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Diego Valentín Díaz, el pintor olvidado de Valladolid
Literarte

Diego Valentín Díaz, el pintor olvidado de Valladolid

Encarna a uno de los grandes exponentes pictóricos del manierismo en la ciudad, y su legado aún permanece vivo dentro y fuera de ella

Domingo, 1 de diciembre 2024, 08:41

El acervo popular vallisoletano trae a este reportaje uno de esos pintores casi olvidados por su escasa popularidad y las pocas manifestaciones culturales que remanen de los días de su apogeo. Sin embargo, no solo el propio Rubens afirmó que se trataba de uno de los grandes manieristas de Valladolid, sino que su fama alcanzó altas cotas durante el siglo XVI: se trata del pintor Diego Valentín Díaz.

La vida de Diego Valentín Díaz

  • 2 de marzo de 1586 . Nace en Valladolid y la ciudad se convierte en un centro crucial para su vida personal y profesional, en el contexto de la escuela de pintura castellana.

  • 1595-1600 . Desde joven, muestra inclinación por el arte y se forma bajo la influencia manierista, típica de finales del Renacimiento y temprana en el estilo barroco. Esto marca el inicio de una carrera enfocada en estilos clásicos.

  • 1610-1620 . Aunque se mantiene fiel a su formación manierista, su estilo comienza a integrar elementos barrocos, aunque no evoluciona profundamente en esta corriente. Su obra no muestra innovaciones estilísticas notables, pero destaca por su volumen y la aplicación de la técnica

  • 1635 . Realiza varias piezas religiosas, muy demandadas en el Valladolid de la época, donde muchas iglesias encargan retablos y escenas de carácter sagrado. Su estilo es considerado el prototipo de la tradición pictórica de Castilla

  • 1 de diciembre de 1660 . Muere en Valladolid. Su legado permanece como una representación de la pintura castellana barroca de mediados del siglo XVII.

'Ángel apareciéndosele a Marina de Escobar', cuadro atribuido a Diego Valentín.

Se casó en tres ocasiones, siendo bendecido con varios hijos que continuarían y mantendrían su legado. En general, la relación con sus esposas fue siempre estable, con ciertos altibajos, enviudando hasta en dos ocasiones. También tuvo gran relación con los familiares de sus esposas, con los que también hizo negocio el pintor vallisoletano.

En cuanto a sus relaciones laborales, el pintor también se asoció con los hermanos Francisco y Marcelo Martínez, en aras de poder cumplir con los plazos de presentación de varias de las obras. Recibió multitud de encargos que lo elevaron hasta el summum de la pintura en Valladolid durante el Siglo de Oro y vivió en la ciudad mientras en ella se comenzaba a plantear una nueva etapa, con las Cortes como protagonistas y Felipe III como gran rey de España.

Su obra fue tan codiciada que el propio Rubens tomó prestadas las figuras de los angelotes de su cuadro de la 'Sagrada Familia' para la confección de uno propio que nunca llegaría a encontrarse. Tan solo se conserva un grabado.

En particular, este cuadro, conservado en el Museo Nacional de Escultura, está dedicado a Santa Ana y estos ángeles protegen a los protagonistas del cuadro: San José y la Virgen María y San Joaquín y Santa Ana. Según los historiadores, este tema iconográfico representa el ambiente de la contrarreforma y la mayor parte de su lectura alude a cuestiones controversiales respecto a las ideas protestantes de la época.

Diego Valentín Díaz estuvo encargado de varios cuadros y retablos que aún hoy en día se conservan, aunque pocos son los que tienen acceso a ellos. Tuvo el infortunio de ser encarcelado durante varios días por una disputa entre el boticario Bartolomé López, su esposa y el pintor, quienes le reprochaban la mala venta de tafetanes. Fue condenado y salió de prisión bajo fianza.

'Virgen de la Prudencia', pintura perteneciente a la escuela de Diego Valentín Díaz.

Años después, viviría uno de los incidentes que cambiarían su vida para siempre, pues caería, con sesenta y dos años, del andamio en el que trabajaba para finalizar su pintura. Falleció doce años después y fue enterrado en la Iglesia del Dulce Nombre de María, donde había invertido gran parte del capital obtenido con su arduo trabajo. Sus alumnos, tan laureados como Gil de Mena o Bartolomé Santo, terminaron las obras que él dejó en barbecho.

Retrato de Gregorio Fernández.

Son pocas las representaciones de su figura, pero su legado ha permanecido activo desde el día en el que comenzó a trabajar sobre el manierismo en España. Este vallisoletano dio su vida por el arte y hoy es recordado por todos aquellos apasionados de la pintura que visitan Valladolid con intención de deleitarse con alguna de sus obras.

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Sobre la firma

León (1996). Graduado en Educación Primaria por la Universidad de León. Realizó el Máster en Arte, Literatura y Cultura Contemporánea en la Universidad Oberta de Catalunya. En Leonoticias desde 2023. Articulista de opinión. Responsable en Leonoticias de 'El Odonista' y 'Edificios Emblemáticos de León' y en El Norte de Castilla de 'LiterArte'.

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