Construido a principios del siglo XX (1907-1912) por encargo del empresario agrícola Rufo Luelmo García y su mujer Paula Soto Armesto, su diseño es obra del arquitecto vallisoletano Antonio Ortiz de Urbina y Olasagasti, autor también del Colegio San José y de la Iglesia ... de la Sagrada Familia de Valladolid. Conocido como Casa Luelmo o Villa Paulita, este edificio es uno de los primeros y mejores ejemplos de la arquitectura modernista vallisoletana. El matrimonio Luelmo mandó edificar la que fuera su residencia en una finca, situada en aquellos años a las afueras de la ciudad, donde la burguesía local levantaba sus casas de recreo. En 1930 la familia Luelmo fundó sobre aquellos terrenos la Granja Minaya, que llegó a ocupar 45 hectáreas. Designada por el Ministerio de Agricultura como explotación agrícola ejemplar –ya en manos de José María Luelmo, hijo de la pareja– fue la primera granja avícola española que practicó el sistema tradicional japonés de distinción de sexos de aves.
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En su origen la casa tenía dos plantas nobles, que albergaban los salones y los dormitorios de la familia; un espacio bajo cubierta destinado a desván y habitaciones de servicio; y un semisótano con almacenes. El trazado de la planta sigue el esquema de una esvástica. Distribuida en torno a la escalera central, la casa, de mil metros cuadrados, cuenta con una torre mirador de dos alturas más y una capilla neogótica anexa. Ventanas de madera con mecanismo de guillotina, balaustradas y cresterías de piedra artificial... En 1956 fue reformada, por primera vez, por el arquitecto Miguel Baz, quien le añadió un cuerpo que hacía las veces de cortavientos. Se reformó también la cocina y, entre otras cosas, se construyó en el comedor una escalera interior que comunicaba ambas plantas.
Un incendio en los noventa
Sus propietarios habitaron en ella hasta 1996, después pasó a manos del Ayuntamiento. Dos años más tarde se declaró un incendio, cuyo origen fue la aparición sistemática de 'okupas' en su interior. «El fuego debió tener su foco en la planta baja, desde donde ascendió por el hueco de la escalera y encontró su salida natural en la cubierta de la crujía occidental, causando la carbonización completa de su armadura, y el derrumbe de la alfarjía sobre la sala inferior y pasillos adyacentes». Tres años más tarde la Consejería de Cultura acometió obras por el procedimiento de emergencia que tiene con el objetivo de congelar el deterioro de la casa. En 2003, el Ayuntamiento cedió el edificio a la Junta para convertirlo en la sede de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León. Tras dos años de restauración, según el proyecto del arquitecto Marco Antonio Garcés, conserva hoy, entre otros, la escalera de caracol de madera por la que se accede a lo alto de la torre; las cerámicas o las tejas y escamas de sus tejados, que salieron de la antigua fábrica de cerámica vallisoletana de D. Eloy Silió; y las iniciales de Rufo Luelmo insertas en un medallón que decora los vanos de la fachada de la torre neomedieval.
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Sonia Quintana
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Hoy el edificio, con la capilla reconvertida en biblioteca, es sede de la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico.
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