«Nava del Rey es una de las poblaciones más florecientes y animadas de Castilla. Su excelente vino, que puede competir con el de Jerez, ha sido una rica mina de oro que los hijos de la Nava han explotado y siguen explotando». Así escribió ... de Nava del Rey en 1891 el historiador y catedrático de la Universidad de Valladolid Juan Ortega Rubio.
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La uva verdeja producida en el término de Nava del Rey forma parte en la actualidad de la Denominación de Origen Rueda, creada en 1980. Pero hubo un tiempo, un largo tiempo, en el que los vinos de Nava del Rey -la Nava tenían una especial personalidad muy apreciada en los mercados españoles.
Algunos textos especializados en la industria vinícola hablan de Nava del Rey como la localidad donde más embotelladoras había en la década de 1960 en la producción de vinos de la comarca de Tierras de Medina.
El término del municipio -una de las tres poblaciones de la provincia, junto con Valladolid y Medina de Rioseco, con el título de ciudad (distinción otorgada por Alfonso XII en 1877)- estaba dedicado principalmente al viñedo: «Excelentes son los vinos de Nava del Rey», reseñaba Federico Carbonero en su libro 'Historia de La Nava del Rey', publicado en el año 1900.
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El profesor Ricardo Hernández García, de la Universidad de Valladolid, pone de relieve que gracias a la producción de vino, Nava del Rey se convirtió en la localidad más poblada de la comarca de Medina del Campo a mediados del siglo XVIII. Igualmente, se ha podido cuantificar cuál era la cantidad exacta que elaboraban anualmente los cosecheros navarreses, cantidad esta que la situaba como una de las mayores productoras de toda la meseta norte.
De su singular fama da testimonio una noticia publicada en El Norte de Castilla que relataba que el 24 de mayo de 1903, en el Colegio de San Gregorio -actual Museo Nacional de Escultura-, las autoridades de Valladolid agasajaron, entre otros, con sus caldos a los turistas que precedían a los participantes en el rally automovilístico París-Madrid que ese mismo día de mayo había dado comienzo en el Palacio de Versalles. En el 'lunch' ofrecido a los presentes, las viandas, consistentes en sándwiches de trufas, jamón, galletas, pasteles y helados, se acompañaron de vinos de Jerez, Rueda y Nava del Rey.
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Aquellos vinos de la Nava ya abastecían de antiguo a Valladolid. Tanto es así que en 1687 un tal Francisco de Ulloa trajo vino blanco de Nava del Rey para 'las tabernillas de la ciudad'. Eran caldos procedentes de las tierras que tenía el vizconde de Valoria en aquella villa. Del comercio del vino de la Nava en las tabernas de Valladolid hay abundante documentación que atestigua su importancia.
En la Navidad de 1858, el anuncio de la tienda 'Lonja de Tremiño', situada en la calle Especería, de Valladolid, ofrecía lotes de regalos navideños entre cuyos productos más destacados tenía caldos de Nava del Rey como 'vino de lo rancio'.
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La expansión del mercado vinícola navarrés se vio favorecida por la llegada del ferrocarril a la villa en 1864, lo que le permitió mejorar las relaciones comerciales con las regiones norteñas hasta la década de 1960, aunque no solo para el vino sino también para productos como el aguardiente o la harina, por lo que en las inmediaciones de la estación se establecieron diversas fábricas. A finales del XIX, los vinos navarreses duplicaron su precio, lo que aumentó las plantaciones de viñas y llegaron a los mercados de Jerez, Londres y Cuba. Incluso algunas bodegas jerezanas compraron las 'cubas de rancio' de la Nava para elaborar en Jeréz de la Frontera sus conocidos vinos generosos.
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Hasta los años 70 del siglo pasado, Teófilo Castreño (Teo) y un conductor, en un camión, transportaban vinos de Almacenes Arias (bodega navarresa fundada en 1872) en pipas (toneles) de roble y bocoyes (toneles de madera, roble generalmente, de gran capacidad), además de botellas, a distribuidores y bodegas de Santander, Torrelavega, Llanes, Unquera, Cervera, Santa Olalla de Molledo y otros pueblos que estaban en la carretera de Cantabria. Y volvían con las pipas y bocoyes vacíos.
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Y si de vino de Nava del Rey se habla es necesario dejar apuntado el enorme valor patrimonial y arquitectónico que aportan las bodegas en el subsuelo del municipio, que desde hace tiempo vienen documentando el arquitecto Alfonso González Gaisán y el historiador José Manuel Rodríguez Rodríguez. Unas bodegas que son el testigo del devenir histórico y económico de la localidad desde mediados del siglo XVI hasta finales del XIX.
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