La idea de levantar un monumento al repoblador de Valladolid surgió en 1862, pero la estatua no fue inaugurada hasta diciembre de 1903. Rodrigo Ucero

Con bronce regalado y sillería de Campaspero, así es la azarosa historia de la estatua del conde Ansúrez

Hoy se cumplen 120 años de la inauguración del monumento en la Plaza Mayor. El último acto público de Alfredo Queipo de Llano como alcalde de Valladolid materializaba en 1903 un proyecto enquistado durante cuarenta años

Berta Muñoz Castro

Valladolid

Sábado, 30 de diciembre 2023, 00:05

«Como habíamos anunciado, hoy a las once y media de la mañana se inaugurarán las obras de los colectores del alcantarillado. Acto seguido, la comitiva se dirigirá a la Plaza Mayor, donde se descubrirá la estatua del conde Ansúrez. Por el mal estado del ... tiempo no se han repartido para estos actos invitaciones especiales. En celebración de los mismos, el Ayuntamiento distribuirá bonos a los pobres, valederos por un pan de un kilo de peso», publicaba el 30 de diciembre de 1903 El Norte de Castilla. Abro hilo:

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↓ Tal día como hoy, pero hace 120 años, se descubrió en la Plaza Mayor de Valladolid el monumento dedicado al repoblador de la ciudad, el Conde Pedro Ansúrez. Aunque El Norte de Castilla lo llevaba avanzando varios días, la crónica de la inauguración del bronce se publicó 1 de enero de 1904: «A pesar del frío que se dejaba sentir, todos los balcones de tan céntrico sitio se encontraban llenos de gente, entre la cual se veían preciosas señoritas», narraba el diario. «El señor alcalde Queipo de Llano cogió el cordón que se unía a una tela con los colores nacionales, la cual cubría por completo la estatua del conde Ansúrez, y apareció esta a la vista del público, aunque el acto se realizó con alguna dificultad debido a que la tela estaba empapada por la lluvia», añadía el decano de la prensa española.

Ilustración del monumento que publicó en portada El Norte de Castilla el 1 de enero de 1904.

↓ Multitud de «bombas y cohetes reales se dejaron oír en el espacio» mientras la banda de música del regimiento de Isabel II entonaba la Marcha Real. Fue el último acto oficial de Queipo de Llano como alcalde de Valladolid. Se materializaba así una propuesta que llevaba cuarenta años rondando por las comisiones de obras del Ayuntamiento de la ciudad y que había traído no pocos quebraderos de cabeza a las diferentes corporaciones municipales desde que en 1862 se barajara por primera vez la posibilidad de levantar un monumento al Conde Ansúrez en la plaza de San Miguel.

La Plaza Mayor, en obras, a los pocos meses de la colocación de la estatua. Archivo Municipal de Valladolid (Amva)

↓ El escultor madrileño Nicolás Fernández de la Oliva (1810-1887) fue el primero en presentar un proyecto para realizar la escultura. Era mayo de 1862. La idea de levantar un monumento al Conde Ansúrez de piedra caliza, mármol y bronce llegó a ser aprobada, pero nunca se llevó a cabo. Incluso, para sufragar los gastos, el Ayuntamiento hizo una suscripción popular, pero con lo recaudado únicamente se compró una piedra para el pedestal. Fernández de la Oliva, que impartía clases en la Escuela de Industrias, Artes y Oficios de Valladolid, no cejó en su empeño y pasados unos años presentó otros dos bocetos para la estatua, pero cambiando la ubicación original de la plaza de San Miguel a la Plaza Mayor. Estas propuestas tampoco vieron la luz. El escultor solo consiguió que se iniciara la construcción del pedestal y las reformas necesarias para acondicionar el ágora vallisoletano.

Vista de la Plaza Mayor tomada desde el edificio del Hotel Moderno a principios del siglo XX. Se observan las calles Pasión y Calixto Fernández de la Torre, al margen derecho la estatua del Conde Ansúrez. Amva

↓ El proceso revolucionario de septiembre de 1868 interrumpió los trabajos y, en lugar de una representación del Conde Ansúrez, a partir de aquel año se instaló en la Plaza Mayor de Valladolid el llamado Árbol de la Libertad y un monumento en honor a la República Democrática Federal.

Un jardín y una verja acotaban el monumento en 1915. Fototipia Thomas-Amva

↓ Con la Restauración Borbónica, a partir de 1875, las nuevas autoridades exigieron al Ayuntamiento que eliminara el homenaje republicano. Existe un expediente de 1877 donde se acuerda suprimir el obelisco de la Plaza Mayor asentado en el pedestal donde se debía colocar la estatua del repoblador de la ciudad. El concejal encargado del «ornato público», Lázaro Rodríguez, proponía su derribo alegando que «la permanencia del obelisco es ofensiva a la reconocida cultura de la capital de Castilla la Vieja (...) Grande es por consiguiente la tristeza que causa ver dicho obelisco y no pequeño el asombro que se apodera a de todos cuantos le ven».

Postal de la década de los años 20, con un quiosco, árboles y bancos en la plaza. Amva

↓ Desaparecido el obelisco, en el seno del Ayuntamiento surgieron otras propuestas para embellecer la Plaza Mayor. Los concejales Vicente Rueda Almazán e Hilario González propusieron en 1877 construir una fuente monumental abastecida con las aguas del Pisuerga en el centro del ágora y trasladar a la plazuela de Santa María o al lugar próximo al palacio que habitó el Conde Ansúrez el pedestal destinado a colocar la estatua. La idea tampoco prosperó.

expediente de 1877 donde se solicita la construcción de la fuente.

↓ Una década después, descartada la fuente, comenzaron las obras para levantar un pequeño jardín que rodearía la estatua. Un monumento que ya no podría llevar a cabo el perseverante Nicolás Fernández de la Oliva, que había fallecido en agosto de 1887 en su Madrid natal a los 76 años de edad.

Una postal de 1920, donde se observan palmeras en el jardín que rodeaba la estatua. Amva

↓ La idea de la estatua se retomó con fuerza en 1900. El escultor vallisoletano Aurelio Rodríguez Vicente Carretero ofreció al Ayuntamiento una propuesta muy austera que fue aceptada por la corporación municipal. Para abaratar costes, el propio Carretero propuso que la obra se llevara a cabo en invierno, aprovechando la temporada del plus, los meses en los que el Ayuntamiento contrataba a los jornaleros del campo que se quedaban sin trabajo terminada la siega y la vendimia.

Un vecino observa la estatua creada por Aurelio Rodríguez Vicente Carretero. Fototipia Thomas-Amva

↓ Aunque en el pleno del 4 de enero de 1901 se acordó la colocación de la estatua en la Plaza Mayor, el monumento no pudo ser inaugurado hasta finales de 1903 por los problemas en el suministro de bronce y la controversia en torno a la autoría del pedestal. Hubo debate acerca de si el pedestal y el bronce debían de ser realizados por el escultor o si se podían separar, como se hizo finalmente: Carretero realizó la escultura y bronces del pedestal y el arquitecto municipal Agapito Revilla diseñó el soporte de piedra.

Vista de la plaza Mayor con frondosos árboles y tráfico rodado en los años sesenta. Amva

↓ Para la realización de la estatua, el Ayuntamiento de Valladolid solicitó al Ministerio de la Guerra que cediera gratuitamente 350 kilos de bronce. Siguiendo las instrucciones de la reina regente María Cristina de Austria -madre de Alfonso XIII- se rechazó la petición alegando la escasez de existencias de bronce en los parques de Artillería. Ante esta contrariedad, en marzo de 1901, el propio escultor Carretero ofreció gratuitamente el cobre que tenía en su estudio para realizar la estatua.

Una grúa levanta la estatua del Conde Ansúrez para su restauración.

↓ El objetivo del Ayuntamiento era inaugurar el monumento durante las Ferias de septiembre de 1903, tal como se anunciaba en el programa, pero hubo que suspender el acontecimiento porque el pedestal no estaba terminado. La primera subasta para la construcción de la base de la estatua, publicada el 9 de marzo de 1903, había quedado desierta y tuvo que realizarse un segundo anuncio. El 15 de mayo de ese mismo año, las páginas del Boletín Oficial de la Provincia de Valladolid publicaban de nuevo la contratación de la obra del pedestal, que ascendía a 6.911pesetas .

Recibo del pago del pedestal a Martín Lago, en julio de 1903.

↓ La plataforma de la estatua se adjudicó al único pliego presentado, el de Martín Lago Pérez. El contratista debía de seguir a rajatabla las indicaciones del arquitecto Agapito y Revilla. En el pliego de condiciones se establecía que el pedestal se compondría de un macizo cimiento de mampostería ordinaria, una grada de planta cuadrada de tres peldaños de cantería de granito, rellena en el núcleo central de cantería apisonada de piedra de Villanubla, y cuerpo principal de sillería de Campaspero. Además, el contratista se comprometía a trasladar la estatua de los almacenes del Ayuntamiento y a colocar los bronces en el pedestal. Era el último escollo del proyecto, que finalmente se presentó a los vallisoletanos el último miércoles de 1903.

Foto de la estatua en la década de los ochenta.

El bronce ha abandonado la plaza de forma temporal en dos ocasiones. La primera, a principios de los años 70 del siglo pasado cuando arrancó la obra del aparcamiento subterráneo, inaugurado el 24 de octubre de 1972. La segunda, veinticinco años después, cuando durante el primer mandato de Francisco Javier León de la Riva, se construyó el segundo sótano del estacionamiento y se urbanizó una Plaza Mayor casi peatonal, una intervención que concluyó en diciembre de 1997.

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