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Juan de Arfe y Villafañe nace en León en 1535 pero las vicisitudes del destino, y la labor de su padre, lo empujan a lo que sería la sede de las cortes y la capital del reino apenas setenta años más tarde. Cabe decir que este artista, en el que muchos ven al mejor de Valladolid, llegó a disputarse el metafórico título con Alonso de Berruguete.
Juan de Arfe falleció en 1603, en pleno auge de la capital vallisoletana, sirviendo a las órdenes del duque de Lerma y del rey de España, Felipe III. En su andadura comercial y profesional llegó a convertirse en un laureado escultor y orfebre del renacimiento español, dejando su impronta en ciudades como Sevilla, Ávila o la propia Valladolid.
Juan de Arfe
1535
Nacimiento de Juan de Arfe y Villafañe en León
Se traslada a Valladolid con su padre, Antonio de Arfe, donde comienza a aprender el oficio de la platería
1545/
1555
En esos años de Juventud, su padre abre un taller de platería, donde comienza su entrenamiento y formación
Se cree que participó, junto a su padre, en la creación de la Custodia de Medina de Rioseco
1552/1554
Se casa en Valladolid con Ana Martínez de Carrión, que era hija y nieta de plateros
1562
Nace su única hija, Germana, en Valladolid
1563
Publica en Valladolid “El aquilatador de la plata, oro y piedras preciosas”, uno de sus tratados más conocidos
1572
Custodia de la Catedral de Valladolid. Esta es una de las obras más conocidas de Juan de Arfe
1587/1590
Fallece en Madrid
1603
Juan de Arfe
1535
Nacimiento de Juan de Arfe y Villafañe en León
Se traslada a Valladolid con su padre, Antonio de Arfe, donde comienza a aprender el oficio de la platería
1545/
1555
En esos años de Juventud, su padre abre un taller de platería, donde comienza su entrenamiento y formación
Se cree que participó, junto a su padre, en la creación de la Custodia de Medina de Rioseco
1552/1554
Se casa en Valladolid con Ana Martínez de Carrión, que era hija y nieta de plateros
1562
Nace su única hija, Germana, en Valladolid
1563
Publica en Valladolid “El aquilatador de la plata, oro y piedras preciosas”, uno de sus tratados más conocidos
1572
Custodia de la Catedral de Valladolid. Esta es una de las obras más conocidas de Juan de Arfe
1587/1590
Fallece en Madrid
1603
Juan de Arfe
1535
Nacimiento de Juan de Arfe y Villafañe en León
Se traslada a Valladolid con su padre, Antonio de Arfe, donde comienza a aprender el oficio de la platería
1545/
1555
En esos años de Juventud, su padre abre un taller de platería, donde comienza su entrenamiento y formación
Se cree que participó, junto a su padre, en la creación de la Custodia de Medina de Rioseco
1552/1554
Se casa en Valladolid con Ana Martínez de Carrión, que era hija y nieta de plateros
1562
Nace su única hija, Germana, en Valladolid
1563
Publica en Valladolid “El aquilatador de la plata, oro y piedras preciosas”, uno de sus tratados más conocidos
1572
Custodia de la Catedral de Valladolid. Esta es una de las obras más conocidas de Juan de Arfe
1587/1590
Fallece en Madrid
1603
Juan de Arfe
1535
Nacimiento de Juan de Arfe y Villafañe en León
Se traslada a Valladolid con su padre, Antonio de Arfe, donde comienza a aprender el oficio de la platería
1545/
1555
En esos años de Juventud, su padre abre un taller de platería, donde comienza su entrenamiento y formación
Se cree que participó, junto a su padre, en la creación de la Custodia de Medina de Rioseco
1552/1554
Se casa en Valladolid con Ana Martínez de Carrión, que era hija y nieta de plateros
1562
Nace su única hija, Germana, en Valladolid
1563
Publica en Valladolid “El aquilatador de la plata, oro y piedras preciosas”, uno de sus tratados más conocidos
1572
Custodia de la Catedral de Valladolid. Esta es una de las obras más conocidas de Juan de Arfe
1587/1590
Fallece en Madrid
1603
Como apuntábamos en la línea temporal, el padre de Juan de Arfe y Villafañe se mudó de León a Valladolid por motivos laborales. En el taller de platería de su padre, comenzó a dar sus primeros pasos como escultor y orfebre, consiguiendo, según las crónicas, ayudar a su progenitor a construir la custodia de Medina de Rioseco.
Cabe resaltar que Juan de Arfe provenía de una familia de orfebres alemanes que siglos atrás, habían comenzado con el oficio. Nos remontamos al siglo XV, cuando su abuelo, Enrique Arfe, inculcó a su hijo, Antonio de Arfe, el gusto por la orfebrería, consiguiendo que este también se lo contagiara a sus retoños Juan de Arfe y su hermano Antonio.
Del abuelo, han sobrevivido hasta nuestros días muestras de su trabajo tales como la custodia de la catedral de Toledo o el Monasterio de San Benito en Sahagún, León. Del padre de Juan de Arfe, también podemos reconocer obras como la custodia de la catedral de Santiago de Compostela.
Respecto a Juan de Arfe, y comenzando demasiado pronto con su labor de orfebre, se le reconocen cientos de representaciones tradicionalmente cristianas que le fueron encargadas, como la Cruz de Valladolid, o la custodia para la Catedral de Ávila.
El escultor, especializado en orfebrería, llegó a formar parte de la Hermandad de la Virgen del Val y San Eloy de Valladolid y confeccionó varias custodias que sorprenden, a cada cuál más, por su belleza y su delicadeza.
El último trabajo de Juan de Arfe fueron unos bustos encargados por Felipe III. Uno de ellos se puede disfrutar en el magnífico Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Los moldes fueron encargados a Pompeo Leoni, quien realizó la parte negativa de la obra sobre el rostro del duque y la duquesa de Lerma y del arzobispo de Toledo. La talla fue encargada a Juan de Arfe y a su yerno, que dieron por terminada la labor entre 1601 y 1603.
Alrededor de la última década del pasado siglo, los investigadores prestaron atención a un documento que se encontraba olvidado en el Archivo de Medinaceli. Una carta manuscrita de Juan de Arfe, que adjunta un precioso dibujo de un proyecto en el que estaba inmerso el escultor. Por las líneas, transcritas al español actual por María Jesús García, cuyo artículo ha sacado a relucir este dibujo, Juan de Arfe se manifiesta en contra de las decisiones artísticas que en su nombre se están realizando sobre una escultura de los duques de Lerma.
Es desde Madrid, cuando escribe Juan de Arfe lo siguiente:
«Queriendo comenzar esta labor del sitial con los papeles que V.M. me enbió de Nicolás de Campis e hallado dos inconvenientes que conviene remediarlos. Uno que los escudos de armas, estando la iglesia dentro y fuera llena dellos, es aquí cosa muerta y que no dice nada, como todo lo demás de las copias, y me parece sería mejor otra empresa ducal y no se hallando poner las cifras de los nombres del Duque nuestro señor y nuestra señora la Duquesa quatropeadas con las coronas encima y quitarlas del nudo de las copias, y los cabos de las copias asirlos con una vuelta, porque las coronas allí ofuscan mucho este lugar y de lexos no se determinarán»
Esta carta, dirigida al representante del duque de Lerma, parece ser la respuesta a otras que el primero envió a Juan de Arfe desde Valladolid y Segovia. La intención del representante pasaba por incluir en el compendio escultórico contratado (que sería el sepulcro de los duques) una figura de Nicolás de Campís. Juan de Arfe no parece dispuesto a aceptar esta idea y responde con una propuesta pictórica que refleja, no el escudo harto repetido en las inmediaciones de la iglesia, sino un anagrama de los nombres del duque y la duquesa coronados en el centro con espacios rómbicos que él forma con cornucopias (Sanz, 1991).
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«Suplico a V.M. se lo diga al señor Nicolás de Campis, y que se me perdone el replicar esto, que como conozco su pecho, que es como el mío deseoso de asertar mas que de sustentar opinión, por esto me atrevo, y que me haga merced de no enocarse en esto ni V.M. tampoco hasta que hayamos tomado resolución porque esté tomada, lo demás se hage con liberalidad y gusto».
Se disculpa el autor de la carta, Juan de Arfe, que encuentra inoportuno señalar los errores del proyecto, pero que reconoce necesario corregir dichas faltas. Ya por último, actualiza el proceso y confirma su avance, dando información a los promotores del mismo del desarrollo de la escultura, despidiéndose del representante y siendo esta una de las últimas cartas que el magnífico escultor de Valladolid, Juan de Arfe, llegó a escribir.
«Los retratos de los señores Cardenal y Arzobispo, manos dellos con los ornatos de la capa pluvial, que son cristería y apóstoles de la cenefa, y borlas y bordaduras de almohadas de su parte, tengo hecho todo de cera y por estas manos pecadoras sin necesidad de italiano ni español, mas de solo mi yerno como se lo ofrecía a sus Excelencias, y va todo bien, sea Dios alabado, y venidos los retratos y armadura del Duque, mi señor, y retrato de mi señora, yo les daré una vuelta que se eche de ver después en el bronze, pues será espejo vivo, y porque salgo de los limites de mi condición que es ser más largo de manos que de lengua, no seré más largo. Suplico a V.M. esto de su labor, y retrasos vengan luego porque ando aparejando los barrones y descubriendo la fosa. V.M. me avise si a venido de Ampudia Alejandro de Armaolea para que le escriba que será presto menester, y yo le avisaré. Nuestro Señor guarde a V.M. en su servicio, en Madrid 7 de deciembre 1602. Joan de Arphe».
Ricardo de los Ríos fue un pintor vallisoletano que nació en 1846. Considerado uno de los mejores dibujantes y creadores de grabados de la época romántica, cayó en el olvido y se conocen muy pocos datos sobre su figura. Te los contamos el próximo domingo 12 de mayo.
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