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La plaza de Carmen Ferreiro de San Pedro Regalado. Foto: R. Jiménez; Vídeo: R. Ucero

Callejeando por Valladolid

La plaza de Carmen Ferreiro, cuna de maestros y obreros desde 1951

El corazón del barrio de San Pedro Regalado acogió en su origen dos colegios con sucursales de los institutos Núñez de Arce y Zorrilla

Jesús Anta

Valladolid

Viernes, 17 de noviembre 2023, 00:09

La plaza de Carmen Ferreiro es el centro neurálgico del barrio de San Pedro Regalado. Una plaza con soportales, árboles y fuente, presidida por un enorme edificio con aires de Casa Consistorial que, en realidad, fue construido para alojar la escuela de niñas con el nombre de González Regueral, apellidos del que era alcalde de Valladolid (1949-1957), que fue titular también del hoy puente de Poniente, cuando estaba en pleno proceso la construcción del barrio.

Este inmueble llegó a albergar también una filial del Instituto Núñez de Arce. Detrás del edificio, además, estuvo el colegio para niños Constanza Martín Quijada, con su correspondiente filial del Instituto Zorrilla. Hablamos de dos colegios de gran tamaño para atender una numerosísima población infantil, si bien mediada la década de 1990 se cerraron las pocas aulas que aún quedaban en el barrio.

Las dependencias del edificio de la plaza, así como las del Constanza Martín, ahora están ahora dedicadas a diversas actividades: biblioteca pública, local de la asociación vecinal, centro de día y Asociación de Familiares de Alzheimer, Asociación de Esclerosis Múltiples, etcétera.

La práctica totalidad de las viviendas que forman parte de la plaza (y algunas otras del barrio) estaban destinadas a los maestros y maestras que impartían clase en ambos centros educativos.

El resto de las viviendas de San Pedro Regalado (las unifamiliares en general) se fueron ocupando por las familias de trabajadores de Fasa y, sobre todo, de Nicas, además de por obreros de otros sectores de aquel Valladolid de los años cincuenta y sesenta en pleno desarrollo industrial y con una alta demanda de vivienda.

La plaza, en 1967, con su fuente central. Archivo Municipal de Valladolid (AMVA)

Los bajos de la plaza se ocuparon por algunos comercios, y locales para servicio de un 'casino', reservado en los primeros tiempos a las personas que formaban el patronato, sus protectores y colaboradores, aunque no pasando mucho se abrió al público en general.

La plaza ahora tiene una de esas clásicas fuentes vallisoletanas de piedra que se rematan con el ornamento de una bola. Esta fuente sustituyó a la que inicialmente se instaló en 1956, que estaba formada por un surtido rodeado de un pequeño estanque redondo.

Los vecinos levantan el firme de la plaza en 1990.

En la historia de la plaza hay un episodio especialmente curioso. El 17 de mayo de 1990, el Ayuntamiento inició una profunda remodelación de la misma. Pero aquella noche, y la siguiente, centenares de vecinos y vecinas levantaron con picos, palas e, incluso, con las manos todo el adoquinado que por el día colocaban los obreros: de aquella forma manifestaban su total oposición a las obras pues, decían, no se correspondía con el proyecto aprobado y lo que se estaba llevando a cabo era la instalación de un pavimento formado por piedras desiguales, muy separadas entre sí y colocadas sobre tierra, por lo que se hundían y dificultaban el paso. Los vecinos estaban hartos de chapuzas y querían una nueva plaza digna. El Ayuntamiento, al final, modificó la obra de acuerdo con el parecer del vecindario.

El barrio de San Pedro Regalado nació por iniciativa del Arzobispado, arropado por los hombres de Acción Católica. Así, en diciembre de 1951 se constituyó formalmente la Entidad Benéfica Constructora San Pedro Regalado con la finalidad de construir 254 viviendas protegidas para las clases obreras de la ciudad, que fue bautizada como 'Grupo Antonio García', que era el arzobispo de Valladolid. El alma máter de la iniciativa era el canónigo Marcelo González, popularmente conocido como Don Marcelo, y el empresario Arturo Moliner.

Tómbola para recaudar fondos para el barrio de San Pedro Regalado en los años sesenta. AMVA

Entre otras iniciativas para recaudar fondos destinados al patronato, además de donativos personales, se organizaron tómbolas y novilladas. Por ejemplo, en la Plaza Mayor de la ciudad, el Patronato instaló en varias ocasiones una Tómbola Diocesana con la finalidad de recaudar fondos destinados al barrio. En ellas se rifaban tanto clásicos muñecos como lavadoras. Los famosos payasos Hermanos Tonetti animaron en 1962 una tómbola instalada en el Real de la Feria.

El patronato estaba formado por empresarios y profesionales que acudieron al llamado de Don Marcelo. El patronato compró algunas parcelas y otras fueron cedidas por el Ayuntamiento, y el 19 de marzo de 1952 se entregaron las primeras quince viviendas, haciéndolo coincidir con la festividad de San José.

Sorteo de viviendas de San Pedro a la puerta del Ayuntamiento. AMVA

La implicación personal de hombres de negocios y otras personas señaladas se recuerda en el nombre dado a algunas de las calles del entorno de la plaza de Carmen Ferreiro, impulsora del patronato, como su esposo, Arturo Moliner. La mujer falleció en 1951, antes de que se entregaran las primeras viviendas.

Arturo Moliner, prestigioso abogado y empresario, fue junto con el arzobispo Marcelo González, el impulsor del patronato.

Enrique León, de la empresa de distribución de electricidad 'Anselmo León SA', aportó dinero y trabajo personal a la creación del patronato. Falleció el mes siguiente de entregarse las diecinueve primeras viviendas en mayo de 1952.

Un poco más alejado de la plaza está la calle Francisca Quintanilla, que aportó también dinero y fue animadora de las actividades para recaudar fondos para el patronato.

Rodríguez Calvo, que da nombre a otra calle del barrio, colaboró en calidad de notario en la adquisición de terrenos donde construir las viviendas.

El nombre de un grupo de viviendas que en la calle Arturo Moliner asoma a la plaza, denominado como 'Arzobispo Antonio García, recuerda a Antonio García García, que era el arzobispo de Valladolid y primer presidente del patronato, constituido notarialmente en diciembre de 1951.

Y el nombre del antiguo colegio de niños, Constancia Martín Quijada, es un homenaje a la madre de Don Marcelo.

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