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Manuel Rodríguez, en su taller de labores. B. Rodríguez
Coronavirus en Valladolid: Manolo, el de los Seat 600, un titán hasta el final

Manolo, el de los Seat 600, un titán hasta el final

Falleció este sábado tras 48 horas en la planta del Clínico de Valladolid donde ingresan los enfermos graves que no caben en la UCI

Antonio Corbillón

Valladolid

Domingo, 29 de marzo 2020, 08:21

Tumbado en una cama en la habitación 902A del Clínico de ValladolidManolo Rodríguez ponía a prueba, otra vez, su condición de superviviente nato. Parecía imposible luchar contra algo más duro que la bacteria que obligó a amputarle la pierna derecha y le tuvo 400 días en el hospital hace cinco años.

Pero sí. Ahora con neumonía y coronavirus , el reto fue definitivo. «El jueves le pusieron en coma barbitúrico y le sedaron. Está dormido, tranquilo y sin dolores pero solo... esperando a irse», lamenta su hija Begoña. Anoche se cumplió ese fatal pronóstico.

Manuel era un vitalista de 72 años, de mil oficios y aficiones al que la jubilación de Fasa Renault o la amputación no lograron parar. Famoso por su apego a las concentraciones de Seat 600, con el suyo recorrió toda España en compañía de Begoña, su mujer.

Pero este es un tiempo inoportuno para enfermar y exigir cuidados médicos. Los doctores no acertaron con el aspecto alicaído que sufría desde el 18 de marzo. «Decía que le dolía el pecho, pero el médico de cabecera pensó que era depresión y le medicó». El esfuerzo denodado de sus tres hijos logró, una semana después y tras varias consultas 'online', que el 112 lo llevara a Urgencias. Allí se confirmó lo temido. Neumonía y su 'sombra', el Covid-19.

Su estado parecía destinado a la UCI (intensivos). «Nos dijeron que no había sitio y que, por su estado y edad estaba descartado para entrar allí», explica su hija. Ella llamó a todas las puertas para poder cruzar el 'Prohibido el paso Covid-19' que preside el acceso a la planta novena del Clínico. Quería ver dónde acaban los enfermos graves pero vedados para UCI. «Entra usted bajo su responsabilidad», le advirtieron al darle el traje y los protectores.

«Estuve allí tres horas con él. No vi estrés, ni agobio, ni tensión alguna. El aspecto normal de una planta normal. Mi padre estaba solo con un suero y un respirador. En el tiempo que estuve apenas pasó un asistente un minuto a ver el suero. Eso fue todo».

Begoña Rodríguez y su familia recibieron el viernes la disculpa médica por un error inicial que al final no ha tenido vuelta atrás. «No digo que Sanidad no esté haciendo un gran esfuerzo, pero he constatado que hay mucho descontrol», argumenta ella.

No habrá otra posibilidad de volver a cruzar esa puerta 902A. Fuera, los familiares solo reciben datos de gente amiga del otro lado. «Quien tiene un contacto sanitario dentro le llegan noticias». Uno de ellos se había comprometido a leerte hoy este texto a Manolo para que no dejara de luchar. Lamentablemente, no podrá escucharlo.

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