El cronista | Callejeando por Valladolid
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El cronista | Callejeando por Valladolid
La «plaza cuadrada» rodeada por las batallas más importantes de la historia de EspañaLo que más tarde se conoció como barrio de las Batallas en tanto se iba levantado este nuevo núcleo urbano en la década de 1960, se conocía como barrio de la Pólvora. Nombre que viene de una puerta o portillo de la muralla que había, más o menos, en la confluencia de las calles Renedo y Santa Lucía. Y haciendo alusión a aquel portillo existe hoy la calle Pólvora, que va desde la calle Huelgas a la plaza Luis Braille.
El epicentro de este barrio, cuya población ronda los 4.000 habitantes, es su gran plaza cuadrada, rodeada de doce calles que cada una tiene el nombre de alguna histórica batalla llevada a cabo en territorio español: Trafalgar, Covadonga, Lepanto, Guadalete, Sagunto, etcétera.
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Una vez que se habían construido ya varios de los bloques de viviendas que configuran la plaza, la prensa llamó la atención sobre el nuevo barrio, calificando la plaza como hermosa por su amplitud, por sus soportales y por su regular trazado –de hecho hasta que se la puso el nombre oficial, en las licencias de obras se describía como la «plaza cuadrada»-. Los soportales que contribuyen a darla más empaque, fue un tradicional recurso urbanístico que ya se había empleado en el barrio Girón.
Otra calle del barrio llamada Huertas -detrás del convento del Corpus Christi (monjas dominicas) cerrado desde 2020-, ya denota qué es lo que había por estos pagos antes de que naciera el nuevo barrio.
Buena parte de las casas de la plaza y de sus calles adyacentes se promovieron por el Patronato Social Católico de la Vivienda con el respaldo de la Caja de Ahorros Popular. La mayoría de ellas se adjudicaron a familias con escasos recursos y que vivían en casas en no muy buen estado de habitabilidad.
En 1968 se pavimentó la plaza, se metió el alcantarillado y la red de abastecimiento de agua (como en el resto del barrio) Y en 1970 se instalaron juegos infantiles, se ajardinó, se plantaron árboles y se puso una fuente, de tal forma de que no había duda de que se trataba del lugar de esparcimiento de la chiquillería y de encuentro del vecindario de todo el barrio.
En los bajos, al cobijo de los soportales, y también en las calles del barrio, rápidamente se fueron abriendo toda clase de negocios y servicios. Sin duda, las licencias de apertura de establecimientos a lo largo de los años 60 es una radiografía sociológica del Valladolid de entonces: alpargatería, pescadería, despacho de pan y leche, tienda de ultramarinos, mercería, charcutería, peluquería de caballeros, de señoras, bar, venta de vino y licores a granel, cantina, ferretería, reparación de calzado, venta y arreglo de material eléctrico, perfumería…y hasta una oficina bancaria.
De todos aquellos negocios, acaso el más veterano de los que se abrieron sea el Gran Sol, un bar y restaurante que comenzó a funcionar en 1969.
El 21 de octubre de 2002 llegó a la plaza una nueva vecina: la escultura 'Niña leyendo'. Sentada, sobre sus piernas cruzadas sostiene un libro del escritor José Jiménez Lozano: «Sara de Ur», se titula, una historia oriental de una muchacha que vive con sus cabras y hace un viaje a Egipto.
El día de su inauguración, su autora, Belén González, rebeló que estaba inspirada en su propia hija, Elisa. La escultura mide 2,80 metros y pesa 1.400 kilos. Belén González es la escultora, también, del homenaje a Vicente Escudero, en el Paseo Central del Campo Grande, junto a la Oficina de Turismo.
Más arriba se ha citado el Patronato Social Católico de la Vivienda como impuslor de buena parte de las casas de las Batallas. Al frente del patronato estaba el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Luis Díaz-Caneja Pando, vallisoletano y proyectista de los puentes del Poniente y de Isabel la Católica (junto con el arquitecto Julio González Martín y el también ingeniero de Caminos Francisco Quevedo). Díaz-Caneja también fue el proyectista del paso subterráneo bajo el ferrocarril de la calle Labradores, pues durante unos años simultaneó su trabajo como ingeniero en la Confederación Hidrográfica del Duero, con el de jefe de Vías y Obras del Ayuntamiento de Valladolid. Y en su calidad de ingeniero de la Confederación fue el que proyectó los pantanos de Aguilar de Campoo y Compuerto –Velilla del Río Carrión- entre otras obras. Otra actividad destacada de Luis Díaz-Caneja fue la de formar parte del grupo de personas que impulsaron, a través del patronato que impulsó la construcción del barrio de San Pedro Regalado.
Más alicientes de los que presumir tiene la plaza: el Plan General de Ordenación Urbana, ha incluido el arbolado de Batallas como un conjunto a proteger y conservar por tratarse de árboles bien conservados formado por ejemplares variados y de grandes dimensiones, tales como plátanos, varios chopos, media docena de ciruelos japoneses y un cedro que crean un agradable espacio sombreado.
En la siguiente entrega de Callejeando, Jesús Anta relatará la historia de la calle Cigüeña, una vía que cambió radicalmente su fisonomía hace 27 años. En 1997 cerró el mercado de abastos activo en la zona desde 1969 y los bajos que ocupaban los negocios auxiliares se fueron poblando de nuevos comercios, oficinas bancarias y supermercados.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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