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Construido sobre el solar que dejó disponible el Convento de la Trinidad Calzada, el Teatro Lope de Vega fue inaugurado en 1861, lo que lo convierte en la sala escénica más antigua que conserva Valladolid. De propiedad privada -sus dueños fueron José León y Saturnino ... Guerra- se levantó en apenas unos meses. Con planos del arquitecto Jerónimo de la Gándara (junto a José María Guallart), con el maestro vallisoletano Pablo de Luis como supervisor, la primera piedra se colocó el 11 de abril y el 20 de octubre se dio por concluida la obra. El 6 de diciembre de aquel año levantó el telón con 'El premio del bien hablar', de Lope de Vega, autor que finalmente dio nombre al recinto que barajó como denominación Calderón (nombre que recibiría tres años después otro teatro en la ciudad) y Jovellanos, como se pensó en bautizarlo en un primer momento.
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Sonia Quintana
Sonia Quintana
La sala se dividía en cuatro alturas: plateas, palcos, anfiteatro y paraíso o 'gallinero'. Contó con pinturas de Antonio Vázquez y el malagueño José Vallejo y Galeazo. El retrato de Lope de Vega que preside el arco del proscenio es de Francisco Sala. La vestimenta del escritor es la de eclesiástico, atavío habitual con el que se representaba al autor. «Habrá otros teatros más monumentales, pero no más elegantes y adornados», decía la prensa de la época. La fachada del coliseo da a la calle María de Molina (antes de la Boariza) y la puerta de la tramoya, a Veinte de Febrero. Una de las grandes novedades fue la iluminación: las velas fueron sustituidas por mecheros de gas, lo que suponía una revolución al poder controlar la intensidad de la luz y poder dejar en penumbra al público. En 1896 se dotó al edificio de luz eléctrica y se instalaron nuevas butacas.
La actual no es la fachada original. La primera contaba con tres huecos rematados por un frontón en cuyo centro había un busto en relieve del escritor, obra del aragonés Ponciano Ponzano. En 1920 la fachada se restauró por completo. Se mantuvo la estructura de tres puertas y ventanas, pero se eliminó el frontón, con una cornisa de remate. El frontispicio actual es más alto y la estructura se revistió con azulejos de Talavera, que presentan alegorías de arte lírico y dramático, y dos florones con la leyenda '1861' y '1920', fechas, respectivamente, de la inauguración y del remozamiento del coliseo. Desapareció el busto de Lope de Vega y, en su lugar, se colocó un medallón de cerámica pintada con el rostro del escritor, conocido como 'el fénix de los ingenios'. Junto a él una cartela donde se lee 'Phoenix'. Se incorporó sobre las puertas una visera protectora para la lluvia. «Se ha hecho nueva la fachada y es de puro estilo español», relataba El Norte de Castilla.
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«La rematan enhiestas columnas que sostienen potentes focos eléctricos«, contaba el periódico en su crónica de la época. «Además, a semejanza de algunos teatros de Madrid, Barcelona y Valencia, se está colocando una esbelta marquesina que cubre las tres puertas de entrada. Todo muy elegante y muy artístico: acusa la dirección peritísima del arquitecto-artista, nuestro paisano don Fidel Mantilla». Veinte años después de aquella importante reforma, el teatro vivió otro gran momento en su historia: se proyectó su primera película sonora, 'La sirena del puerto', con Dolores del Río. Se restauró de nuevo en 1960 y cerró de manera permanente el 30 de abril de 2000. Seis años más tarde Caja Duero lo adquirió, pagando por él siete millones de euros. En febrero de 2020 el Ayuntamiento de Valladolid se hizo con la propiedad mediante una permuta con una parcela municipal. La idea es que, tras su restauración, pueda reabrir sus puertas en 2026.
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