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La subida del vino por los aranceles de Trump: 10 dólares más la botellaEl 2 de abril los anunció, el sábado 5 comenzó a aplicar la versión 'light' (10%) y desde este miércoles 9 el golpe adquiere toda ... su dimensión (20%), que ya han anticipado con duras caídas las Bolsas. Son los aranceles de Trump a todos los productos procedentes de la UE salvo los automóviles, a los que reserva el mayor castigo por cuanto continúan gravados con el 25%. Y es, por tanto, a lo que están sujetas desde ya las ventas de las empresas de la comunidad en Estados Unidos.
«En Castilla y León tenemos dos sectores que son muy estratégicos para nosotros, la automoción y el agroalimentario, que son los que más van a sufrir las consecuencias de los aranceles», analiza el presidente de la patronal CEOE en la región, Santiago Aparicio, que califica de «absurda» la guerra comercial iniciada por el magnate. «Sinceramente creo que se ha pegado un tiro en el pie y no ha medido», sentencia el líder de la patronal autonómica, que asegura que esta decisión «se le puede volver en contra con una recesión económica» que ya anticipan numerosos analistas.
Las palabras de Aparicio tienen su porqué en que prácticamente el 40% de las exportaciones que realizó Castilla y León a EE UU durante 2024 tuvieron que ver con el automóvil. Ahora bien, de los 247,6 millones de euros que sumaron, 228,1 eran ruedas. Michelin, con dos plantas en la comunidad –en Valladolid y en la localidad burgalesa de Aranda de Duero– sigue «analizando la situación», pero matiza que el grupo tiene 35 instalaciones de producción repartidas entre Canadá y Estados Unidos que permiten abastecer adecuadamente a esos territorios desde el terreno, sin pagar ningún impuesto adicional.
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«Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, Grupo Andrés contaba con que esto podía pasar y hemos ido tomando medidas correctoras», indica por su parte Guillermo Blanco, adjunto a la Dirección y responsable del Departamento de Internacional de esta compañía salmantina líder en la distribución de neumáticos en la Península Ibérica, que además tiene actividad en los cinco continentes. Aunque admite que «lógicamente» la nueva política comercial estadounidense se notará en su área, matiza que aún están «a la expectativa, para conocer el alcance y repercusión en la parte de negocio». Y destaca que desde hace años la empresa desarrolla «una estrategia internacional muy diversificada, abriendo constantemente nuevos mercados» (solo el año pasado despacharon 1,6 millones de pedidos en 57 países), por lo que confían en «poder compensar en gran medida las consecuencias que conllevan los aranceles».
En los grandes constructores con sede en la comunidad se espera que la incidencia de las tasas que penalizan la importación sea limitado, porque no exportan vehículos terminados al gigante norteamericano desde la región. La industria auxiliar, sin embargo, no solo surte de componentes a las factorías españolas, sino que sus piezas llegan a las de otros países europeos como Alemania, Francia e Italia que sí mandan sus coches al otro lado del Atlántico, por lo que en su caso el efecto nocivo sí podría ser más acentuado.
El segundo sector en importancia para el millar de empresas autonómicas que exportan a EE UU es la alimentación. En concreto, a eso corresponden 118,4 millones de euros de los 620,7 en total que salieron hacia allí desde Castilla y León durante el último ejercicio. Un grupo en el que se encuadra el vino, que tiene en Estados Unidos un lugar de referencia porque «se ha consolidado como el principal destino no europeo» para las firmas vitivinícolas, según la Junta.
La Consejería de Economía y Hacienda detalla que la comunidad exportó 232,6 millones de euros de este producto en 2024, el 38,15% más que en 2020. Y añade que de esa cantidad 31,24 millones correspondían a EEUU, lo que implica un incremento del 67,54% en los últimos cinco años. A esto han contribuido bodegas como Protos, para quien el país norteamericano es el segundo cliente más importante después de México. De ahí que el director general, Carlos Villar, asegure que «haremos lo posible para no perder un mercado tan importante para nosotros, en el que llevamos muchas décadas invirtiendo para tener una marca en USA consolidada como vino de calidad español».
El impacto que tendrán las nuevas tasas se aprecia a la perfección con un ejemplo. «Un crianza, que es de nuestros vinos más vendidos en USA, con los aranceles pasaría de 30 dólares a 40 de precio de venta al público en una tienda», 10 dólares más, apunta Villar, quien explica que «una subida de arancel del 20% supone una llegada al mercado de por lo menos el 33%». Precisamente por eso Protos está intentando suavizar ese incremento. «Todavía estamos hablando, negociando con nuestros importadores, pero la idea es que una parte del margen lo perdamos nosotros» y «otra parte el importador», de modo que «al cliente final se le suba también algo, pero no tanto como para perder el mercado», dice.
Aun así, es consciente de que «todos perderemos margen y las ventas algo se resentirán por la subida de precios». A estos perjuicios futuros hay que añadir los presentes, porque los pedidos han estado «parados hasta ver qué iba a pasar» y la cosa sigue sin estar clara. El director general de Bodegas Protos alerta de que «hay incertidumbre por la respuesta que dé Europa y como esta pueda influir en otra escalada de aranceles, por tanto necesitamos certidumbre a largo plazo para, sabiendo las nuevas reglas de juego, retomar el pulso del mercado». El triunfo de Trump en noviembre ya les llevó a anticipar envíos para mitigar el más que previsible encarecimiento de la factura, y «ahora tenemos alrededor de un 20% de stock en USA», remarca.
Bodegas Familiares Matarromera figura asimismo entre las que han adelantado «algunas operaciones», aunque «en general toda la industria ha sido muy cauta calculando los riesgos» porque durante meses se han vivido «momentos de gran incertidumbre», según apunta el director de Exportación, Manolo Pardo de Donlebun. Estados Unidos representa «aproximadamente un 18%» de las ventas al exterior de la compañía en términos de valor, pero más allá de las cifras «es importante porque se trata de un mercado donde nuestros vinos de gamas más altas como Matarromera (Ribera del Duero), CM Matarromera (Rioja) y Viña Caeira (Rías Baixas) son muy apreciados y conocidos», añade. Esto le lleva a abogar por afrontar el nuevo escenario «con estrategias sólidas para continuar respondiendo a la fidelidad de nuestros clientes estadounidenses, que tanto aprecio muestran por nuestros vinos y son nuestra mejor baza para gestionar esta situación».
En cuanto al importe que alcanzará cada botella, Pardo de Donlebun señala que «depende del precio en origen, que es sobre el que se aplica el arancel», y de «cómo se realice la repercusión en la cadena de suministro hasta el consumidor», puesto que además del productor intervienen el importador, el distribuidor y el establecimiento donde se comercializa. «En condiciones idóneas de gestión en toda la cadena repartiendo esfuerzos, el precio final podría incrementarse en torno a un 10%», calcula, y en ese planteamiento trabaja la bodega con el fin de que el consumidor lo note lo mínimo en su bolsillo sabiendo además que hay variaciones «según la franja de valor en la que se encuentre». «Es decir, vinos de gamas más altas sufrirán menos, ya que el cliente final de este producto busca una calidad muy específica y está dispuesto a pagar un poco más por seguir teniéndola», esgrime, a diferencia de lo que prevé que ocurra con los de escala media, los caldos sin alcohol o los aceites de oliva. Se trata de artículos que «se dirigen a un público más amplio», y por eso «es posible que el consumidor se plantee otras opciones que hagan caer el consumo y, por ende, nuestras exportaciones».
Y aprovecha para hacer una precisión. «Hay cierta confusión porque mucha gente piensa que son las empresas españolas las que pagan este arancel, pero no es así», recuerda el directivo, sino que «es el comprador en destino el que tiene que costear el arancel para poder sacar la mercancía del puerto». «Otra cosa es la estrategia que cada uno plantee», continúa, «para tomar algunas medidas junto con el importador y distribuidor para ayudar a paliar estos efectos en la medida de lo posible con el objetivo de hacer este sobrecoste más asequible» al usuario.
¿Se puede hacer algo más? «Hay que ver cómo va evolucionando la cuestión», sostiene el presidente de CEOE Castilla y León, que detecta en el Gobierno de la comunidad «una preocupación importante» que se ha plasmado en la aprobación de un paquete de ayudas a la internacionalización por 16,5 millones de euros. La propuesta de Santiago Aparicio pasa por procurar «vender en terceros países, ese es el camino», y por supuesto por «negociar y que este señor se dé cuenta de la barbaridad que ha hecho». «Ya hay voces en Estados Unidos, de su entorno, que están pidiendo que los aranceles desaparezcan, entre ellos Elon Musk», advierte.
En cuanto a la eventualidad de que una avalancha de productos que antes se vendían en EE UU inunden nuestros lineales, Aparicio reconoce que «es posible», pero no considera que haya que preocuparse. «Nosotros también vamos a intentar hacerlo», zanja. «Las empresas que venden en Estados Unidos en muchos casos van a buscar otros mercados que van a ser Europa fundamentalmente, el Sudeste Asiático y Latinoamérica, aparte de otros países como Canadá, Australia, Sudáfrica o el Norte de África. Eso va a ser normal», apostilla.
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