Una de las cuatro farolas monumentales realizadas en 1878 en los Talleres Gabilondo, en la plaza de la Solanilla. Vídeo y fotografías de Rodrigo Ucero
El hilo

El misterio de la cuarta farola histórica del Campo Grande

El Ayuntamiento de Valladolid encargó cuatro candelabros de fundición de hierro para el Paseo Central del parque histórico en 1878. Tres siguen en la capital, pero no hay rastro del cuarto. La Bañeza conserva uno de idénticas características, pero no se trata del farol extraviado

Berta Muñoz Castro

Valladolid

Sábado, 24 de febrero 2024, 00:01

Este reportaje es un repaso por las farolas más antiguas de Valladolid. Un cuaderno de ruta para aquellos que quieran aprovechar el fin de semana para dar un paseo por el centro y, de paso, admirar joyas del ornato público que datan del último cuarto ... del siglo XIX. La idea es recordar la historia de los candelabros más antiguos de la capital del Pisuerga, que salieron en 1878 de los Talleres Gabilondo Hermanos y que comenzaron a alumbrar las dos entradas de la avenida de Alfonso XIII un año después. La empresa vallisoletana forjó cuatro faroles idénticos para el paseo más popular de la ciudad. Solo tres han sobrevivido. Abro hilo:

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↓ En la segunda mitad del siglo XIX el Ayuntamiento de Valladolid comenzó a invertir tiempo y dinero en adecentar los paseos y las plazas de la ciudad. El ambicioso proyecto municipal incluyó la renovación del vergel del Campo Grande, por aquellos años conocido como Campo de Marte. Además de las mejoras de la jardinería del triangular parque histórico, a partir de 1862, se acometió la conducción de gas en la Avenida de Alfonso XIII –actual Acera de Recoletos–. En esa zona, muy concurrida ya en aquellos entonces, se instalaron varias filas de farolas de hierro, bancos de piedra con respaldo incluido y abundante arbolado. El colofón de la obra, en enero 1879 –un año antes de la muerte del alcalde Miguel Íscar en Madrid a causa de un derrame cerebral– fue la colocación de cuatro candelabros monumentales a la entrada de la avenida, dos junto a la actual Plaza Zorrilla y otros dos junto a la de Colón.

Dos de las cuatro farolas monumentales, sin la peana que tienen en la actualidad, en el Paseo de Los Coches.

↓ Estos cuatro faroles monumentales de fundición de hierro se comenzaron a forjar en julio de 1878 en los talleres Gabilondo Hermanos y se colocaron al año siguiente. La catedrática de la Universidad de Valladolid María Antonia Virgili asegura que hubo una convocatoria pública para determinar quién haría las farolas. En las bases del concurso, según la historiadora, se establecía que los candelabros tenían de ser de «calidad superior, sin grietas ni otras faltas, con cuatro brazos formando en sus direcciones ángulos rectos con el árbol central que debía de tener sus correspondientes conductos de gas y cinco globos de vidrio». El diseño final contó con cuatro festones de flores y frutos bajo cuatro niños semidesnudos que parecen sostener el báculo de la farola. Solo tres han sobrevivido al paso del tiempo. «Son las farolas 1, 2 y 3 de la ciudad», asegura Francisco Pérez, jefe del Servicio de Espacio Público e Infraestructuras de Valladolid. Tres joyas del ornato público que siguen cerca de un siglo y medio después en Valladolid.

Cuatro niños parecen sostener el báculo de la farola.

↓ Los hermanos Agustín, Acisclo y Gabriel Gabilondo comenzaron su actividad comercial en 1860. En su casa taller de ferretería de la calle Santiago además de vender y reparar todo tipo de relojes, ofrecían a los clientes «camas y catres, planchas de vapor, cocinas y estufas, básculas y romanas al sistema moderno, balcones y herrajes de todas clases». En 1872, uno de los hijos de Agustín, Leto Gabilondo, tomó las riendas de la empresa y la hizo prosperar. La muerte de Leto en 1897 con 37 años obligó a su viuda, Elvira Manso, a hacerse cargo del negocio. En 1949, la empresa se trasladó al paseo del Arco de Ladrillo, donde disponían de talleres de calderería, vagones, construcciones metálicas, forja, ajuste y mecánica. Finalmente, cerró en 1964. Fue bajo la gestión de Leto Gabilondo, que también fue concejal del Ayuntamiento de Valladolid, cuando se forjaron los cuatro faroles de marras.

Contraportada de El Norte de Castilla del 13 de junio de 1862, donde los hermanos Gabilondo anunciaban su casa taller de ferretería.

↓ «La costumbre de mover las farolas en Valladolid es emblemática», asegura Francisco Pérez. Todo apunta a que las dos parejas de farolas estuvieron en su emplazamiento original hasta el año 1929. Después se sabe que han pasado por las plazas de la Rinconada, el Campillo y San Miguel, hasta acabar en su ubicación actual. «Dos, las que mejor se conservan, están en los jardines de La Rosaleda. Y la tercera, se instaló en la plaza de la Solanilla, a principios de la década de los años sesenta», explica Jesús Martínez, jefe del alumbrado público de Valladolid. A los tres candelabros se les colocó en los años cincuenta «una peana de piedra para que quedaran más bonitos».

En La Rosaleda están dos de las tres farolas monumentales que han sobrevivido al paso de los años.

↓ De las tres farolas monumentales de la ciudad, la que peor se conserva es la que se encuentra junto a la iglesia de Santa María de la Antigua. Jesús Martínez reconoce que «aunque son muy robustas y han aguantado bien el paso del tiempo, en los continuos cambios de ubicación siempre sufren algún golpe». Es cuestión de semanas que el candelabro de la plaza de la Solanilla pase por el taller. «Soldar la fundición no es tarea fácil y es complicado encontrar empresas que se encarguen de este tipo de trabajo, pero estamos en ello», asegura este empleado municipal que cifra en 48.000 los puntos de luz que tiene en la actualidad Valladolid. «Hay una por cada seis habitantes. Cada familia tiene su farola», explica gráficamente.

El candelabro de la Solanilla va a ser restaurado en breve.

↓ Lo que sigue siendo un misterio es dónde ha ido a parar la cuarta farola que a finales del XIX recibía a los vallisoletanos en el paseo del Salón. Todo apunta a que se perdió en uno de esos ires y venires por las plazas de la capital... «Pero no se sabe con certeza», se lamentan en el Ayuntamiento. «Solo sabemos que hay una exactamente igual en La Bañeza, pero no se trata de la cuarta farola desaparecida de Valladolid», asegura Francisco Pérez. Se trata de un candelabro que salió de la fundición Gabilondo y que viajó hasta el municipio leonés en 1892. «Primero estuvo en la Plaza Mayor y, en la remodelación de 1967, se trasladó junto a la iglesia del Salvador, donde se encuentra en la actualidad», explican en el Consistorio bañezano. Es exactamente igual que las de Valladolid, solo se diferencia en que no tiene en la base las inscripciones 'Fundición de Gabilondo Hs. Valladolid' y 'Ayuntamiento de Valladolid, 1878'.

Farola en la plaza del Salvador de La Bañeza.

↓ Pero no todo son farolas en Valladolid. En la calle San Ignacio permanecen los brazos de farolas más antiguos de la ciudad. En esta céntrica vía colmada de palacios e iglesias, que debe su nombre a la llegada de los Jesuitas en el siglo XVI, se conservan los soportes para luminarias con más solera de la capital. En la fachada principal del palacio del Marqués de Valverde –una familia que hizo parte de su fortuna con el transporte de hielo desde del pico Espigüete a Valladolid– se pueden observar dos de estos faroles históricos en los que destaca el escudo de la ciudad.

Brazo de farola con el escudo de Valladolid en la calle San Ignacio.

↓ En Valladolid conviven las luminarias más vanguardistas con farolas que rozan el siglo y medio de vida. Todas agrupadas en centros de mando. «En cada centro de mando, además del contador y del aparellaje eléctrico, existe un reloj programador astronómico que es el que ordena el encendido y el apagado de las luces», explica Jesús Martínez. Limitar las horas de luz supone un ahorro considerable, pero lo que ha marcado un antes y un después en la economía energética de la ciudad ha sido la sustitución de las antiguas luminarias por las nuevas con luces led. Si el presupuesto de alumbrado de Valladolid estaba en 4,5 millones de euros hace una década, en 2023 se ha conseguido rebajar a 2,5 millones.

Las primeras farolas que iluminaron el Puente Mayor también están en La Rosaleda.

↓ A los jardines de la Rosaleda Francisco Sabadell también han ido a parar las primeras farolas que se instalaron para alumbrar el Puente Mayor. «Son unas columnas que llaman la atención por su asimetría. Son así porque originalmente tenían el lado sin luminaria hacia el río y el lado con luminaria hacia el pavimento del puente», explica el director del Servicio de Espacio Público e Infraestructuras.

Farola de piedra, en la plaza de la Trinidad.
La misma farola, en los años sesenta, en la plaza Fuente Dorada. Archivo Municipal de Valladolid

↓ Muy cerca de La Rosaleda, en la plaza de la Trinidad, está otra de las farolas más peculiares de la ciudad. Con esta columna de piedra de cuatro brazos que llegó frente a la Biblioteca de Castilla y León desde la plaza de Fuente Dorada en 1970 finalizamos un recorrido que merece mucho la pena.

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