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Fernández y Montañés, cara a cara de escultores en la Catedral de ValladolidGregorio y Juan se reunirán desde el próximo 12 de noviembre hasta el 2 de marzo de 2025 en la Santa Iglesia Catedral. Valladolid y Sevilla se hermanarán a partir de la exposición antológica que está preparando Las Edades del Hombre con más de ... 50 piezas escultóricas que representarán el máximo exponente del barroco español. La muestra abrirá en tres semanas mostrándose didáctica y patrimonialmente a los más especialistas, pero también al gran público como una comparativa de los dos maestros que también incluirá su obra antecedente.
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La Seo Metropolitana albergará esta extraordinaria muestra después del éxito y del propio nacimiento del ciclo expositivo de Las Edades del Hombre tras casi cuatro décadas -1988- aunque con una significativa diferencia: el espacio catedralicio compartirá exposición y culto ordinario. Y es que la gran exposición ocupará dos tercios del templo liberando la superficie restante para poder mantener el desarrollo habitual del calendario litúrgico.
Será un entendimiento cultural y espiritual en una misma iglesia, pero con espacios claramente diferenciados hasta el punto de que a la muestra se accederá por la puerta principal de la calle Arribas y a los cultos religiosos se entrará por la puerta de Santa María, la contigua a la plaza de la Universidad. Así, las misas se celebrarán todos los días de la semana a las 18 horas y los domingos una más en horario matinal, a las 10.45 horas. Respecto a la exposición, estará abierta de lunes a domingo y, aún pendiente de cerrar este extremo, en principio se cobrará entrada.
La arquitectura de la muestra está prácticamente concluida con la disposición de grandes paneles de madera para conseguir un gran espacio independiente que a su vez se dividirá en pequeñas estancias que incluso se crearán en las diferentes capillas de las naves de la Epístola y del Evangelio. Así, con esos corredores y buena parte de la nave central, los escultores Gregorio Fernández (1576-1636) y Juan Martínez Montañés (1568-1649) convivirán en una dimensión donde el visitante se impregnará del rigor y la austeridad de estos dos imagineros pertenecientes a una misma generación y temática aún con claras semejanzas y diferencias de estilos y técnicas entre ambos protagonistas.
Y todo enmarcado en la primera edición de AR-PA Turismo Cultural, una iniciativa presentada el pasado mes de noviembre como una «metamorfosis ambiciosa» de la Bienal Ibérica de Patrimonio Cultural (AR&PA), que se celebra cada dos años en Valladolid desde 1998 con el objetivo de «posicionar Castilla y León en el centro mundial del patrimonio y turismo cultural», tal y como definió el propio consejero de Cultura de la Junta, Gonzalo Santonja.
Conventos, iglesias y cofradías fueron los principales clientes de Fernández y Montañés en pleno Siglo de Oro y, principalmente, desde Valladolid y Sevilla. Son los dos representantes cumbre de las escuelas castellana y andaluza que se encontrarán en la capital bajo el auspicio de la Junta de Castilla y León y el Arzobispado de Valladolid además de la colaboración de la Junta de Andalucía para casi poner, frente a frente, mirada con mirada, a sus tan características obras marianas de la Inmaculada o a los cristos sangrantes con el propio San Bruno.
Una gran sala dentro de la Catedral
Un espacio tabicado, aislado con un suelo laminado y moquetado e incluso climatizado en alguna zona preservarán y protegerán a unas piezas de autores de la misma generación y de unas mismas coordenadas de pensamiento que llevaron el arte escultórico religioso a uno de sus momentos más brillantes, impulsando el paso desde la estética del Manierismo final al Barroco naturalista en las décadas iniciales del siglo XVII. Ninguno de los escultores del Siglo de Oro español alcanzó tanta repercusión como estos dos imagineros tal y como podrá contemplarse en obras que trascendieron lo cultural para aferrarse a lo devocional como, por ejemplo, en el caso de Gregorio Fernández, Nuestra Señora de la Piedad (hacia 1625) que procesiona la cofradía vallisoletana homónima o el Ecce-Homo (hacia 1620) que aún siendo propiedad de la Penitencial de la Vera Cruz lo alumbra también la hermandad del Cristo de los Artillleros.
Precisamente el atractivo de esta muestra además de por el diálogo entre Fernández y Montañés estará en la disposición extraordinaria de las piezas, por el propio espacio catedralicio pero también por su emplazamiento, como será el caso del gran paso procesional de El Descendimiento que Gregorio Fernández terminó de cincelar en 1624 para la Santa Vera Cruz y que representa la monumentalidad del periodo escultórico del barroco con un conjunto integrado por siete piezas de madera policromada caracterizadas por la enorme plasticidad y realismo. Este grupo estará colocado prácticamente a ras de suelo, sin su carraza habitual, y cabe señalar que inicialmente no estaba prevista su incursión en esta muestra pero su almacenaje en la Seo tras el colapso de la Vera Cruz permitió corroborar con su presencia el excelso relato escultórico de Gregorio Fernández.
Asimismo, la Cofradía de la Vera Cruz, la hermandad que atesora el gran tesoro artístico del escultor gallego afincado en tierras vallisoletanas, también cederá La Oración del Huerto, en este caso un paso procesional de su discípulo Andrés de Solanes, pero que sorprenderá al visitante porque estará acompañado de las imágenes de Judas y al menos un sayón, de la disposición original, pero que en la actualidad son propiedad del Museo Nacional de Escultura de Valladolid.
Otro de los grandes museos vallisoletanos, el Diocesano y Catedralicio, cederá cuatro obras destacando su característico Ecce Homo (hacia 1615), constituyendo seguramente una de las mejores obras de Fernández, pero también las imágenes de San Gabriel o un relicario. Entre otras numerosas, por ejemplo, reseñar de la provincia vallisoletana una Virgen del Rosario de Tudela de Duero.
Retratos pictóricos
La escultura de San Bruno del Museo bellas Artes de Sevilla será la pieza más cotizada de Juan Martínez Montañés en esta antológica sobre la imaginería castellana y andaluza que, en estos prolegómenos de la misma, destaca por el arduo trabajo de sus comisarios porque amén de que muchos propietarios de obras son recelosos en prestar por unos meses sus piezas aún con los correspondientes seguros, se da la circunstancia de que durante el puente festivo de diciembre la capital hispalense acogerá una magna procesión donde muchas iglesias, comunidades religiosas o museos quieren tener allí sus tallas para que los visitantes disfruten en todo su esplendor del arte sevillano.
Entre las curiosidades de esta muestra que se abrirá en pocos días será también el encuentro de los visitantes con los propios Fernández y Martínez Montañés, cara a cara, porque el Ayuntamiento de Sevilla ha cedido el retrato del sevillano pintado por Francisco Varela y el Museo de Escultura ha hecho lo propio con la efigie de Diego Valentín Díaz del ilustre vallisoletano. Y de Gregorio Fernández, por ejemplo, también estará su lápida funeraria que se conserva en el Museo de Fabio Nelli.
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