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El Real Valladolid sacó un punto de su visita a Balaidos pero demostró una racanería e incapacidad en la segunda mitad realmente preocupante. En la primera parte, los de Sergio González incluso tuvieron minutos de dominio y control del balón, con ocasiones para haberse adelantado ... en el marcador, pero ciertamente el protagonista indiscutible de esos primeros cuarenta y cinco minutos fue un Masip extraordinario que desbarató las oportunidades de los vigueses. Pero tras el descanso todo cambió por completo. El Pucela de Sergio González se convirtió en un equipo vulgar, sin sentido, limitándose a defender de la manera más rácana, acumulando hombres, sin presión, sin capacidad alguna para intentar el más mínimo contragolpe, sin dar dos pases seguidos. Y a pesar de ello tuvo la fortuna de que el Celta no acertó a rematar, especialmente el disparo de Santi Mina en el 89 que se marchó fuera por muy poco. Un punto, que suma, pero un equipo que nada aportó al fútbol.
Celta de Vigo
Sergio Álvarez, Hugo Mallo, Aidoo, Araujo, Santi Mina, Lobotka (Beltrán, min. 64), Pape, Denis Suárez (Rafinha, min. 71) Sisto (Fernández, min. 81) y Iago Aspas.
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Real Valladolid
Masip, Moyano, Kiko Olivas, Salisu, Nacho, Hervías (Waldo,min. 62), Míchel (Alcaraz, min. 72), Joaquín, Plano (Pedro Porro, min. 75), Guardiola y Sandro.
Árbitro: Javier Alberola Rojas. Amonestó a Hugo Mallo, del Celta, y a Joaquín (conlleva sanción), Waldo y Guardiola, del Real Valladolid.
Incidencias: Estadio de Baladios. Terreno de juego en buenas condiciones pese a la lluvia caída en Vigo durante la semana y durante la segunda mitad.
Sergio González tan solo introdujo un cambio en el alineación blanquivioleta que perdió la pasada jornada ante el Sevilla. El técnico apostó por Joaquín, en lugar de Fede San Emeterio, en el doble pivote con Míchel en el centro del campo. Y es que el almeriense, que había cuajado unos buenos encuentros en esa posición, se lesionó ante el Mallorca y ha estado de baja hasta el partido de hoy, donde Sergio no ha dudado un minuto en devolverle al once inicial. Por su parte, Óscar García Junyent presentó un once titular eminentemente ofensivo, con Denis Suárez, Santi Mina, Sixto y Iago Aspas como hombres gol del conjunto celeste.
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Y comenzó el encuentro con un Real Valladolid dominador, entrando muy bien por la banda derecha, donde Hervías volvía a convertirse en una punta de lanza muy incómoda para los vigueses. Primero Guardiola y después el propio Hervías pusieron a prueba al guardameta Sergio Álvarez, en un primer cuarto de hora de más dominio blanquivioleta. Y es que Joaquín se mostraba muy firme en el centro del campo, con un Míchel activo que se apoyaba en Sandro y Guardiola para crear juego. Y cuando el Pucela más dominaba llegó una jugada que cambió el rumbo del encuentro en el cuarto de hora siguiente. Un enorme fallo de Salisu provocó el contragolpe de Aspas que afortunadamente Masip envió a corner. A continuación de nuevo Masip se convirtió en el salvador del equipo tras un disparo lejano de Sisto y en la siguiente acción, volvió a salvar al Pucela con una gran intervención a cabezazo de Hugo Mallo. Fueron tres minutos que pudieron sentenciar el encuentro y en los que Masip demostró ser un seguro bajo los palos.
A partir de la media hora, el partido se equilibró. Ninguno de los dos equipos quería sorpresas y las defensas impusieron su ley. En esta situación, el Pucela comenzó a estirarse pero sin el dominio del inicio de partido en parte porque la banda izquierda era un mero adorno, con un Plano fallón y poco participativo, y un Nacho que se ciudaba muy mucho del marcaje de Santi Mina y apenas se decidía a subir al ataque. Un nuevo error infantil de Salisu volvió a dejar solo a Aspas ante Masip, pero de nuevo el guardameta supo evitar el tanto del delantero gallego. Cuando estaba a punto de concluir la primera mitad, Guardiola volvió a probar fortuna desde el borde del área, pero su disparo se marchó fuera.
Prometía la segunda mitad, si ambos equipo se decidían a ir a por el partido, pero enseguida se pudo comprobar que al Real Valladolid le bastaba el 0-0 inicial. Salvo un remate de Salisu a los cuatro minutos de la reanudación, el resto fue una secuencia de patadones, pases sin sentido, pérdidas, sin profundidad, sin capacidad alguna para crear la más mínima acción de peligro, hundidos en su propia área, despejando sin sentido y con la suerte pegada a la espalda que evitó que el Celta lograse perforar la portería de Masip.
Los cambios solo aumentaron la empanada general del equipo. Sergio González señaló con las sustituciones que tocaba a rebato, que era el momento de echarse atrás, de dejar de pensar en los tres puntos y que era necesario defender el empate con uñas y dientes. Y así, dando la espalda por completo al fútbol e incluso defendiendo mal pero con la suerte de compañera, el Pucela se llevó un empate de Balaídos.
Santi Mina, en el minuto 89, dispuso de la mejor ocasión para abrir el marcador pero después de una excelente jugada envió el balón por la derecha de la portería de Masip. No fue el último susto, pero sí el más claro de los celestes que no supieron aprovechar.
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