La noche en observación la pasaron mejor, gracias al buen trato de los «'doctor', 'doctor'» –no se cansaron de repetir– y siempre con una sonrisa. Los cinco iraníes –cuatro hombres y una mujer– aislados en el Hospital Río Hortega de Valladolid al haber mantenido contacto ... con un sexto trabajador, que sigue en cuarentena por coronavirus en la capital vallisoletana, recibieron ayer el alta sin más contratiempos.
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Poco tiempo después, sobre las 16:30 horas, iniciaban su viaje de regreso «a casa». «Han sido horas muy largas, pero el trato de los médicos ha sido muy bueno», explicó Zhaleh, la ingeniera afectada, que se erigió en portavoz de sus compañeros. Ayer se despidieron con un sabor agridulce y «extraño» de Valladolid, después de permanecer una semana en la capital vallisoletana.
Nada más recibir el alta, regresaron al hotel donde se habían hospedado todos estos días en la capital, el Felipe IV, para, con la ayuda de los empleados de la recepción, pedir un taxi que les llevase hasta el Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid. Allí, y desde la terminal 4, tenían previsto coger un vuelo con destino a Teherán a las 22:30 horas con escala en Doha.
«Es un viaje muy largo y estamos cansados después de la noche de pruebas», señaló Zhaleh, mientras uno de sus compañeros se señalaba el brazo, en relación a los análisis de sangre, aunque las pruebas para descartar el contagio por el Covid-19 son sobre todo de tipo respiratorio.
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Aun así, y tras unas horas de «estrés» por la incertidumbre de si padecerían o no la enfermedad y la propia situación de sufrirla «lejos» de su país, los técnicos iraníes no ocultaban su alegría por poder circular «libremente» para regresar «a casa» tras «un final feliz».
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La mayor preocupación de los profesionales asiáticos estaba en el técnico ingresado aún en el centro hospitalario vallisoletano, uno de los más jóvenes del grupo. «Nos han dicho que estará así una semana. Tenemos la esperanza de que también vuelva a casa en una semana», incidió la ingeniera iraní en relación al primer paciente confirmado que padece el coronavirus en la provincia de Valladolid, ingresado el pasado jueves.
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Sin querer entrar en más detalles, y destacando una y otra vez «estar bien» –siempre con la sonrisa en la boca–, los ingenieros asiáticos se marcharon también con la satisfacción de haber completado su trabajo en la fábrica de Cidaut en el Parque Tecnológico de Boecillo. Allí realizaron junto a sus homólogos españoles un ensayo en la pista de impacto de una empresa dedicada a la investigación y desarrollo en transporte y energía.
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La curiosidad de la marcha de los ingenieros la protagonizó uno de los técnicos, que ya en el taxi decidió regresar al interior del hotel para llevarse como recuerdo un ejemplar de ayer de El Norte de Castilla, en el que la portada del periódico hacía alusión a la cuarentena que sufrieron y a cómo su compañero permanece aún en aislamiento.
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