El gol del Real Valladolid no está, pero tampoco se le espera

Porque no es solo que el acierto de cara a portería haya sido nulo en los últimos 270 minutos de juego (el último tanto lo firmó Sandro en el minuto 93 del choque ante el Mallorca que terminó 3-0), sino que el problema radica en que el equipo es incapaz de encontrar con cierta facilidad el camino hacia la portería. Cuatro tiros entre los tres palos del contrario sumando los choques frente al Alavés (3-0), el Sevilla (0-1) y el Celta de Vigo (0-0) se antojan insuficientes si lo que se quiere es que el equipo sume de tres en tres, algo que ha sido imposible en el último trío de citas ligueras.

En el desierto cualquier gota de agua parece un océano, pero el hecho de que el conjunto castellano puntuara ayer después de disparar dos veces a portería (el doble que en los anteriores encuentros) no debe ocultar que la plantilla blanquivioleta continúa atravesando por un problema mayúsculo en la faceta anotadora pese a los esfuerzos en verano por volver a traer a Enes Ünal y la llegada estelar de su compañero canario, que después de sus dos lesiones musculares parece no haber logrado encontrar de nuevo la chispa que demostró a principio de temporada.

Ayer en Vigo la producción ofensiva se limitó a un tiro lejano de Pablo Hervías y a otro también desde lejos, pero además flojo, de Sergi Guardiola. Esas fueron las únicas ocasiones en las que Sergio Álvarez tuvo algo de trabajo, pero tal vez la causa hay que buscarla bastante metros atrás, en la zona en la que el balón debe de coger mucha más velocidad y los Óscar Plano, Míchel o Toni Villa (que ayer no dispuso de minutos) han de buscar las zonas por las que poder hacer daño al rival ya sea buscando el toque sutil entre líneas o el balón en largo buscando la espalda de la defensa rival.

De ambas cosas adoleció ayer el Pucela, que sin Ünal sobre el césped pierde poderío aéreo y desaprovecha la aportación de Hervías desde el ala derecha, donde lleva dos partidos en los que en la primera media hora encuentra la línea de fondo cada vez que encara al lateral izquierdo rival.

Un Sudoku que Sergio no ha podido resolver hasta ahora. Ya le toca.