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Ejecutados por el garrote vil en ValladolidUn horroroso crimen ocurrió en Cigales en 1905. Un padre y la madrastra fueron acusados de asesinar a su hija. Un caso que dejó más incógnitas que certezas. Tanto es así que no quedó nada claro si el cadáver que se dijo que era el de Melchorita -así llamaban a la niña-, que unos cazadores encontraron en un majuelo, era de una niña o un niño. Pero padre y madrastra terminaron siendo ajusticiados tras un proceso cargado de sombras, un clima de «linchamiento» social de Miguel y Juliana -los padres de la niña- y un turbio procedimiento para arrancarles en el calabozo la confesión del crimen.
En cualquier caso, un macabro episodio que conmocionó a toda la provincia de Valladolid y del que El Norte de Castilla publicó abundante y detallada información, incluida la ejecución por garrote vil. El juicio, con jurado, se llevó a cabo en la Audiencia Provincial, ubicada en el Palacio de los Vivero, y el agarrotamiento se ejecutó en la cárcel de Chancillería, donde los padres estaban presos.
Fue un suceso que casi 120 años después aún pervive en la memoria de los habitantes de Cigales.
Sobre este caso se ha publicado muy recientemente un libro escrito por Jesús Duva: 'El crimen de la niña Melchora', editado por la vallisoletana Editorial Páramo. Duva es un periodista afincado en Madrid pero nacido en Tordesillas y criado en Nava del Rey. Trabajó, entre otros, en los diarios Pueblo, Ya y El País. Especialista en Interior, ha publicado numerosos artículos de investigación sobre sucesos y crímenes. El libro ha sido presentado recientemente en Cigales y en el Aula de Cultura de El Norte de Castilla.
El ajusticiamiento de la pareja, mediante garrote vil, se produjo el 27 de agosto de 1908. Cabe recordar que el garrote, como forma de ejecución, lo estableció Fernando VII en 1832 y sustituyó al ahorcamiento en el ámbito civil, pues en el militar se siguió practicando el fusilamiento.
No han sido muchos las ejecuciones sumarias que se han realizado en Valladolid. La última fue en 1955, cuarenta años antes de que se aboliera definitivamente la pena de muerte en España: primero mediante el artículo 15 de la Constitución Española para el ámbito civil y en 1995 cuando se eliminó también de la Justicia Militar.
Amanecía el 15 de febrero de 1955 tras una larga noche en la Cárcel Provincial de Valladolid, situada entonces en la calle Madre de Dios, en la que se estaba a la espera de que llegara, o no, un indulto firmado por Franco para detener la ejecución que ese día estaba programada para ajusticiar a Pedro Morejón Fernández, más conocido como 'El Mosco'. Pero ese indulto no llegó y tuvo que actuar el verdugo.
Pedro Morejón tenía veinticuatro años cuando el hierro del garrote le rompió el cuello en el patio de la Prisión Provincial, y veintiuno tenía el día que asesinó a una anciana para robarla el 6 de diciembre de 1952 en Villamuriel de Campos (Valladolid).
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El reo confesó y comulgó antes de su muerte, en la que toda la noche que la precedió estuvo acompañado de un padre Franciscano y por varios miembros de la cofradía de la Piedad. En esos últimos minutos de su vida, además de los testigos y autoridades de obligatoria presencia, estaban su madre y su tía, que al parecer se mantuvieron con gran entereza hasta el final para que el muchacho no sintiera más abatimiento del que llevaba asociado el saber que su fin está inexorablemente próximo.
El ejecutor de la sentencia fue Vicente López Copete, adscrito a la Audiencia de Barcelona, porque la de Valladolid en aquellas fechas carecía de verdugo.
El que había en la Audiencia vallisoletana, al parecer, era Florencio Fuentes Estébanez, pero había sido apartado del cargo a finales de 1953 o principios de 1954 por negarse a ejecutar una sentencia. Valladolid fue una de las últimas tres audiencias de toda España, junto con la de Barcelona y Madrid, que tuvieron verdugo, ejecutor de sentencias o administrador de justicia, que de las tres formas se conoce la figura de este empleado del Ministerio de Justicia.
Quiso la casualidad que el verdugo venido de Barcelona para ejecutar a 'El Mosco', Vicente López, había aprendido su oficio de la mano de Florencio Fuentes, que le acompañó en sus primeras ejecuciones.
Por algunos testimonios podemos saber que Florencio Fuentes terminó siendo una persona cargada de sentimientos de culpabilidad. Nació en Osorno (Palencia) en 1901. Tras ser desposeído del cargo volvió a tierras palentinas y allí terminó sus días alejado de la familia y en muy precaria situación económica. En 1970 se quitó la vida. A lo largo de su actividad, que comenzó en 1941, se le calculan unas 25 ejecuciones.
El oficio de verdugo en Valladolid se puede rastrear en el siglo XV. Por documentos conservados en el Archivo Municipal sabemos que en aquella época el Concejo, es decir, el Ayuntamiento, contrataba al verdugo como un oficio más de los que la villa sacaba a concurso para que se presentara quien quisiera a ocupar la plaza. El adjudicatario tenía que pagar una fianza para que el Concejo se asegurara de que iba a cumplir su oficio cuando fuera requerido para ello.
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