El Polígono de Argales, desde el viaducto de Daniel del Olmo que Jesús Julio Carnero apuesta por sustituir. Rodrigo Jiménez

Las claves de la operación Arco de Ladrillo y del paso que propone Carnero

Comenzar el trámite para una nueva conexión en Daniel del Olmo retrasaría la gran obra de la integración casi cuatro años

Antonio G. Encinas

Valladolid

Sábado, 25 de mayo 2024, 19:37

El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, planteó en el Consejo de Administración de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad la paralización de la obra, casi inmediata, de Arco de Ladrillo. Lo argumentó por la necesidad de reorganizar el tráfico que diariamente cruza la ciudad de sur a norte ... por ese punto, y los problemas que causaría para ello el mal estado del viaducto de Daniel del Olmo y el cierre de Labradores.

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Un proyecto casi a punto

Arco de Ladrillo está a falta de un par de informes de Adif para tener el proyecto constructivo casi a punto. A partir de ahí, comenzaría la licitación de la obra, que se estima en unos cuatro meses si no se complica demasiado con alegaciones, recursos y demás. Y estaría listo para ejecutarse. El plazo ordinario supondría que a primeros de 2025 las excavadoras podrían empezar a demoler el viaducto de Arco de Ladrillo. El tajo podría prolongarse en torno a 24 meses, aunque quedará mejor definido en el proyecto constructivo.

Un proyecto sin iniciar

El viaducto de Daniel del Olmo no lo ha tenido en cuenta nadie hasta este momento. Tampoco Adif, que en su informe de febrero incluyó una propuesta para la avenida de Zamora pero no para Daniel del Olmo. Meterlo ahora en el convenio de integración supondría, de entrada, un plazo de 3-4 meses para hacer la correspondiente adenda al convenio, con objeto y presupuesto aproximado para esta obra. En todo caso, debería tratarse de un paso bajo las vías para que Adif y Renfe se hicieran cargo de parte del coste. Si no es así, y lo que se busca es un nuevo viaducto, el Ayuntamiento sería el competente para ejecutarlo. En ese caso no necesita añadir nada al convenio, depende solo de él. La redacción del proyecto básico, la licitación del proyecto constructivo, la licitación de las obras y el propio tajo llevarían la reconstrucción del paso de Daniel del Olmo, como mínimo, a finales 2027. Y hasta ese momento no podría derribarse el de Arco de Ladrillo, ya que esta obra se plantea para poder reordenar el tráfico.

Qué hacemos con los 38.000 vehículos

El reciente fresado y asfaltado de la carretera de Madrid, una obra menor y relativamente rápida, ha provocado unos atascos considerables a determinadas horas del día en la zona de Arco de Ladrillo. Es una carretera «por la que circulan 38.000 vehículos diariamente», argumentó Jesús Julio Carnero. Aunque son números gruesos, un vistazo al detalle permite observar la dimensión del tráfico que se genera en este punto, el centro de un eje que conecta desde Zaratán hasta Laguna de Duero cruzando la avenida de Salamanca, el Paseo de Zorrilla, la VA-20 y la VA-30. Los aforos de tráfico promedio medidos en el mes de marzo indican que en el punto en que confluyen Arco de Ladrillo con Farnesio, en el inicio del paso elevado, pasan 18.191 vehículos en sentido centro y 15.122 en sentido salida. De los que salen, 3.500 hacen la raqueta de la Ciudad de la Comunicación para enfilar hacia Farnesio-Delicias. Eso teniendo en cuenta que el tráfico es mayor en días laborables y merma en los festivos.

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Toda esa circulación hay que desviarla. Es necesario un plan de movilidad especial para todo el tiempo que duren las obras. Y hay varias vías que surgen como solución a la redistribución del tráfico. Lo primero, las rondas. La exterior (VA-30) y la interior (VA-20). Por la exterior, según los datos que publicó el Ministerio de Transportes en el año 2021, pasan a diario 41.151 vehículos ligeros y 3.538 pesados. Por la interior, a la altura del polígono de San Cristóbal, se midieron 20.586 vehículos ligeros y 1.255 pesados de media. Son dos arterias, por tanto, que ya soportan bastante tráfico y que deberían absorber parte del que se dirige al centro a partir de la rotonda de San Agustín. Es decir, según los datos del Ayuntamiento, en torno a 14.000 vehículos.

Ahí entra en escena Daniel del Olmo, que conforma con Juan Carlos I otro posible eje de desvío del tráfico. Una línea que une el Paseo de Zorrilla, a través de Argales, con Delicias. Daniel del Olmo termina en otro viaducto sobre las vías que se encuentra en mal estado. Tan malo que se ha tenido que restringir el tráfico de vehículos pesados. En marzo cruzaron el paso elevado 7.480 vehículos de media, en sentido Argales, y 5.371 en sentido salida, de los que 2.112 cogieron el túnel que desemboca en el Paseo de Zorrilla en sentido Vallsur.

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Pero es mayor la circulación que soporta el Polígono. En el centro de ese eje, en el cruce con la avenida de El Norte de Castilla, aún en obras, se midieron 7.810 vehículos en sentido Paseo de Zorrilla y 6.595 en sentido contrario. Son 14.405 vehículos al día. A los que habría que sumar el incremento del tráfico derivado desde la carretera de Madrid.

Vehículos en la salida de la carretera de Madrid hacia la rotonda de San Agustín, el gran distribuidor de tráfico de esa zona. Rodrigo Jiménez

Es el último eje antes de acercarse demasiado a la futura obra de Arco de Ladrillo. A partir de ese punto solo quedan los desvíos hacia General Shelly o Farnesio.

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Labradores, a tiempo

Jesús Julio Carnero añadió otro problema para esta reordenación de tráfico, la obra del paso de Labradores, que está cerrado en sentido centro. En este caso los plazos juegan a favor. Labradores debería abrirse casi al mismo tiempo que empezarían a trabajar las máquinas en Arco de Ladrillo, hacia primeros de 2025. En todo caso, si no fuera así, podría demorarse un poco el inicio de la obra del viaducto hasta que se rematara Labradores. De ese modo también Farnesio serviría para enviar tráfico al centro, igual que Panaderos se utilizará para sacarlo.

Obras en Labradores, que permanecerá cerrado hasta finales de año. Rodrigo Jiménez

Hípica, otra alternativa

El paso previsto entre la Ciudad de la Comunicación y la calle Hípica tiene un plazo de ejecución mucho menor que el de Arco de Ladrillo y podría licitarse la obra y ejecutarse a tiempo para que, al menos, sirviera como desahogo del tráfico hacia el Paseo de Zorrilla. Eso sí, se trata de un paso de dos carriles, no excesivamente capaz, y tendría que licitar la obra cuanto antes para poder ejecutarla en cuando se declare inutilizada la vía de Ariza (a finales de 2024, según las previsiones).

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Dos obras imprescindibles

Tanto Arco de Ladrillo como Daniel del Olmo son dos pasos elevados agotados. Los continuos parches no han evitado que Arco de Ladrillo se encuentre en un estado de deterioro importante. El propio Jesús Julio Carnero admitía que, si se demora su demolición, habría que ejecutar obras de mantenimiento importantes para que funcionara estos casi 4 años de prórroga. Pero Daniel del Olmo tampoco está en condiciones de aguantar mucho más. Un nuevo paso sería una solución idónea, aunque se concrete después que el de Arco de Ladrillo y no antes, como busca el Ayuntamiento. La cuestión es que la construcción del subterráneo en Arco de Ladrillo daría por finiquitado el soterramiento mientras que Daniel del Olmo no. Y la lectura política que se deriva de ello hace que cada parte anteponga su opción.

Viaducto de Arco de Ladrillo. Rodrigo Jiménez

La paradoja de ampliar un convenio que no sirve para soterrar

Jesús Julio Carnero apuesta -lo hizo de nuevo en el inicio de la campaña europea, secundado por Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta- por el soterramiento. Una apuesta que pasa, obligatoriamente, por echar abajo el convenio de integración ferroviaria firmado por Adif, Renfe, Junta y Ayuntamiento en 2017 y sustituirlo por un convenio de soterramiento similar al de 2002 (pero actualizado a las necesidades actuales y futuras del mapa ferroviario de pasajeros). Con Adif, Renfe y el Ministerio de Transportes de Óscar Puente apostando por la integración, no hay posibilidad de retomar un nuevo convenio de soterramiento que, en todo caso, supondría comenzar un largo proceso de negociación, ya que el anterior no sirve porque las necesidades han aumentado considerablemente y es preciso soterrar al menos tres vías y no dos. Así las cosas, intentar añadir una conexión más al plan pasa por hacerlo a través de una adenda a ese convenio de integración del que Carnero reniega. Es la única forma de que pueda ejecutarse en un plazo razonable. El alcalde de Valladolid entiende que ese paso no sería incompatible con el soterramiento, ya que se encuentra a suficiente distancia de la estación. Llevarlo a cabo permitiría, además de reorganizar el tráfico, ganar tiempo y que no se ejecute la gran obra que sí determina, en cierto modo, el fin de las esperanzas de un soterramiento, la de Arco de Ladrillo. En ese lapso podría producirse, así lo reiteró en el inicio de campaña europea, el triunfo de Alberto Núñez Feijóo y un cambio de posición en el Ministerio de Transportes. Aunque la cuestión técnica, la de precisar al menos tres vías que abastezcan al futuro gran nudo de pasajeros que será Valladolid, seguirá plenamente vigente con cualquier color en el Gobierno, ya que la ciudad forma parte sí o sí de la Red Básica de Transporte Europeo de pasajeros y mercancías.

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