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Iba a ser un canutazo, una comparecencia exprés con preguntas, pero la respuesta del Ayuntamiento fue enviar un audio de whatsapp. Ignacio Zarandona, concejal de Urbanismo, aseguraba que se había encontrado en la Comisión de Seguimiento del Convenio de Integración Ferroviaria con «una sorpresa». En ... la reunión telemática estaba el ministro de Transportes, Óscar Puente, con un requerimiento de Adif para que el Ayuntamiento agilice los trámites pendientes de la integración en un mes o comenzará el proceso de disolución de la sociedad Valladolid Alta Velocidad.
La sorpresa, en cuanto al contenido, fue solo para Zarandona, porque las intenciones del Ministerio, de Adif y de Renfe se conocían desde hacía días. Fue el Ayuntamiento el que pidió una reunión técnica para Arco de Ladrillo y la convocatoria de la Comisión de Seguimiento. Cuando se fijó la fecha y lugar, este jueves en la sede del Ministerio de Transportes, adujo que no podían acudir y pidió que fuera telemática. Aun así, Jesús Julio Carnero, alcalde de Valladolid, tampoco asistió a la videoconferencia a pesar de lo escueto de su agenda pública, con una rueda de prensa de 10 a 11 y un acto de homenaje de 12 a 13 horas. Fuentes municipales advierten de que el alcalde no estaba invitado a la reunión, como tampoco el ministro de Transportes, Óscar Puente, que apareció, y a eso se refería Zarandona, «por sorpresa». Por el afán, esgrimen, de presentar una especie de consejo de administración paralelo en un órgano que no está para eso.
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Sea como fuere, Óscar Puente lanzó el órdago esperado. Con una advertencia: «La conclusión es que el señor Carnero aboca a la ciudad a la nada, porque el soterramiento no se va a producir, ya hemos dejado claras las razones técnicas y económicas que lo hacen inviable. La única posibilidad es que se continúe con la integración, la demolición de Arco de Ladrillo, la mejora de la conectividad de la avenida de Irún… Incluso estábamos dispuestos a mejorar el convenio incorporando otros pasos. Al final la realidad es que no va a haber nada, ni soterramiento ni integración».
Para Ignacio Zarandona, esto son «amenazas» que no son de recibo en la negociación que el Ayuntamiento dice querer emprender. Sin embargo, en el audio remitido por su gabinete de prensa el concejal apenas hace referencia a las cuestiones técnicas que le requiere Adif. «Dicen que incumplimos y esto no es así, a fecha de hoy estamos cumpliendo todos los compromisos que tenemos adquiridos con la sociedad. Por ahí no hay caso», dice. El Ayuntamiento insiste en que están tranquilos a ese respecto y darán cumplida respuesta en su momento.
La semana pasada, el Ayuntamiento y la Junta aún no habían aportado las cantidades correspondientes al convenio de integración para 2024, que deben ponerse cada año antes del mes de abril. Esta es una de las cuestiones que pide Adif en su requerimiento. «Adif, Adif Alta Velocidad y Renfe operadora cumplieron puntualmente con su obligación de efectuar el pago de la anualidad que corresponde», señalan, mientras que apunta que el Ayuntamiento de Valladolid «hasta la fecha» no solo no ha pagado sino que no ha indicado que tenga intención de hacerlo. Recuerda que el 24 de junio el Pleno municipal, a instancias del PP, aprobó reclamar a la sociedad Valladolid Alta Velocidad «la suspensión de la aportación de 11.075.000 euros». Y sostiene que esa suspensión no está prevista en el convenio, por lo que interpreta la resolución «como una voluntad de incumplir con la obligación».
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Pero es que además el requerimiento enviado por Adif incluye la reclamación de unos trámites urbanísticos que son claves para poder continuar con las obras de integración. Dos de los pasos de Ariza están a falta de que el Ayuntamiento «finalice el proyecto constructivo y dé respuesta a las últimas observaciones formuladas por Adif» y emitir «el informe de supervisión municipal definitivo», tras lo cual se aprobarían en Junta de Gobierno y se podrían licitar. Ese último paso es el que falta también en el paso de vehículos previsto entre Hípica y Adolfo Suárez.
Incluye Adif en su escrito el paso peatonal y ciclista de San Isidro, en el que se contemplaban su «ampliación y mejora». Al Ayuntamiento le corresponde dirigir la redacción del proyecto. Esta redacción se adjudicó «en el año 2020, por un plazo de 6 meses», sin que conste «que se haya finalizado ni la tramitación administrativa ni que se haya puesto el proyecto a disposición de la sociedad Valladolid Alta Velocidad».
Tampoco se ha resuelto, explica Adif, el trámite por el que la titularidad de los suelos del Nuevo Complejo Ferroviario, en el páramo de San Isidro, pasa a ser de Adif y Renfe. En la última reunión del consejo de Administración de la sociedad Valladolid Alta Velocidad, en el mes de julio, se afirmó que se estaban concluyendo los trámites administrativos antes de ser aprobados en la Junta de Gobierno municipal.
Otro de los proyectos que espera licitación es la urbanización de la calle Salud. Un proyecto ya finalizado que espera licitación y que no depende de ninguna otra obra para comenzar a realizarse.
Con todas estas exigencias sobre la mesa, el futuro de la sociedad Valladolid Alta Velocidad se juega en el próximo mes. «Las consecuencias del incumplimiento serán la inmediata resolución del convenio de integración suscrito en el año 2017 y el inicio de las operaciones de liquidación de la sociedad Valladolid Alta Velocidad», resumía Óscar Puente en unas declaraciones remitidas por su gabinete de comunicación.
«El Ministerio no está dispuesto a que jueguen con él. El alcalde puede jugar con la ciudad de Valladolid, con sus vecinos, me duele, pero con quien no va a seguir jugando es con el Ministerio de transportes y Movilidad Sostenible. Las relaciones entre las instituciones se rigen por los principios de buena fe y lealtad y más cuando lo que hay por medio es un convenio que se tardó más de dos años en firmar, informado por la Abogacía del Estado y suscrito por las tres administraciones. No se está respetando, no se está cumpliendo, el Ayuntamiento tiene una clara voluntad obstruccionista para no cumplir con el convenio y por tanto el Ministerio no puede seguir soportando los constantes incumplimientos», concluyó el ministro.
Ignacio Zarandona, mientras tanto, se aferraba a una hipotética negociación del soterramiento que no va a producirse, en vista de lo ocurrido. «La cerrazón de un ministro y la falta de diálogo es la que nos quiere poner contra las cuerdas», aseguraba. Aunque el diálogo que ha pedido el Ayuntamiento es, según explicó, para «abrir un turno para estudiar algo que Valladolid se merece, la alternativa para ver la posibilidad real del coste, de los tiempos y de la comparación con la integración en superficie que está vigente. No tienen intención de modificar el convenio inicial».
En esta posición de bloqueo, como ya se anticipaba días atrás, los pasos que cada parte dé el próximo mes son claves para dirimir el futuro de la ciudad. La disolución de la sociedad Valladolid Alta Velocidad dejaría 16 pasos de la integración ferroviaria sin ejecutar y el Arco de Ladrillo en pie. En cambio, la nueva estación de tren se licitará a finales de año porque solo depende de Adif, no del convenio de integración, y el Nuevo Complejo Ferroviario y la Variante Este seguirán adelante por idéntico motivo. A partir de ahí, Adif y Renfe habrán obtenido todos los objetivos que se marcaron cuando comenzó toda la operación, no ya de integración, sino desde el primer intento de soterramiento. Y Valladolid, con la nueva ley de Movilidad Sostenible en la mano y en el más optimista de los casos, deberá convencer a la Junta y a un futuro Ministerio de que se retome el soterramiento haciéndose cargo el Ayuntamiento, junto al Gobierno autonómico, de un 70% de la factura.
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