Comercios históricos de Valladolid: Farmacia Cano
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Comercios históricos de Valladolid: Farmacia Cano
La centenaria botica del número 3 de la calle RegaladoBonifacio Martín Rodríguez abrió a finales del siglo XIX la farmacia del actual número 3 de la calle Regalado (entonces Alfonso XII). Este farmacéutico, vecino de Medina del Campo, había adquirido a finales de 1893 la botica que Eulogio Alonso Ojea tenía en el número 6 de la calle Cantarranas, pero pronto la traspasó y abrió esta botica, hoy propiedad de Sara Cano Gil. Bonifacio no tardó mucho en traspasarla para adquirir la farmacia del número 26 de la calle Duque de la Victoria. Bonifacio fue desde 1898 y hasta 1910 el farmacéutico municipal; pero esa es otra historia. Regino Gil González fue quien en 1906 adquirió este centenario establecimiento. Regino murió al año siguiente y fue José Garrido Sánchez quien continuó al frente del negocio apenas cinco años. «Yo la compré en 1981, recién salida de la Universidad», recuerda Sara Cano, a quien pronto dará el relevo su hijo, Nacho Pestaña Cano.
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Antes que Sara Cano fueron propietarios Aniceto Domínguez Antolínez, Melanio Calvo Criado y Fidel García García. «Esta farmacia tiene muchísima historia detrás», apostilla la actual dueña de este centenario negocio vallisoletano. Melanio Calvo fue el propietario desde 1912 hasta 1948 y Fidel García, desde 1948 hasta 1979, año en el que falleció en un accidente de tráfico. Sara Cano adquirió la oficina a los herederos de Fidel. El negocio es farmacia y laboratorio desde los años de Melanio. También desde aquella época el local de la farmacia tenía anejo otro que hacía las veces de droguería y que siguió en funcionamiento, en manos de la familia de Fidel García, hasta finales del pasado siglo XX.
«Conservo material de la farmacia y el laboratorio con mucha antigüedad. Tenemos piezas de museo: granatarios, pildoreros, morteros, prospectos del siglo pasado del tamaño de una hoja de periódico...«, enumera Sara Cano Gil, quien atesora, además de estos objetos, un montón de anécdotas detrás del mostrador. «Muchas veces he pensado que podía haber escrito un libro», añade. ¿La primera que se le viene a la memoria? Aquella vez, al poco tiempo de aterrizar en la farmacia, hoy de su propiedad, cuando alguien entró a pedir 'calcetines de viaje'. «Enfrente de la farmacia estaba Casa Juanito , una mercería que tenía de todo, y quien le atendió le mandó allí a buscarlos. Y resulta que los 'calcetines de viaje' eran preservativos«, recuerda con una carcajada Sara Cano Gil.
«Yo iba para arquitecto pero mis abuelos me aconsejaron estudiar Farmacia y hoy estoy convencida de que es la carrera más bonita que puede estudiar una persona. Empecé trabajando sola. Mi padre, que era ingeniero y tenía el estudio en un piso del edificio, bajaba a ayudarme de vez en cuando», cuenta Sara Cano Gil. Hoy hay varios trabajadores y desde 2107 se ha incorporado a la plantilla su hijo Nacho Pestaña Cano (Valladolid, 1990), quien dará el relevo a su madre al frente de la farmacia. «Después de más de cien años es la primera vez que se queda en manos de la misma familia», concluye la farmacéutica vallisoletana.
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