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Comercios históricos de Valladolid: El Obrador del Alfarero

La vida en torno al barro de la familia González de Portillo

Tertulino González abrió a finales del siglo XIX una alfarería en Arrabal de Portillo que hoy regenta su biznieto Jesús junto a su mujer Montse

Sonia Quintana

Valladolid

Lunes, 3 de junio 2024, 06:51

El padre de Tertulino González llegó a Portillo desde Villalar de los Comuneros en el siglo XIX. «Fue en una época en la que muchas personas llegaron a este pueblo en busca de trabajo», cuenta Jesús Manuel García González (Portillo, 1965), actual propietario del obrador de su bisabuelo materno. «Mi tatarabuelo comenzó a trabajar en la alfarería y su hijo, mi bisabuelo Tertulino, también». Tertulino abrió su obrador a finales del siglo XIX a escasos metros de donde está situado hoy El Obrador del Alfarero, nombre con el que su actuales propietarios, Jesús y Montse, bautizaron en 1995 al obrador familiar, que hasta entonces se conocía como el obrador de Tertulino, de Jesús, de Manuel..., dependiendo de quién estuviera al frente de él en las diferentes épocas. Jesús Manuel, 'Chusma', es la quinta generación de su familia que se dedica a este oficio en el pueblo vallisoletano de la alfarería por excelencia: Portillo.

Tertulino González abrió su taller en el actual número 3 de la calle Pozo. Casado con Jesusa Villorejo, el matrimonio tuvo dos hijos: Jesús y Julián. Fue Jesús González Villorejo quien se quedó a trabajar con su padre en la alfarería familiar. Su hermano Julián abrió su propio taller. Tertulino hacía utensilios para comer (tarterillas, cuencos, tazones, platos, fuentes...), cocinar (cazuelas, barreños, barreñones...) y almacenar alimentos (vasijas, tarros...). «Hasta los años cincuenta estuvieron trabajando la alfarería tradicional pero en aquellos años mi abuelo Jesús tuvo que reconvertir el oficio y se dedicó a hacer macetas y tiestos», recuerda Chusma. En 1955 se empezó a comercializar el primer plástico en España y eso hizo mella en el trabajo de la alfarería. «En Valladolid además abrió Fasa (Renault estableció en 1951 en Valladolid la empresa española Fasa) y muchos trabajadores de los obradores se fueron a trabajar allí», argumenta Jesús Manuel García González.

Nicolás García (tercero por la derecha), abuelo materno de Chusma. Abajo, Jesús Maruel, Montse y Manuel García, en el obrador actual. A la derecha, patio de la alfarería familiar en los años sesenta del siglo XX. Archivo Histórico Farmacia Julián del Río Hortega y Rodrigo Ucero
Imagen principal - Nicolás García (tercero por la derecha), abuelo materno de Chusma. Abajo, Jesús Maruel, Montse y Manuel García, en el obrador actual. A la derecha, patio de la alfarería familiar en los años sesenta del siglo XX.
Imagen secundaria 1 - Nicolás García (tercero por la derecha), abuelo materno de Chusma. Abajo, Jesús Maruel, Montse y Manuel García, en el obrador actual. A la derecha, patio de la alfarería familiar en los años sesenta del siglo XX.
Imagen secundaria 2 - Nicolás García (tercero por la derecha), abuelo materno de Chusma. Abajo, Jesús Maruel, Montse y Manuel García, en el obrador actual. A la derecha, patio de la alfarería familiar en los años sesenta del siglo XX.

Casado con Amparo Toral Martínez, la pareja tuvo dos hijas: Jesusa y María del Carmen. Al cabeza de familia le dio el relevo su yerno Manuel García Garnacho (Portillo, 1935). «Mi otro abuelo, Nicolás García, también fue alfarero, pero murió muy joven, y mi padre se crió entre panaderos. Era cobrador de los coches de línea cuando le convencieron para que se pusiera a trabajar con mi abuelo», confiesa Chusma. «Y aquí sigue a sus 89 años viniendo a diario a echar una mano. Aunque está jubilado hace muchos años le gusta seguir estando en el taller un rato todos los días. Es su vida», confiesa Chusma.

Manuel y Jesusa tuvieron cuatro hijos: Jesús Manuel, José Ignacio, Alicia y Francisco Javier. «A todos nos obligaban a aprender a trabajar al torno. Había que ayudar. Yo desde los ocho años venía a trabajar antes de ir al colegio y cuando volvía de clase. Por la mañana venía a amasar el barro y luego por la tarde me ponía al torno», recuerda Jesús Manuel a sus 59 años. Junto a su mujer, Montse Olmedo Matarranz, Jesús Manuel García, es hoy quien está al frente del negocio familiar, en el que durante años también trabajó otro de sus hermanos.

En 1995 abrieron junto al taller una pequeña tienda, en el número 11 de la calle Luna, y «tras el 'boom' de los productos de Asia, desde donde llegaban cosas de barro baratísimas, tuvimos que volver a reconvertir el negocio, como años atrás había hecho mi abuelo». «Empezamos a pintar el barro de colores, que entonces no lo hacía nadie en esta zona de España», recuerda Chusma. «No hemos inventado nada pero fuimos pioneros en hacer vajillas irregulares que hoy están en muchos restaurantes con estrellas Michelin».

Jesús Manuel mantiene el obrador en el mismo lugar donde empezó su abuelo Jesús a hacer macetas, a escasos metros de donde estuvo el primer horno de adobe de su bisabuelo Tertulino. «Mi abuelo puso el primer horno de fueloil que hubo en Portillo», añade Chusma, quien mantiene hasta la actualidad ininterrumpidamente un negocio familiar de cinco generaciones.

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