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No es el trozo de pan como ese que tomamos en las principales comidas del día, sino una especie de salado para acompañar momentos puntuales, encuentros familiares o el café de la tarde, tal y como se entiende en la cultura brasileña. El 'pão ... de queijo' (pan de queso) es una de las recetas típicas de Brasil con la que Ondina Da Silva (78 años) ha encandilado la tarde a sus cuatro nietos -Gabriela (10), Nicolás (9), Mario (5) y Guillermo (3)- en esta segunda semana de confinamiento en casa a consecuencia del coronavirus.
Organizados en la cocina y sin saber que hoy se celebra el día internacional del queso, se han repartido las tareas para aportar cada uno el ingrediente que se les ha asignado. Con la ayuda de Gracila Pérez, la hija de Ondina y madre de los cuatro niños, preparan la masa para empezar el espectáculo. Gabriela, la mayor, es la encargada de dar todos los detalles, como se puede ver en el vídeo que acompaña esta información, y sus hermanos hacen de pinches.
El 'pão de queso' es típico en el país carioca y se comparte, sobre todo, en momentos de reuniones, meriendas o encuentros especiales, como explica Ondina, que es una de los 3.864 brasileños que, según el INE, viven en Castilla y León.
Hace diez años se trasladó con su marido, Alejando Pérez, a Ávila. Tras la muerte de él, habita con su única hija, el marido de esta y sus cuatro nietos a los que enseña, entre otras cosas, a hablar portugués, y con los que comparte estos días de confinamiento. «Echa de menos a sus parientes más cercanos (es la octava de nueve hermanos, de los que solo viven dos), la comida o que se la entienda bien al cien por cien», explica Gracila. Y es que el idioma ha sido uno de los obstáculos con los que se encontró esta mujer al llegar a España pero ahora «ya se defiende», dice su hija. «Está bien, contenta con nosotros y se ha adaptado fenomenal».
Recetario para la cuarentena
Silvia G. Rojo
Andrea Díez
Sonia Andrino
Ondina conoció a su marido en Florianópolis (Brasil). Alejandro cruzó el charco a los 26 años, después de la Guerra Civil, junto a otros cuatro hermanos, y allí vivió hasta que en 2010 volvió a su Ávila natal para terminar sus últimos días junto a su única hija que, tres años antes, había venido a Salamanca a estudiar el doctorado. No hay un día en el que no le echen de menos pero estar rodeadas de tantos niños les alegran los momentos de tristeza y más en estos días de confinamiento en los que la organización ha tenido que ser mayor.
«Nos hemos adaptado bien -detalla Gracila-, está comprobado que los humanos nos hacemos con todo. Los primeros días fueron más complicados por la ruptura de la rutina, el no poder salir, la libertad que tienes de ir y venir y sacarles, pero luego te haces, te adaptas y buscas medios para crear un día a día lo más llevadero posible. Aún así, hay ratos de estrés, que necesitamos salir, como todos. Pero en general bien. No se lleva mal».
Dicen que la tarde del 'pão de queijo' quedará guardada en su recuerdo como una de las más divertidas del confinamiento, pero en una familia numerosa como esta, seguro que ha habido muchas más.
Cantidades 250 gramos de queso parmesano; cuatro huevos; 120 gramos de aceite de oliva; sal y 500 gramos de almidón.
Proceso de elaboración Primero se mezcla la leche con el aceite y se pone a calentar al fuego evitando que hierva. Mientras, el almidón se echa en un bol grande haciendo un hueco en el centro para verter, despacio, la leche y el aceite caliente. Echamos una cucharadita de sal y finalmente los huevos. Se mezcla todo muy bien hasta conseguir la masa con la que elaborar los panecillos que se hacen a mano, como si fueran bolas de masa. Después se mete al horno a 180 grados durante 30 minutos.
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