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El Corte Inglés de la calle Constitución cerrará sus puertas definitivamente el próximo 28 de febrero a las 22:00 horas. Ese será el último día en el que los vallisoletanos podrán hacer sus compras o tomarse algo en la cafetería de la última planta ... de los grandes almacenes. José Antonio Lobato, director de comunicación de la cadena en Castilla y León, confirma que «salvo imprevistos» la idea es clausurar las instalaciones al finalizar esa jornada, última del periodo oficial de rebajas de invierno. No obstante, la empresa de distribución seguirá trabajando en el interior durante todo el mes de marzo para desmontar la tienda y dejar el espacio completamente despejado antes de que entre la nueva propiedad. El comprador plantea convertir el bloque en un centro multiusos, con tiendas de moda (probablemente Zara), un gimnasio, una zona reservada para alojamientos, restaurante y una terraza con piscina.
La compañía, que ocupa este inmueble de 18.000 metros cuadrados desde 1988, tras adquirir los activos de Galerías Preciados, que inauguró el centro comercial en 1974, no tiene previsto poner en marcha ningún proceso de liquidación especial para dar salida a los productos. Así, todo el género que ahora se expone en sus nueve plantas (dos de ellas en sendos sótanos), así como el mobiliario, se redistribuirá por el resto de la sedes con las que cuenta la firma tanto en la capital como en Arroyo de la Encomienda. Trabajadores del centro del Paseo de Zorrilla confirman que esa mudanza de mercancía ya se está produciendo desde hace semanas, aunque aún no de forma masiva, ya que la tienda de Constitución está operativa.
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«La idea es entregar las llaves a la nueva propiedad el 1 de abril», avanza Lobato. Paralelamente, la dirección de Recursos Humanos de la empresa ha comenzado los contactos con la plantilla. El responsable de comunicación subraya que El Corte Inglés mantiene su compromiso de garantizar el empleo a los 172 trabajadores propios que desempeñan su labor en las instalaciones del centro con reubicaciones las otras dependencias de Valladolid. Juan Bito, máximo responsable de Fasga, uno de los sindicatos como mayor representación en los grandes almacenes, señala que esta semana se ha celebrado una reunión con el comité de empresa en la que se les han insistido sobre esa garantía de recolocación. «Están haciendo entrevistas individuales para conocer las preferencias de cada trabajador sobre el centro en el que quieren reubicarse y el departamento; en una segunda ronda ya se concretará el destino de cada uno, cuando se analicen todas las peticiones», explica Bito, quien añade que también cabe la posibilidad de solicitar trasladó a otra plaza fuera de la provincia. Fasga se ha puesto a disposición de la plantilla para acompañarles en este proceso.
El Corte Inglés y la nueva propiedad del edificio acordaron, tras formalizar la venta del bloque, una prórroga de uso del edificio para aprovechar las tres campañas de venta más potentes del año -Blackfriday, Navidad y rebajas- antes de la clausura. Cumplidos estos periodos, llega la despedida.
En la Concejalía de Movilidad y Espacio Urbano, encargada de la tramitación de las licencias urbanísticas, aún no consta la entrada de ninguna documentación sobre el proyecto de reforma del inmueble, según asegura su titular, el edil Luis Vélez. En el Ayuntamiento conocen desde agosto el proceso de adquisición de los grandes almacenes tras la consultas que el promotor hizo al área de Planeamiento antes de la compra en la que se informó sobre las posibilidades de uso que caben en el inmueble. En principio, su idea de hacer un mix comercial-hostelero calza sin problemas en su calificación de terciario. El dueño también ha mantenido una reunión con el alcalde para exponerle su proyecto.
La nueva propiedad del edificio de El Corte Inglés de Constitución, la compañía local Conjunto Residencial Las Eras, trabaja ahora en dos frentes. Por un lado, en el diseño definitivo de la reforma del inmueble y, por otro, en los acuerdos con los futuros inquilinos que ocuparán este céntrico espacio con sus diferentes negocios en esa fórmula de mix comercial por la que apuesta el inversor. En el primer caso, el promotor ya cuenta con un proyecto arquitectónico, en el que se prevé un acristalamiento de la envolvente, si no completo, sí lo suficientemente llamativo para cambiar esa estética de hexágonos algo bunkerizada, característica que acompaña a muchas sedes de los grandes almacenes y que ha sido seña de este enclave desde su estreno en 1974. De momento, esas imágenes se guardan con celo a la espera de la preceptiva tramitación urbanística, que podría obligar a variar los planos en algún aspecto para dar cumplimiento a las prescripciones del PGOU. Esta operación ha sido bien acogida en sede municipal por lo que supone de reposición de la actividad en el corazón del casco histórico, ya que la apertura de tiendas, hospedaje y un negocio hostelero seguirá manteniendo vivo el edificio. La intención del dueño, con experiencia en reformas de grandes inmuebles –suyo es el imponente bloque de La Unión y el Fénix– es comenzar las obras de inmediato, una vez reciba la autorización municipal a su proyecto de reforma integral de la finca.
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