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Inundaciones en el prado. El Norte
Prado de la Magdalena: de lugar de esparcimiento a punto neurálgico universitario
Estampas de ayer y de hoy

Prado de la Magdalena: de lugar de esparcimiento a punto neurálgico universitario

Su cercanía a uno de los ramales del Esgueva hacía de esta zona una de las más húmedas de Valladolid; se inundaba con frecuencia cuando llegaban las grandes riadas

Lunes, 13 de marzo 2023, 13:06

Hasta el siglo XIX el Prado de la Magdalena fue una zona perimetral de la ciudad, una superficie localizada al naciente del convento de las Huelgas Reales y de la iglesia de la Magdalena, que le daría nombre, un espacio muy húmedo al encontrarse junto al brazo Norte del río Esgueva y que era propicio para sufrir los desbordamientos de este curso, descontrolado hasta fechas relativamente recientes, durante las épocas de crecida.

Las actas municipales de principios del siglo XVI mencionan que el prado se utilizaba en ocasiones para lavar la lana, siempre aguas arriba de los molinos que cogían su fuerza del río, para no perjudicar a la ciudadanía. Podemos imaginarlo como una zona de arboleda salvaje y de pequeñas huertas, que era ajena a los vaivenes históricos de la Valladolid que por entonces tenía su centro neurálgico en la Plaza Mayor.

Sin embargo, desde principios del siglo XVII este lugar se convertiría en un área de esparcimiento y ocio de la población, especialmente en el estío, tal y como señala Juan Agapito y Revilla en su extenso trabajo sobre las calles de Valladolid. Se regularizó su superficie, para lo cual el Consistorio compró una gran huerta a Gregorio de Tovar, uno de los consejeros del Rey, y se creó un parque que en palabras del ilustre portugués Bartolomé Pinheiro da Veiga, que visitó la ciudad cuando era corte de Felipe III (entre 1601 y 1606), «…era el más hermoso paseo que tiene Valladolid...». Se realizaron importantes plantaciones de árboles (fundamentalmente álamos), se acondicionaron las praderas y se limpió el cauce, permitiendo el disfrute y el paseo, tanto a pie como a caballo o en carroza. El río Esgueva era el eje central de este parque, comenzando su andadura en varias aceñas y dividiéndose en brazos, uno de los cuales discurrió por el espacio que con el paso del tiempo sería ocupado por el aparcamiento exterior del Hospital Clínico Universitario, y que actualmente cuenta con la construcción del edificio de Urgencias. En el centro del prado, en palabras de Agapito y Revilla, se encontraba uno de los puentes sobre el curso, en lo que actualmente es la confluencia de la calle Sanz y Forés con la de Real de Burgos, junto al cual se encontraba la célebre, por entonces, casa de las Chirimías, en referencia a un lugar donde se tocaba música, especialmente en domingos y otros días festivos. Aquí también se celebraron, en siglos posteriores, las verbenas de San Juan, San Pedro y la Magdalena.

Aspecto actual

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Construcción del hospital

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El Norte y Carlos Espeso

Desde comienzos del siglo XVII este espacio se englobó en la delimitación de la tercera muralla de la ciudad, un cierre perimetral de marcado carácter fiscal, que fue promovido por los comerciantes, fundamentalmente por el gremio del vino, aunque el Ayuntamiento se hizo cargo de los tramos construidos en 1619. Para atravesar el prado de la Magdalena se construyó un pontón sobre arcos de medio punto, por los cuales podía discurrir el agua, y que encima soportaba el peso de la propia cerca, realizada en este lugar con mampostería de piedra caliza. Los arcos estaban cerrados por rejas, que impedían el paso de los traficantes de mercancías, discurriendo el Esgueva por los dos pasos centrales, tal y como puede observarse en un dibujo de 1789, realizado por el ingeniero José Santos Calderón tras las graves inundaciones que asolaron la ciudad en 1788.

El puente del Prado o de las Chirimías sobre el Esgueva. . Joaquín de Uña

Cuando se reconstruyó se hicieron tres arcos más de sillería, pero con rosca de ladrillo. Siglos más tarde se reaprovechó esta estructura como parte del cerramiento de unas instalaciones fabriles y a finales del siglo XX se acondicionó este espacio, restaurándose los restos, siempre en su emplazamiento original, dentro del parque de los Viveros, que se encuentra junto al campus universitario, y donde hoy en día pueden contemplarse.

Imagen después - Hospital provincial, en 1900. A la derecha, en la actualidad.
Imagen antes - Hospital provincial, en 1900. A la derecha, en la actualidad.
Hospital provincial, en 1900. A la derecha, en la actualidad. El Norte y Carlos Espeso

En el espacio donde actualmente se encuentra el polideportivo Míriam Blasco se encontraba la fábrica de papel de La Magdalena, propiedad del industrial José de Garaizábal, que se levantó en 1842 sobre unos antiguos molinos situados en el cauce del Esgueva. La fuerza motriz seguía siendo el propio curso fluvial, para lo cual se realizaron diferentes obras, tanto de represas como de cauces de reversión del caudal, para un mejor aprovechamiento. Entre los productos que salían de sus instalaciones destacaban el papel de estraza y los papeles pintados y estampados. En 1902 fue adquirida por la Papelera Española y al poco tiempo dejó de funcionar.

Puente de la Avenida del Matadero.

Al sur de ella, en el arranque de la zona regularizada del prado, se construyó el último puente que se conoce sobre el curso del ramal norte del Esgueva. La creación de un nuevo vial que conduciría al lugar donde se dispondría el nuevo matadero de la ciudad, propició que entre 1874 y 1878 se levantara el que conocemos como puente de la Avenida del Matadero, realizado sobre planos del arquitecto municipal José Benedicto y Lombía, y que se documentó hace un par de años, durante las obras de renovación de las infraestructuras urbanas del actual paseo del Prado de la Magdalena, nombre que acogería la antigua avenida desde 1935. Su estructura, conservada en el subsuelo, con un sólo ojo, fue reflejada en los trazos del pavimento, estando acompañada por un cartel informativo.

Plano de 1980 con el proyecto de saneamiento de la ciudad redactado por Recaredo Uhagon en el que se recoge el Prado de la Magdalena.

¿Y qué pasó con el prado de la Magdalena? La propia evolución y el crecimiento de la ciudad por su flanco oriental determinó la progresiva desaparición de este pulmón verde. Las labores de cubrimiento y ocultación de los ramales interiores del río Esgueva, iniciadas a mediados del siglo XIX por problemas de salud pública, llegaron en las últimas décadas de esa centuria a las inmediaciones del prado. El último tramo que se encauzó del brazo septentrional, entre 1889 y 1890, fue el que se encuentra bajo la actual calle Sanz y Forés, que se desarrollaba entre los puentes de la Virgencilla y del Prado o de las Chirimías. El drenaje, avenamiento y relleno del Prado de la Magdalena se realizó entre 1919 y 1922, con proyecto redactado en 1909 y dirigido por el ingeniero José Suarez Leal, expropiándose el salto que abastecía a la fábrica de papel.

Imagen después - El Paseo Prado de la Magdalena durante su urbanización y ahora.
Imagen antes - El Paseo Prado de la Magdalena durante su urbanización y ahora.
El Paseo Prado de la Magdalena durante su urbanización y ahora. El Norte y Carlos Espeso

Sobre las tierras ganadas al cauce y al prado se desarrolló una intensa labor constructiva desde finales del siglo XIX, dirigida y supervisada por el Consistorio, que daría respuesta a la necesidad de terrenos por parte de diferentes instituciones. De esta forma, se levantan el matadero municipal, que perdurará entre los años 1874 y 1938, el hospital general y la facultad de Medicina, el seminario conciliar y el convento de Jesús y María, posteriormente de las Salesas, entre 1884 y 1886, el pabellón de aislamiento e infecciosos (conocido como el de los niños tuberculosos) o el convento del Corpus Christi, entre 1884 y 1887, al cual se trasladan las religiosas dominicas después de dejar el que tenían al comienzo de la Acera de Recoletos. Estas construcciones aún convivieron durante algunas décadas con los restos del antiguo prado, cada vez más constreñido espacialmente, tal y reflejan imágenes del siglo XX depositadas del Archivo Histórico Municipal. Las cimentaciones de alguna de estas edificaciones han salido a la luz recientemente, durante las excavaciones arqueológicas efectuadas con anterioridad a las diferentes obras de ampliación del Hospital Clínico, como es el caso del convento de Jesús y María, del cual se ha documentado su pequeña iglesia, los patios interiores y los pabellones que lo componían.

Excavación arqueológica en el convento de Jesús y María.

Sin embargo, ese no sería el final de la evolución del antiguo Prado de la Magdalena, por cuanto desde mediados del siglo XX el desarrollismo volvió a modificar sustancialmente su paisaje urbano, derribándose una buena parte de los edificios anteriores y levantándose nuevas barriadas en los años 50 a los lados de la antigua avenida del Matadero, vía que comunicaba Real de Burgos con el camino del Cementerio, como es la que tiene en sus calles nombres de insignes doctores (Fleming, Ochoa, Daza) o la que se desarrolla con centro en la plaza de las Batallas. Junto a ellas se edifican imponentes edificios de servicios, vinculados con el campus de la Universidad, como es el caso del Hospital Clínico Universitario, construido entre 1972 y 1978 sobre el solar existente tras el derribo del seminario y del convento, el Hospital Materno Infantil, convertido posteriormente en la residencia universitaria Alfonso VIII, y las facultades de Ciencias, reconvertido en la polivalente sede Mergelina, y de Filosofía y Letras, ésta última erigida en el lugar donde se encontraba el matadero. Una constante evolución que ha olvidado su origen vinculado al curso del río Esgueva.

Una nueva sección

La esencia de esta serie de relatos titulada 'Estampas de ayer de hoy' que aquí comienza es la de acercar al lector a diferentes puntos de la ciudad de Valladolid, trazando un bosquejo de su desarrollo y de su evolución histórica desde épocas más pretéritas hasta nuestros días. Lo que actualmente observamos, al pasear por calles y plazas, no es la misma visión que tuvieron nuestros antepasados. Trataré de aproximarme a la historia de esos lugares reuniendo datos de su devenir a lo largo de los siglos, a través de la información arqueológica e histórica, y señalando los hitos más destacados de su evolución urbanística. Se han seleccionado varios puntos del actual entramado urbano, cuya morfología es bastante dispar si se compara como fueron hace siglos y como los conocemos en la actualidad. Siguiendo los dos antiguos brazos del río Esgueva, que fueron los verdaderos ejes vertebradores del urbanismo local hasta los albores del siglo XX, plasmaremos estas estampas del ayer y hoy de Valladolid que nos llevarán desde los entornos de la Antigua y Portugalete hasta los monasterios de San Benito o San Francisco, pasando por zonas tan singulares como El Val o la calle Miguel Íscar y finalizando en lugares más distantes, como son el Campo Grande o la Villa de Prado.

Sobre la firma

Arqueólogo, especializado en la investigación del pasado de Valladolid, con especial preferencia en la historia de los antiguos cursos fluviales del río Esgueva. Socio fundador del gabinete Strato, ha intervenido en más de un millar de intervenciones vinculadas al patrimonio arqueológico e histórico, fundamentalmente en el territorio de Castilla y León, siendo autor de numerosos artículos y libros científicos.

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