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Pescadores en el Pisuerga. Archivo Municipal
El pasado pescador de Valladolid
El cronista | Historias de aquí

El pasado pescador de Valladolid

Dónde se podía realizar esta actividad tanto en la provincia como en la capital, qué tipo de peces se comían, desde dónde llegaban...

Jesús Anta

Valladolid

Jueves, 10 de agosto 2023, 00:17

El pescado de río casi ha desaparecido de la cocina, a excepción de la trucha y poco más, sustituido por la pesca de mar. Sin embargo, el consumo de peces de agua dulce ha estado muy extendida entre la población. Hace pocas décadas como mucho se podía sustituir por algún pescado en salazón como balacao o arenque. Solo las clases muy pudientes se permitían el lujo de consumir pescado fresco de los puertos del Cantábrico.

Medina de Rioseco y Villalón de Campos eran los principales mercados de suministro de pescados en salazón proveniente del Galicia, Cantabria y Vizcaya. Existe gran cantidad de maneras que había de conservar el pescado de mar: secado al aire (merluza, congrio), curado salado (bacalao), espolvoreado con sal (sardina), escabechado, anchoado, etc. Solo, muy excepcionalmente, llegaba al interior pescado fresco conservado con hielo y helechos, acarreados por los arrieros.

Por eso, el Pisuerga y el Duero han sido los grandes suministradores de pescado de las poblaciones vallisoletanas. A las capturas en estos ríos antaño se añadía lo pescado en algunas lagunas, como las Reales de Medina del Campo.

Plano del término de Medina del Campo, en el que en la parte inferior están señaladas las Lagunas Reales.

De la pesca de agua dulce dan fe unos cuantos testimonios en la provincia de Valladolid. En Castronuño hubo decenas de familias que se dedicaban a la pesca, de las que obtenían al menos unas rentas complementarias. Una práctica que llegó con cierta intensidad hasta la década de 1950. En la orilla del Duero, a los pies del municipio, hay un paraje que se llama 'El puerto'. La pesca se vendía en municipios limítrofes: bogas, barbos y bermejas eran algunas de las especies que capturaban. Y en Pesquera de Duero, municipio en el que este tipo de actividad tuvo alguna importancia, incluso tenían un pilón en el que se conservaba el pescado vivo hasta su venta por los pueblos del entorno.

Volviendo a Medina del Campo, se documenta que en las Lagunas Reales, mediante barcas, se obtenía tenca y anguila. Tal era la actividad que se llegó a nombrar un guarda que evitara la pesca furtiva pero hace años que las lagunas están prácticamente secas.

En Laguna de Duero, durante la posguerra vivió alguna familia que obtenía abundante pesca en los ríos Duero y Pisuerga que luego no solo vendían en Laguna, sino en varias poblaciones, según informa la revista digital 'Laguna al día'. Había una familia, los Adeva, conocida como «los Peceros».

Abundio fue el último pescador de Castronuño. Jesús Anta

Algunos monasterios y conventos, como el de la Santa Espina, por ejemplo, contaba con un criadero de tencas, uno de los más exquisitos peces de agua dulce. Y el monasterio cisterciense de San Bernardo era conocido en la comarca por su «fuente anguilera». El lugar donde conservaban vivos para su consumo los ejemplares de anguila capturada en el Duero.

Pero, sin duda era en Valladolid ciudad donde más potente y organizada estaba la industria de pesca que se realizaba en el Pisuerga y en mucha menor media en la Esgueva en su parte alta antes de entrar en la ciudad.

Pinheiro da Vega, el circunstancial cronista de la corte vallisoletana de primeros del XVII, da cuenta del consumo de pescado y escribe que le llamaba la atención los ejemplares que llegaban de Santander y Vizcaya, y las truchas que traían de Burgos. Además, comenta que Valladolid tenía mucha cantidad de barbos y que había un barco que se arrendaba para la pesca «detrás de la isla de San Jerónimo», que es lo que ahora se conoce como la isla del Palero, frente al Museo de la Ciencia.

La última tienda, ya cerrada, en la calle Panaderos, en la que la venta de bacalao era una actividad importante. Jesús Anta

El Catastro de la Ensenada de 1752 anota que a lo largo de las orillas del Pisuerga había cinco canales de pesca (de propiedad eclesiástica alguno), que solían construirse junto a las presas de los molinos. La técnica de pesca consistía en cerrar el acceso al canal y una vez semivacío, coger los peces que en él habían quedado atrapados.

Los mencionados canales los sitúa el Catastro en los siguientes lugares: uno en el pago del Requejo, inmediato a las aceñas del Cabildo, en la Overuela; otros dos en el mismo arrabal de la Overuela, un cuarto junto a las Tenerías y el quinto canal a la altura del actual barrio de Arturo Eyries.

Además, había diversas barcas cuyos propietarios capturaban directamente en el cauce del río. De cinco de ellos, con sus nombres y rentas también da cuentas el Catastro de la Ensenada.

Pesca con red en Valladolid. Archivo Municipal

El epicentro de esta actividad notable en la villa era la plaza de la Red (más o menos la actual plaza de Rinconada). Pero también existió una calle a la altura de la de Juan Mambrilla que se conocía como la Redecilla por situarse en él un mercadillo de pescado. Se llamaba de la Red porque en sus puestos se vendía pescado capturado con esta herramienta, es decir pescado de manera profesional.

Viniendo a tiempos mucho más reciente, eran varios los profesionales que en el Pisuerga vivían de la pesca. De todos ellos ha quedado grabada en la memoria la saga de los 'Catarro' que, en realidad han pasado a la historia por su actividad de rescatadores de personas vivas o ahogadas en las procelosas aguas del Pisuerga y por ser los barqueros del estanque del Campo Grande.

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