Ángel Marcos: «Me encantan el cocido, las lentejas o un buen asado»

El fotógrafo medinense manifiesta además su predilección por las croquetas o la cocina japonesa

Sábado, 16 de mayo 2020, 07:54

La pandemia ha dejado en el aire exposiciones y otros proyectos al fotógrafo medinense Ángel Marcos. Confinado en Valladolid, con la incertidumbre que nos golpea a todos, espera cuanto antes disfrutar de la buena mesa y de la mejor compañía. Gastrónomo ecléctico, disfruta tanto de ... los platos más tradicionales y del terruño como de la exótica cocina japonesa.

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–¿Una imagen vale más que cien palabras?

–No siempre, ya que las imágenes tienen un punto subjetivo y de manipulación importante. En estos tiempos prima lo visual sobre lo textual.

–¿También en la gastronomía?

–La puesta es escena siempre resulta importante.

–¿Qué tipo de cocina le gusta más?

–No pongo fronteras ni compartimentos estancos. Soy más de cocina tradicional, en especial de la nuestra. Me encanta un cocido, unas lentejas o un asado, pero también disfruto con la cocina japonesa. Distingo entre lo que es el comer diario y lo que supone hacerlo más por placer, ocio o cultura.

–Acaba el confinamiento, ¿qué capricho gastronómico tiene previsto para celebrarlo?

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–Unos buenos huevos en Casa Tino. O ir a comer a La Criolla o a Martín Quiroga. Tampoco estaría mal un lechazo en El Figón de Recoletos o la cocina total, pero basada en el producto, de Dámaso. Y el pincho de tortilla en el Postal. Son muchos.

–¿Cómo se le dan los fogones?

–Bien. Cocino y me encanta. No sé si me relaja, pero me gusta hacerlo. Mi cocina se basa en lo que tengo en el frigorífico en cada momento. Tengo mano para la improvisación. No empleo para nada los libros de recetas.

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–¿Qué platos le pirran?

–Me vuelven loco unas buenas croquetas. Disfruto con unas lentejas, unos huevos fritos, la tortilla española, la morcilla o un lechazo de esta tierra.

–Diséñeme una ruta gastronómica por Castilla y León.

–Empezaría por Rioseco, con unas ricas marinas. Visitaría Wamba, La Santa Espina y Urueña, donde me tomaría un torrezno. De ahí iría a comer a Lera, en Castroverde de Campos. No soy mucho de caza, pero tiene platos antológicos como la perdiz con berza, unas alubias con escabeche, los pichones o incluso un sensacional cocido. Tomaría algo de camino para acabar cenando en la Estrella del Bajo Carrión, en Villoldo.

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¿Cuál es su aperitivo favorito?

–Un buen torrezno puede con todo. También esa típica banderilla con medio huevo y atún me encanta. No me olvido tampoco de las croquetas o una buena tortilla. Si es al mediodía, como hay costumbre en mi pueblo, lo acompaño de un vino blanco o un clarete. Por la noche prefiero un buen tinto.

–¿Cómo es para usted la foto de la gastronomía de Castilla y León?

–Creo que en general se come bien. Opino que en algunos establecimientos hace falta dar un mejor trato al cliente. Hay excelente producto, buena cocina, grandes vinos y una magnífica relación calidad-precio, pero la atención en algunos casos no es todo lo correcta que debería ser. No hay siempre un buen servicio. Hago una crítica positiva, pues a mí me encanta mi tierra.

–¿Cuál es el producto estrella de la despensa regional?

–Tenemos una comunidad extensa y con productos muy variados. Si tengo que escoger uno, el lechazo. Todo el mundo que te visita viene a probarlo. No me olvido de la morcilla de Burgos.

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