabilizar en España quinientas siluetas de astados de catorce metros y 4.000 kilos de peso formadas por 70 chapas que se ensamblaban y fijaban con 1.000 taladros. Todo creado de manera artesanal en un taller de fragua de la familia Tejada en El Puerto de Santa María, que lleva tres generaciones dedicándose de manera casi exclusiva a mantener los toros presentables. Cuando se le requiere, cosa que actualmente no suele ocurrir, amplían la manada.
↓ Hoy quedan en España menos de noventa siluetas ancladas a la tierra con basamentos de seis metros cúbicos de hormigón y sujetas por torretas metálicas. En el extranjero hay otras tantas. En 2018 se instaló en las montañas japonesas de Matsunoyama una copia de diez metros y desde 2012 otra luce en el Superkilen Park de Copenhague, en Dinamarca. Al otro lado del charco, en México, hay otros cuatro ejemplares, eso sí, son de brandy Magno, no de Veterano. Cádiz, Alicante y Sevilla son las provincias que cuentan con más toros de Osborne en la actualidad. En Castilla y León hay trece: tres en las carreteras de Burgos, otros tres en León, dos en Salamanca y Segovia y uno en Ávila, Zamora y Soria. Palencia y Valladolid son los únicos territorios de la comunidad que no cuentan con la mítica estampa en alguno de sus cerros.
↓ Para explicar por qué provincias como la vallisoletana carecen de este icono nacional, desde el grupo Osborne aseguran que fue una cuestión que estuvo «muy ligada al responsable del negocio que tenía cada la zona» en los años sesenta. Hay cuatro siluetas rodeando Valladolid, todas a ciento y pocos kilómetros, pero ninguna dentro de los márgenes de la provincia. «Cuando se puso en marcha la campaña publicitaria se priorizaron las vías con buena visibilidad y con tráfico, pero sobre todo fueron decisiones muy vinculadas al negocio de Osborne en la provincia y al responsable comercial en la zona que promovía la instalación del mismo», explican desde la empresa. «Actualmente no es así, es una decisión que está centralizada y, salvo contadas excepciones, no estamos colocando más toros de los que había previamente a la Ley de Carreteras de 1988», reconocen. «La instalación y mantenimiento de los toros de Osborne –argumentan desde la bodega andaluza– requiere presupuestos económicos importantes y no estamos instalando nuevos toros, salvo alguna excepción muy justificada».
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↓ Cuéllar estuvo muy cerca de convertirse en una de esas excepciones en 2008. La villa segoviana llegó a tener el compromiso de Osborne de que cuando tuvieran un toro disponible lo colocarían en las inmediaciones de la localidad que, además de contar con los encierros más antiguos de España, estaba a punto de ver cómo se inauguraba la Autovía de Pinares, que une desde entonces Valladolid con Segovia. A ello se dedicó en cuerpo y alma María del Carmen Gómez, concejala de Cultura durante dos legislaturas (2007-2015) y edil en la oposición otros cuatro años antes. Tenían claro el emplazamiento: en el entorno del Camino de Escarabajosa y el Camino de Las Maravillas, en una finca de masa común y uno de los puntos más altos de la autovía.
↓ «La idea surgió en el 2007, cuando el toro cumplió su 50 aniversario y yo era concejala de Cultura», rememora María del Carmen Gómez. «Hablé por teléfono con el centro de publicidad de Osborne y me dijeron que hiciéramos una solicitud fundamentado lo que significaba para nosotros tener el toro. Recuerdo que me dieron un montón de explicaciones, que les tenían de tres tamaños, incluso me adelantaron las medidas de las zapatas de hormigón que había que hacer en el terreno y los kilos de pintura que usaban... Me dijeron que hiciera la petición, que no había ninguno disponible, pero que como se estaban retirando de algunos sitios, cuando tuvieran uno nos lo ponían», asegura esta cuellarana, biógrafa de la poeta Alfonsa de la Torre, al otro lado del teléfono. Y se puso manos a la obra. «El Ayuntamiento de Cuéllar tenía que ceder un terreno de unos 150 metros cuadrados [...] Elegimos una loma junto a la autovía que no quitaba las vistas de la villa y que se ve perfectamente desde Sanchonuño y elaboré un informe donde destacaba el arraigo cultural y de tradición relacionado con el mundo del toro de Cuéllar. Todo lo hablaba con ellos por teléfono y lo último que me dijeron fue que habían recibido la solicitud, que cuando hubiera uno disponible nos los darían, pero luego se olvidó. Quedaron que llamarían y nunca más llamaron», se lamenta María del Carmen que, a raíz de este reportaje, ha vuelto a hablar del tema con el actual alcalde de la villa, Carlos Fraile. «Yo no pierdo la esperanza», asegura María del Carmen Gómez.
↓ Como cualquier símbolo, el toro de Osborne cuenta con partidarios y detractores. Aunque pocos ponen pegas a la imagen recortada sobre el horizonte de casi toda España, hay quien le achaca connotaciones políticas o culturales. Cataluña no tiene ninguno. El último, el de El Bruc (Barcelona), fue derribado hace más de una década por un grupo autodenominado La Bandera Negra. Y el único que quedaba en pie en Navarra también cayó hace un par de meses. El colectivo juvenil 'abertzale' Ernai serró las sujeciones de la estructura de Tudela en octubre y lo publicó en redes sociales.
↓ Son cientos las anécdotas que rodean a esta figura. El cineasta Bigas Luna castró al astado de Huesca para su película 'Jamón, jamón' y, cuentan, que se llevó los testículos a su casa. El toro de las carreteras ha sido reinterpretado en las últimas décadas por artistas como Salvador Dalí, Keith Haring, Richard Avedon, Helmut Newton o la reconocida fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz. Incluso, se llegó a diseñar uno con 2.000 cristales de Swarovski que estuvo en el exterior de la Casa de América de Madrid, en plena plaza de Cibeles. Y sigue de actualidad. El diseñador Palomo Spain acaba de lanzar una línea de sudaderas (45 euros) y camisetas (35 euros) bajo el lema 'Fuerza y Genio' con su personal visión del emblemático toro. Pueden ser una opción de regalo estas navidades. Ahí lo dejo.
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