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Estado actual de las excavaciones, ahora paralizadas, de la capilla de la calle Constitución. Rodrigo Jiménez
Los arqueólogos escanearán el subsuelo de Valladolid si los restos hallados no son de Hugh O'Donnell

Los arqueólogos escanearán el subsuelo de Valladolid si los restos hallados no son de Hugh O'Donnell

El Ayuntamiento busca fórmulas para «poner en valor» los restos y la historia la capilla de la calle Constitución y dejar «a la vista sus muros»

J. Sanz

Valladolid

Domingo, 21 de junio 2020, 10:06

La repercusión internacional de la búsqueda de la primigenia sala capitular del desaparecido Convento de San Francisco (siglo XIII), en cuyo interior descansan los restos de uno de los últimos reyes irlandeses que desafiaron a Inglaterra entre los siglos XVI y XVII, Hugh O'Donnell, 'el Rojo', anima al Ayuntamiento a barajar un «sinfín» de proyectos para continuar, por un lado, con las excavaciones si entre los restos rescatados hasta ahora (diecisiete esqueletos) no se encuentran los del citado héroe y, por otro, «poner en valor» los cimientos de la propia capilla en sí de la calle Constitución, en cuyos muros descansaron infinidad de nobles castellanos de la Corte de Felipe III e, incluso, Cristóbal Colón (desde su fallecimiento en 1506 hasta su traslado a Sevilla tres años después).

Tres de los últimos esqueletos hallados en la capilla. J. Sanz

Una cápsula del tiempo para futuras generaciones

Una de las iniciativas que baraja el Ayuntamiento para poner en valor los restos de la capilla de Las Maravillas pasa por enterrar allí, cuando concluya definitivamente la excavación y se decida la fórmula para conservar sus muros (suelo acristalado...), una cápsula del tiempo para futuras generaciones en la que se informaría del valor histórico de estos vestigios que, en cualquier caso, parecen haber estrechado lazos entre Irlanda y España a través de la historia común que llevó a uno de sus últimos reyes, Hugh O'Donnell', a ser enterrado en Valladolid.

Las excavaciones llevadas a cabo durante la última quincena de mayo consiguieron, según todos los indicios, localizar el perímetro y la entrada de la capilla de Las Maravillas, denominación que adquirió al transformarse en un recinto funerario. El problema es que más de la mitad de esta estancia de unos ochenta metros cuadrados es que buena parte de su superficie, si es que ha sobrevivido a las construcciones posteriores a la demolición del convento en 1836, se encuentra sepultada bajo los cimientos, algunos de hormigón, del inmueble que alberga las oficinas del Banco Santander. «Realizar una excavación en los huecos que han podido quedar libres bajo los cimientos –los planos sitúan algunos vanos entre los cimientos en la ubicación de la capilla– sería costosísimo sin saber realmente si puede haber algo o no», reconoce el arquitecto municipal Óscar Burón, promotor de la excavación, quien anticipa que lo que estudian ahora los arqueólogos es la posibilidad de «emplear una moderna técnica para escanear el subsuelo, una especie de TAC por ondas para mirar el espacio que ocuparía la capilla y determinar la viabilidad de proseguir allí con los trabajos.

A expensas del ADN

Todo ello, claro, a expensas del resultado de los estudios antropológicos, y de ADN si fuera necesario, de los restos humanos rescatados de la estancia. «Primero tenemos que averiguar si alguno de los esqueletos se corresponde con Hugh O'Donnell y, en caso negativo, la idea es intentar localizar su tumba en la parte que continúa oculta entre los cimientos que se encuentran bajo la sucursal –en el número 10 de la calle Constitución–», añade el arquitecto, quien apunta que «se trataría de emplear esta técnica para evitar llevar a cabo una excavación que resultaría innecesaria si no allí abajo no hay nada».

Los cimientos de «hormigón blindado» situados bajo la oficina bancaria invitan, no obstante, al optimismo. «Tienen la forma exacta de la capilla y es posible que la bordearan por motivos que desconocemos», explica Óscar Burón, quien incide en que «resultaría fundamental saber si los restos de la capilla están cubiertos de tierra, lo que podría significar que sus muros siguen ahí, o sí el hueco está vacío por las distintas construcciones posteriores a la demolición del convento».

«Es fundamental saber a través de esta técnica por ondas si allí abajo hay algo y merece la pena el esfuerzo de excavar allí»

El objetivo, en definitiva, pasa por comprobar «lo que hay allí debajo y si merece o no la pena picar». Pero continúen o no las excavaciones, lo cierto es que la intención municipal es «poner en valor» los restos ya descubiertos de la capilla, de un innegable valor histórico por sí misma (formaba parte de un convento que llegó a multiplicar por tres el espacio de la Plaza Mayor) y por sus ilustres inquilinos. Y para ello pretenden «ir más allá» de la mera colocación de una placa. «Estamos estudiando distintas posibilidades como dejar al descubierto los muros de la capilla –quizás con un suelo acristalado aprovechando la peatonalización de la calle– e, incluso, que pudieran ser visitables de alguna manera», apunta el arquitecto municipal antes de destacar que intentarán en cualquier caso que «una parte, al menos, sea visible al tratarse del primer vestigio localizado del Convento de San Francisco».

La excavación arqueológica, que concluyó el 3 de junio, logró descubrir los posibles muros de cierre oriental y occidental de la capilla, así como la base de su probable entrada. Allí, en dos niveles distintos de enterramientos, fueron localizados diecisiete restos humanos, en su mayoría completos, quince de varones y dos de mujeres, una de las cuales sujetaba en su mano un pequeño rosario de bronce. Dos de los ataúdes, además, estaban en un razonable buen estado, lo que puede facilitar la datación de los restos.

En el caso del rey irlandés, su identificación resultaría relativamente sencilla en caso de encontrarse sus restos, ya que está documentado que había perdido algunos dedos de los pies fruto de una congelación en los años previos a su muerte en Simancas, donde falleció en 1602 fruto de una infección cuando había acudido a la capital a pedir ayuda a Felipe IIIen su lucha contra los ingleses.

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