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'Veni, vidi, vici'. Nunca nadie ha tardado menos en hacer historia en Valladolid. Apenas cinco horas, el tiempo que Michael Jackson pisó suelo vallisoletano, fueron suficientes para que el rey del pop se coronara en la capital del Pisuerga. Aterrizó, desplegó su espectáculo futurista por el escenario del estadio José Zorrilla, lloró y se esfumó. Literalmente. Ni siquiera esperó a que acabara el concierto. Pero la fugaz visita de la noche del sábado 6 de septiembre de 1997 ha sido inolvidable para muchos. Abro hilo:
↓ 20.000 personas disfrutaron del espectáculo de Michael Jackson en Valladolid en 1997. Había celebrado su 39 cumpleaños unos días antes, el 29 de agosto, con un concierto ante 50.000 seguidores en Dinamarca. No sabían entonces los cuatro millones y medio de fans que disfrutaron de los 82 conciertos de la gira 'HIStory World Tour', que sería la última que daría el artista de Gary (Indiana). Murió el 25 de junio de 2009 en Los Ángeles por una sobredosis de propofol y benzodiazepinas.
↓ El excéntrico Michael Jackson aterrizó a las 19:45 del 6 de septiembre de 1997 en el aeropuerto de Villanubla vestido de azul, con gorro y mascarilla negra. Venía justo de tiempo. Faltaban dos horas para que diera comienzo su único bolo de la maratoniana gira en España. La actuación de Barcelona, primero se pospuso y, finalmente, fue cancelada.
↓ No era un buen día para el cantante, esa misma mañana su íntima amiga la Princesa de Gales había recibido sepultura en la Abadía de Westminster. A ella le dedicó la primera canción del concierto de Valladolid, la balada instrumental 'Smile', un tema de Charles Chaplin versionado por MJ. En las pantallas del estadio Zorrilla, una imagen fija de Lady Di. La princesa y el cantante se conocieron durante la presentación de la gira 'Bad' que ofreció Jacko en Londres en 1988. «Creció una fuerte amistad entre la pareja, que mantenían largas conversaciones por teléfono durante altas horas de la madrugada», reveló después su guardaespaldas.
↓ La muerte de Diana Spencer fue un shock para Michael Jackson y sus fans lo sabían. Después de la cancelación de Barcelona, nadie tenía la seguridad de que finalmente actuara en Valladolid. Pero lo hizo. A las diez de la noche una nave aterrizó en el escenario del José Zorrilla. Dentro, el cantante embutido en un traje dorado diseñado por Gianni Versace, que se descosió durante el tema discotequero 'Wanna Be Startin' Somethin'.
↓ Soplaba el viento en el nuevo estadio y el cantante protegía continuamente con la mano el micrófono. Solo dijo tres palabras: «I love you». En tres ocasiones. Lo demás fue música. Aquel sábado, en la grada, Rafael Damián 'Damla', que acudió al concierto con su madre, su tía y un primo, estaba disfrutando «del mejor momento musical de mi vida». «Cuando oí la noticia por la radio, creí que estaba soñando. Mi madre me inculcó el amor por la música y por Michael Jackson. Tenía 18 años y con el poco dinero que ganaba compré las entradas», explica Rafael. «Pagué 14.000 pesetas por los dos (84 euros), pero hubiera pagado 50.000».
↓ «Solo me arrepiento de no haber metido una cámara de fotos. Tenía tanto miedo de que no me dejaran pasar, que no me arriesgué», se lamenta este amante de la música. «Para un cantante como yo -es vocalista de De Vinilo- fue lo máximo. Las pantallas en 3D, el tanque en el escenario, el sonido... Tengo amigos que dicen que no era él, pero si no era él, le faltó volar», reconoce. «Fue increíble. He estado en muchos conciertos (Depeche Mode, Rammstein, Bruce Springsteen) y como el de Michael Jackson no lo he visto, ni creo que le vea».
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↓ Fue en el ecuador del concierto, en el 'medley' de los Jackson 5, con una proyección de imágenes y recopilación de canciones, cuando Michael Jackson se emocionó y acabó llorando en Valladolid. Así lo aseguran las crónicas del día. «Puede que llorara. Fue el último concierto que dio en Europa en gira. Los jóvenes no se hacen a la idea de lo que era. Cuando empezaron los primeros compases de 'Billy Jean' yo también lloré», reconoce Rafa. «Aunque no te gustara Michael Jackson, solo por ver lo que hacía en el escenario merecía la pena. Y lo de Valladolid fue apoteósico».
↓ Fue una pena que solo se completara la mitad del aforo. Siempre se ha oído que, una vez comenzado el espectáculo, la organización había dejado entrar a la gente que estaba en los aledaños del estadio para hacer bulto. Incluso, en las redes sociales hay testimonios, con nombre y apellidos, que aseguran haber visto al rey del pop gratis en Valladolid. «Yo sí que pude ver cómo, cuando quedaban un par de canciones para acabar, abrieron las puertas que estaban cerca de mí», asegura Natalia Arroyo Merino, voluntaria de Cruz Roja el día de autos.
↓ «Cuando nos enteramos de que venía a Valladolid, todos queríamos ir, fue una revolución de voluntarios. La organización nos pidió que lleváramos botellas de oxígeno y mascarillas por si Michael Jackson las necesitaba. Al salir, la gente nos las pedía pensando que las había utilizado», rememora esta trabajadora sanitaria. «Fueron muchas horas de trabajo, había mucha tensión. Seríamos cincuenta o más voluntarios, vinieron de Tudela o Tordesillas porque solo los de Valladolid no dábamos a basto» explica Natalia, que recuerda cómo tuvieron que atender a un trabajador de seguridad que sufrió una lipotimia. «Disfruté poco, pero lo que vivimos ahí nos queda», asegura.
↓ «Cuando comenzó la venta de entradas todos pensábamos que íbamos a agotar en poco tiempo, pero enseguida vimos que no iba a ser así», recordaba en 2009, Alberto Gutiérrez, que en 1997 era el concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Valladolid. Las pérdidas por la organización del evento alcanzaron los 174 millones de pesetas –más del millón de euros–, de los que el Ayuntamiento cubrió el 40% y el resto, el patrocinador principal, Caja Duero. De aquel chasco, el Consistorio salió con la lección aprendida. Al año siguiente les ofrecieron la actuación de Elton John y dijeron que no. Para el Consistorio fue una mala experiencia, en cambio para los 20.000 privilegiados que disfrutaron del rey del pop en Valladolid, fue, es y será un día inolvidable.
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