![Tramo arbolado del paseo del Prado de la Magdalena.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/11/09/1473855256-kRuD-U210668716662pfG-1200x840@El%20Norte.jpg)
![Tramo arbolado del paseo del Prado de la Magdalena.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/11/09/1473855256-kRuD-U210668716662pfG-1200x840@El%20Norte.jpg)
Callejeando por Valladolid
Las mil vidas del Prado de la MagdalenaSecciones
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Las mil vidas del Prado de la MagdalenaEntre las calles Alamillos y Real de Burgos se abre el paseo del Prado de la Magdalena. Un nombre evocador de uno de los lugares más emblemáticos y concurridos del Valladolid del Siglo de Oro que, con el paso del tiempo, se convirtió en un espacio aislado y evitado por las personas.
El Prado era el lugar frecuentado por la sociedad del siglo XVII durante el verano por ser un sitio fresco, arbolado y bañado por las aguas del ramal norte del Esgueva. Aquí se celebraban las fiestas de los meses estivales, especialmente la de San Juan, y se disponía, incluso, de un templete conocido como 'casa de las chirimías (un instrumento musical)', donde los músicos amenizaban las horas de paseo por el parque.
A lo largo del siglo XIX y XX, el Ayuntamiento fue dedicando el Prado a los más diversos usos vinculados a actividades no siempre muy apreciadas por la población, como un matadero (estuvo en servicio desde 1877 hasta que en 1936 se hizo un nuevo matadero en el Paseo de Zorrilla), el pabellón Anatómico Forense (allí continúa el actual Instituto de Medicina Legal), un pabellón para niños tuberculosos (1914) y un refugio de indigentes (1954). El pabellón para turberculosos dejó de existir cuando se construyó el nuevo Sanatorio en Boecillo (aunque popularmente se conoce como de Viana), abandonado a su suerte desde hace lustros.
Recorre, en imágenes, el paseo del Prado de la MagdalenaVer 17 fotos
Si a eso añadimos que aquí se levantó la nueva cárcel en 1935 y el cuartel de Intendencia, ya tenemos todos los ingredientes para que los padres de las familias que habitaban las viviendas del entorno advirtieran a sus hijos e hijas de que bajo ningún concepto cruzaran por el Prado. Seguramente el convento del Corpus Christi (monjas dominicas), construido en 1887, algo contribuiría a que el Prado no resultara tan inhóspito. El convento ha sido cerrado en 2020. El Prado también fue utilizado como vivero forestal del Ayuntamiento.
Mas, el paso por el Prado se evitó, sobre todo, a raíz de que en los primeros días del levantamiento militar de 1936 fueran tirados allí cadáveres de personas ejecutadas por los sublevados contra la República.
A partir de que en 1969 se inaugurara la Facultad de Ciencias (en 2009 reconvertida en Escuela de Ingenierías Industriales) y desaparecieran algunos servicios que había en los terrenos del Prado, el enclave comenzó a tener una nueva vida, frecuentado por paseantes y universitarios que acuden a las facultades y edificios que conforman el Campus Universitario Esgueva, que se fue formando junto al río en la década de 1980.
Comienza la calle junto a la Residencia Universitaria Alfonso VIII -edificio que inició su construcción en 1979 para albergar un Hospital Materno Infantil, cuyo proyecto se abandonó en 1984-; bordea, como se ha dicho, la Escuela de Ingenierías Industriales (antigua Facultad de Ciencias), y por el paseo se llega a las facultades de Filosofía y Letras y Comercio. Estás últimas situadas junto al bullicioso parque de los Viveros, urbanizado en los terrenos que antes ocupaba el Cuartel de Intendencia.
La acera de la izquierda, sombreada y con abundante arbolado, lleva años dedicándose los sábados a mercadillo.
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La tapia del convento de las dominicas, en la acera derecha, construido en piedra, ladrillo y tapial, aporta al paseo un singular aspecto rústico. Próximo al cenobio, en la embocadura de la calle Covadonga, en 1995 abrió sus puertas el pabellón deportivo municipal Miriam Blasco, la judoka vallisoletana que fue la primera deportista española en ser campeona olímpica en unos juegos de verano al conseguir la medalla de oro en las de Barcelona 92. Retirada del deporte, desempeñó diversos cargos políticos. Detrás de esta gran deportista se esconde una curiosa historia: terminó por casarse, años después de aquellas olimpiadas, precisamente con su oponente en la final, la británica Nicola Fairbrother. Pocos o ningún caso habrá en la historia del deporte en el que un matrimonio haya competido entre sí.
En los jardincillos de la fachada del Polideportivo hay una escultura titulada «El levantador», de Membiela.
El polideportivo se levantó sobre los antiguos terrenos de la fábrica de papel de José Garaizábal (siglo XIX), que para su actividad tomaba las aguas del Esgueva para mover un molino. Los edificios de la fábrica, una vez abandonada la actividad industrial, sirvieron para instalar un refugio de pobres o indigentes en la década de 1940.
Y en la acera de enfrente, junto a las verjas de la Escuela de Ingenierías Industriales, durante unas recientes obras de mejora del drenaje del paseo para evitar las frecuentes inundaciones provocadas por el agua en los días de cuantiosa lluvia, se han sacado a la luz los restos del antiguo puente sobre el Esgueva, construido en 1878 para poder acceder al matadero municipal que también se construyó ese año. No en vano, el ramal interior del Esgueva atravesaba el prado para entrar en el centro de la ciudad y fue causante de recurrentes desgracias por sus temibles crecidas.
Hacia el final del paseo, cuando va a cruzarse con la calle Madre de Dios, está el Centro Cívico Esgueva, en la antigua cárcel, y en la acera de la izquierda, a la altura de la calle Doctor Ochoa (el eminente científico español Premio Nobel de 1959), los bloques de las 190 viviendas públicas del grupo José Solís Ruiz, construido en 1957 por la Delegación Nacional de Sindicatos. Solís Ruiz fue miembro del Cuerpo Jurídico Militar y destacado político franquista que ocupó varias carteras ministeriales e importantes puestos en la administración a lo largo de su dilatada carrera política.
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