Fotografía y vídeo de Rodrigo Ucero
Valladolid, piedra sobre piedra

La clínica y la casa del doctor Jolín

El matrimonio formado por Víctor Jolín Daguerre y Julia Moreno Llurba construyó en 1944 un sanatorio para que su hijo Ángel, hemofílico, pudiera ejercer como médico en su ciudad

Sonia Quintana

Valladolid

Martes, 22 de marzo 2022

Desde que mi hijo Ángel decidió estudiar Medicina, nuestra imaginación no estuvo quieta. Bullían en ella muchas ideas para encontrar una solución que hiciera compatible estos estudios con su escasa salud. No podía hacer mi vida ni la que hacían la generalidad de los médicos. ... Mi mujer, no fue mía la iniciativa, me habló de montar un sanatorio». Así lo dejó escrito el doctor vallisoletano Víctor Jolín Daguerre en unas memorias familiares tituladas 'La vida de un médico'. «Su madre, con un tesón digno de alabanza, puso su empeño en hacer la idea realidad. La obra del Sanatorio Jolín es exclusiva de ella. La concibió y la puso en práctica, no teniendo otra ayuda mía que la monetaria». Y así nació en 1944 la primera clínica privada de Valladolid; por el «tesón» de Julia Moreno Llurba (Valladolid, 1896), esposa de Víctor Jolín Daguerre (Valladolid, 1895) y madre de cinco hijos: Luis, Julia, Ángel, María Luisa y Ana María.

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Aunque los dos hijos varones estudiaron Medicina, este edificio, construido a imagen de los chalés suizos de montaña –característicos de la región de los Alpes–, fue levantando para que Ángel, hemofílico, pudiera ejercer como médico en su ciudad. «Mi abuelo recordaba mucho sus años como médico en Asturias, en los que tenía que ir de un sitio a otro a caballo; y sabía que su hijo, por su delicada salud, eso no lo iba a poder soportar», recuerda Ana Cot Jolín, nieta del conocido doctor vallisoletano.

Álbum familiar de Ana Cot Jolín

«Cuando construyeron el sanatorio, mis abuelos se fueron a vivir a él y a mis padres, Julia y Ricardo, les hicieron un apartamento en la planta de arriba donde vivimos hasta que nació mi hermana Marta, la tercera. Mis abuelos hicieron un viaje a Suiza y a mi abuela le gustó mucho el estilo de aquellas construcciones alpinas. El edificio fue encargado a un contratista de apellido Ríos», apunta Ana Cot Jolín.

«Mi abuelo era solo médico»

Aunque desde su puesta en funcionamiento las enfermeras fueron monjas de las Siervas de Jesús, cuando la clínica fue traspasada, en 1962, la propiedad pasó a manos de otra congregación religiosa: las Siervas de María. Desde aquel mismo año el hospital pasó a denominarse Virgen de la Salud, aunque siempre ha conservado el nombre oficioso de 'Sanatorio Jolín'. «La directora y administradora del sanatorio era mi abuela; mi abuelo solo era médico. Mi abuela llevaba el personal, la cocina, el lavado de la ropa, las goteras, los atranques... No paraba. La jefa de enfermeras era una monja con mucho carácter que se llamaba sor Angustias. Mi abuela trabajaba muchísimo. No la recuerdo sentada», rememora la nieta mayor de este matrimonio vallisoletano.

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Pero como dejó escrito Víctor Jolín, «el hombre propone y Dios dispone», Ángel Jolín Llurba nunca llegó a ejercer de médico en este sanatorio, «hecho a su medida para cultivar una especialidad de intervenciones limitada, que fuera cómoda y estuviera en consonancia con su enfermedad» –en palabras de su padre–. «Nada más terminar su carrera, lucidísima y brillante, se nos marchó para abrazar la vida religiosa». Julio Jolín, hermano de Víctor, que ejercía la Medicina en Asturias, y en quien pensó el doctor vallisoletano como cirujano del sanatorio tardó también unos años en venir a trabajar a Valladolid con su hermano, así que la clínica «abrió sus puertas a todo médico que lo necesitara».

Situado en el número 3 de la calle Pedro Niño, esquina con Isabel La Católica, el hospital cerró sus puertas como centro hospitalario en 2007, tras más de sesenta años de historia, de cuyos comienzos datan las más pioneras intervenciones de Oftalmología del país. Renombrados especialistas como Jacinto de Miguel y Santos de Miguel pasaron por sus quirófanos. Hoy es una residencia para las religiosas de las Siervas de María que cuenta con unas instalaciones para acoger a 28 hermanas. Los antiguos quirófanos y paritorios del sanatorio se han transformado en una amplia y moderna capilla.

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