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Una calle comercial donde las haya. Actividad propiciada por su carácter de paso casi obligatorio entre el centro de Valladolid y los populosos barrios de Pajarillos, Vadillos, Circular y San Andrés.
La calle Mantería -arteria principal del barrio de San Andrés-, cuyo nombre lo afianzó el Ayuntamiento en 1863 al delimitar su recorrido desde el Campillo hasta la plazuela de la Cruz Verde, puede presumir de tener uno de los primeros cines que se construyeron en Valladolid: el 2 de febrero de 1933 el cinema Lafuente inició sus proyecciones con la película Bombas de Montecarlo. Se levantó en la esquina que formaban las calles que entones se llamaban Mariano Fernández Cubas (popular concejal y diputado provincial), hasta que en abril de 1937 el Ayuntamiento recuperó para ella su antiguo nombre, que viene al menos del siglo XVI, y Cruz Verde (actual Juan Agapito y Revilla). El cine fue una afortunada iniciativa de los hermanos José y Emilio de la Fuente, que con cierta tradición en el mundo del calzado, en el solar que ahora ocupa el cine en un primer momento pensaron en levantar una fábrica de zapatos.
Para la construcción del cine contrataron los servicios del arquitecto Ramón Pérez Lozana, que acababa de hacer el Cine Capitol, en la calle Panaderos (después del Lafuente hizo el Roxy y el Carrión). Hay que subrayar que el Lafuente no era un cine de barrio, sino una iniciativa empresarial pensada para atraer espectadores de todo Valladolid, aunque terminó convirtiéndose en un cine de sesión doble y contínua. Los cambios en el consumo de cine producidos en los años 70 por la televisión, los video clubes y otros hábitos en las costumbres, hizo que el cine buscara nuevos rumbos: sala X, luego películas de calidad y autor sobre todo del cine español, implicación con la Seminci, etc. pero no debieron ser estímulos suficientes y terminó por cerrar en febrero de 2012, a pesar de los intentos de supervivencia por parte de su último propietario, el promotor madrileño Enrique Cerezo, que incluso cambió el nombre por el de Mantería-Renoir.
De antiguo viene esta calle que fue haciéndose en torno a la entonces ermita de San Andrés, separada de la ciudad histórica por una zona despoblada que se conoció como el Campillo de San Andrés. La ciudad fue creciendo y, sobre todo, con la llegada del ferrocarril y la construcción de los talleres del Norte, Mantería se convirtió en una calle colmatada de viviendas –infraviviendas en muchos casos que se construyeron a la carrera en los corrales de las casas preexistentes-. Aquello dio lugar a que Mantería fuera un barrio habitado por pequeños artesanos, obreros, jornaleros y gentes de otros oficios de baja consideración en el escalafón social, como por ejemplo, los aguadores.
Muestra de esto es que en ella nació la niña que se proclamó y agasajó como la primera criatura venida al mundo en Valladolid en el siglo XX: hija de un matrimonio considerado pobre nació a las 00:15 horas del 1 de enero de 1901 en el número 28, piso interior. Pero, a fuer de ser precisos, hay que decir que otros dos niños nacieron minutos antes que ella, mas no cumplían una condición exigida por el Ayuntamiento, que sus padres fueran un matrimonio legítimo. A esta mujer, Margarita Manuela Carbajosa Cubero, el Ayuntamiento le pagó el bautizo, la boda, le dio carrera y su primer empleo como maestra, e igualmente colocó a su padre en el Ayuntamiento.
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Otra referencia importante en la calle es la iglesia de San Andrés, antes ermita -siglo XII-, como ya se ha dicho, pasó a considerarse parroquia en el siglo XV. La construcción actual se remonta al XVIII y hay que añadir que alberga uno de los retablos más interesantes de Valladolid, de Pedro Correas, que por sus grandes proporciones está considerado uno de los llamados «Retablos gigantes» españoles, según señala el historiador de arte Javier Baladrón Alonso.
Si hay un personaje que haya pasado a formar de la historia reciente del barrio de San Andrés, ese es el cura Domicio Cuadrado, fallecido el 11 de marzo de 2023 a los 92 años, ejerció de párroco durante más de 50 años. En su tiempo formó parte de aquel numeroso grupo de curas críticos con la Dictadura e impulsó una acción pastoral atenta a la promoción de la solidaridad, construir una iglesia abierta, apoyar las causas más justa y cobijar en sus locales el nacimiento de la asociación vecinal del barrio. Una calle del barrio lleva su nombre.
Mantería conoció una importante mejora urbana cuando en 1987 se concluyó su peatonalización que, para no variar, contó con sus correspondientes detractores. Y en los últimos años ha tenido que adaptarse al cierre de las oficinas de Hacienda en la plaza de Madrid, y de la Seguridad Social en la calle Gamazo, lo que ha repercutido en una merma de la actividad comercial en todas las calles del entorno de ambos edificios.
No obstante la aparente modestia de la calle, lo cierto es que el cine Mantería-Renoir, por su concepto modernista, y otros diecisiete edificios, por variados motivos constructivos, tales como ladrillo, cornisas, rejería, etc. el Plan General de Ordenación Urbana los considera de cierto interés, por lo que los ha catalogado para que conserven, al menos, sus correspondientes fachadas.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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