Así puedes conocer, ajustar, y modificar la presión de un neumático

Los neumáticos son el único elemento del vehículo que garantiza el contacto directo con la carretera o la superficie de circulación. Por lo tanto, es fundamental mantener correctamente estos componentes más allá de la preservación de su dibujo y otras características físicas.

Una vez elegido el tipo de neumáticos que más se adecue al vehículo, en función de factores como el clima, es fundamental supervisar que la presión en éstos sea la correcta; ya que no solo asegura comodidad durante la marcha, al proporcionar un desgaste uniforme del neumático, sino que también garantiza estabilidad al vehículo y seguridad en la frenada.

Tanto periódicamente como, de forma especial, antes de realizar un viaje largo, se debe comprobar la presión de las ruedas del coche. Sin embargo, es esencial medir este parámetro en frío y con el vehículo vacío. De acuerdo con Nacho, mecánico de 'Neumáticos Esgueva', «lo recomendable es comprobarlo cada mes o mes y medio, especialmente en los meses de invierno».

La mayoría de los vehículos especifican cuál es la presión óptima para sus neumáticos en un adhesivo que puede figurar tanto en el lateral de alguna de las puertas (generalmente, la del piloto) como en la tapa del depósito de combustible. En algunas marcas, además, esta información figura en el interior del vehículo, como en el parasol del copiloto.

En función de la carga transportada y de la velocidad, se deberá hinchar las ruedas con una u otra presión. Este detalle también figura en el adhesivo anteriormente mencionado. De esta forma, tres «muñecos» y una maleta indican la presión para carga ligera; mientras que cinco muñecos y tres maletas pueden indicar una carga pesada. Sin embargo, estas representaciones pueden variar dependiendo de las marcas y modelos; ya que algunos vehículos incorporan presiones específicas para conducciones más cómodas o con mayor ahorro de combustible, por ejemplo.

Por otro lado, los coches más modernos suelen contar con tecnología de control de la presión de neumático, conocida como «sistema de monitorización de la presión del neumático y llantas» (TPMS), por lo que estos vehículos suelen emitir avisos en caso de que la presión de las ruedas no sea la adecuada.

Además, es preciso recordar que los datos de la presión vienen en diferentes medidas, como bares (o kilos por centímetro cuadrado), kPa (kilopascales) o PSI (libras por pulgada cuadrada). Según la marca y modelo del vehículo, estas nomenclaturas pueden aparecer en distinto orden. Los manómetros —instrumentos que tienen como objetivo medir la presión o densidad del aire dentro de los neumáticos de un coche— suelen tener la medida en bares/kilos y PSI en el caso de España.

Para medir la presión de los neumáticos es necesario un manómetro, que se puede encontrar en cualquier estación de servicio y es muy fácil de usar. También puede ser adquirido, ya que se trata de un instrumento de medición relativamente asequible.

En primer lugar, es fundamental que el neumático esté frío, lo que significa que la medición debe realizarse antes de emprender viajes. Después de retirar el tapón de la rueda, se inserta el manómetro en el neumático, asegurándose de que la manguera esté correctamente colocada. La máquina mostrará la presión de cada rueda, lo que permite compararla con la recomendada por el fabricante del vehículo.

El valor del manómetro debe coincidir con el recomendado para el vehículo; si es más alto o más bajo, se debe ajustar para lograr la presión adecuada para circular. Se debe revisar la presión de todas las ruedas y, además, no está de más comprobar la presión del neumático de repuesto. Si es necesario, se puede usar un compresor para añadir más aire.

Tanto el exceso como la falta de presión en los neumáticos puede plantear diferentes problemas durante la conducción.

La presión de los neumáticos tiene un impacto directo en el consumo de combustible de un vehículo, ya que cuando los neumáticos están poco inflados, aumenta la resistencia a la rodadura, lo que hace que el motor tenga que trabajar más para mover el vehículo, incrementándose el consumo de combustible.

Según estimaciones, llevar una presión 1 o 2 bares por debajo de lo indicado puede suponer un gasto de un depósito de combustible adicional al año. Por otro lado, una presión excesivamente alta también aumenta el consumo, ya que disminuye la resistencia a la rodadura. Por todo ello, mantener la presión de los neumáticos a la recomendada por el fabricante es clave para optimizar el consumo de combustible.

La climatología es un factor muy importante para los neumáticos, ya que no solo influye la temperatura ambiental, sino también el calor provocado por la fricción de estos elementos con el pavimento, algo particularmente delicado durante los largos desplazamientos durante el verano.

El calor excesivo puede incrementar el deterioro de la estructura del neumático y acelerar el desgaste de la goma, especialmente en neumáticos con presiones bajas, dada su mínima capacidad de disipación de calor. Por ello, es recomendable comprobar la presión de los neumáticos antes de los largos desplazamientos durante el verano, verificando que ésta sea la adecuada.

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